La Pascua de Nuestra Madre.

Lucas 1, 39-56.



Dios actúa, muchas veces al revés de los criterios comunes de los humanos.Dios se sirve de la personas humildes y de medios mirados en menos por el mundo. Esto lo digo porque ese fue el criterio usado con María: Ella siendo una mujer humilde pero grande en sus virtudes, virtudes no valoradas por los hombres, fue elegida para hacer, en Ella, grandes maravillas.María, tal vez, tomada poco en cuenta por la sociedad, fue la escogida por Dios para ser la Madre del Hijo del Hombre: Jesús.
En este caso, recurrimos al dicho evangélico nuestro: Dios en lo pequeño se manifiesta grande. Desde los humildes hace grandes maravillas. De ahí la necesidad, que para ser grande ante Dios debemos hacernos pequeños y pobres de espíritu."Los últimos serán los primeros".



Para rubricar lo dicho en párrafo anterior, recurramos al Cántico de María: "El Magnificat".
María en el Cántico anuncia la esperanza de que el Mesías esperado y que ella traería al mundo >
"destronará a los poderosos de sus tronos y enaltecerá a los humildes.Colmará de bienes a los hambrientos y despedirá a los ricos con las manos vacíasquí para explicarse lo dicho por María recurrimos al Documento Episcopal de Puebla:

"El "Magnificat"es espejo del alma de María . En este poema logra su culminación la espiritualidad de los pobres de Yahvé y el profetismo de la Antigua Alianza. Es el cántico que anuncia el nuevo Evangelio de Cristo; es el preludio del Sermón de la Montaña. Allí María se nos manifiesta vacía de sí misma y poniendo toda su confianza en la misericordia del Padre. En el "Magnificat" se manifiesta como modelo "para quienes no aceptan pasivamente las circunstancias de "alienación", como hoy se dice, sino que proclaman con Ella que Dios 'ensalza a los humildes' y, si es el caso, 'derribará a los potentados de sus tronos'"...(Puebla 297 y Juan Pablo II).


Es nuestra esperanza como creyentes y militantes de Iglesia, que tiene como base fundamental la fe. En realidad en todo compromiso y acción cristiana consciente nuestra está la fe.
Por nuestra fe tenemos la seguridad de que el mundo social se puede transformar.Tenemos fe que el hombre, por Dios, tiene el poder y la fuerza para cambiar y recrear el mundo. Por la fe, el hijo de Dios e hijo del mundo, sabe que puede ser agente transformador y hacerse responsable de este cambio y transformación de nuestro mundo.En verdad el "Magnificat" nos hace comprender que el Mesías prometido viene a dinamizar la búsqueda de la justicia. Todos los creyentes conscientes entran en esta ansia de justicia para la sociedad, especialmente para sus hermanos más pobres, que son de hecho,en la práctica títeres de los poderosos y de los políticos, que deciden todo por sí y ante sí.


En esta fiesta mariana debemos recuperar o acrecentar nuestra devoción al Virgen del Evangelio del"Magnificat".
La Virgen María es una principal cooperadora en el trabajo por el Reino.
Sigue a su Hijo Jesús en todo, comprometida en la causa de su Hijo, incluso en silencio, orando y 'guardando todas estas cosas en su corazón'. Así, también lo señala Puebla:
"Pablo VI señala la amplitud del servicio María con palabras que tienen un eco muy actual en nuestro continente: ella es "una mujer fuerte que conoció la pobreza y el sufrimiento, la huida y el exilio.: situaciones estas que no pueden escapar a la atención de quien quiere secundar con espíritu evangélico las energías liberadoras del hombre y de la sociedad. Se presentará María como mujer que con su acción favoreció la fe de la comunidad apostólica en Cristo y cuya función maternal se dilató, asumiendo sobre el Calvario dimensiones universales. (Jn.2, 1-12 y Marialis Cultus 37).



María es gran colaboradora en la misión de Jesús, tanto como los apóstoles, y mucho más cercana a ellos.
Las relaciones del hombre con Dios y de Dios con los hombres, esa relación de amor y la relación de colaboración, no se termina , no se acaba con la muerte: éste es el mensaje de la fiesta de la Asunción de la Virgen.Como nadie, Ella sigue colaborando con nosotros en la misión delegada por Jesús, en un trabajo por el Reino, por la justicia y la fraternidad.(Cfr. Puebla 289-291).


A veces tenemos una relación sólo piadosa con María.
María es una compañía en nuestra lucha y trabajo, impulsándonos a hacer el Reino, buscando la transformación de este mundo.La Virgen es nuestra Madre, pero no una Madre en la cual nos refugiamos y nos aferramos desesperados por la problemática que hay en el mundo.
No. María es la Madre que da confianza, esperanza y fuerza para luchar por un mundo nuevo y según la voluntad de Dios.
Ella es una ayuda para concebir una sociedad justa y fraterna, adelantando desde ya el Reino. (Cfr. Puebla 287-288).


Y en este mundo actual, María nos aclara la importancia de la mujer en el plan de salvación y construcción del Reino.También, como lo dice el Vaticano II, en "La luz de la Gente", es el Modelo a seguir de la acción de la Iglesia en el mundo de hoy.


Que recordando a María en su Asunción, Ella nos anime a cada uno, a la Iglesia: a nosotros, a hacer de cada día una asunción en nuestra vida personal y social. Amén.
Volver arriba