'Rosario del mar' y un programa de reinserción de presos La Basílica de San Pedro presentó dos proyectos sociales de cara al Jubileo

Trabajos para el Jubileo en la Piazza Pia
Trabajos para el Jubileo en la Piazza Pia

Con eje en la promoción de las personas refugiadas y privadas de libertad, la basílica papal tiene en marcha dos iniciativas para el año jubilar que tendrá por lema “Peregrinos de esperanza”. “Gratuidad, Justicia, perdón”; las tres palabras clave según el cardenal Gambetti

El material utilizado para los rosarios es la madera de las barcas de los inmigrantes que cruzaron el Mediterráneo para llegar a las costas italianas en busca de seguridad

De cara al Jubileo que en 2025 tendrá como lema “Peregrinos de esperanza”, la Basílica de San Pedro, por la que pasarán millones de visitantes de todo el mundo, presentó hoy dos iniciativas sociales de cara a la celebración y que son testimonio del pontificado del papa Francisco, con los detenidos y refugiados en el centro:  por un lado, los "Rosarios del mar", en colaboración con la Fundación Casa dello Spirito e delle Arti y un programa de reintegración para personas privadas de su libertad, en colaboración con la Asociación Seconda Chance.

Con eje al mismo tiempo en la reinserción y en la visibilización de uno de los temas que el Papa ha puesto en la agenda pública, el proyecto “Rosari del mare”, lanzado en septiembre de 2023, emplea a personas refugiadas en la producción de rosarios destinados a la compra de los peregrinos que llegan a la Basílica de San Pedro.

El material utilizado para los rosarios es la madera de las barcas de los inmigrantes que cruzaron el Mediterráneo para llegar a las costas italianas en busca de seguridad. Los rosarios son completados y ensamblados en la Fábrica de San Pedro por dos refugiados contratados por la cooperativa social Casa dello Spirito e delle Arti, y se entregan en las tiendas de la Basílica de San Pedro.

Las fases previas del trabajo se desarrollan en algunas instituciones penitenciarias de Milán, Monza y Roma. En la Ópera de Milán, dos personas desmontan los barcos y preparan la madera para las distintas partes ellos compondrán el rosario. Las cruces se hacen en la prisión de Monza y en la prisión de Rebibbia. Una pequeña parte del trabajo lo realizan también personas sin hogar en la Ópera Cardenal Ferrari de Milán. El primer rosario producido fue donado al Santo Padre. El producto de la venta de los rosarios apoya a los refugiados y a las personas detenidas.

Segunda oportunidad

El proyecto “Segunda Oportunidad”, en tanto, promueve la reinserción de los presos a la sociedad a través de actividades laboral. Gracias a la colaboración con la Asociación Seconda Chance, un preso de Rebibbia Nuovo Complesso ya trabaja desde hace algunos meses como electricista en actividades de mantenimiento ordinario de la Basílica, coordinado por la Fabbrica di San Pietro. Después de recientes conversaciones en las prisiones romanas de Rebibbia y Regina Coeli, otras figuras actualmente están en proceso de selección.

Además, también en colaboración con la asociación Seconda Chance, la Fabbrica di San Pietro también se ha unido al proyecto Mammagialla Sailin', que se está llevando a cabo en la prisión de Mammagialla en Viterbo, donde sastrería de alto nivel, en la que los sastres reclusos utilizan velas en desuso y telas nuevas para producir Bolsas personalizadas para clubes deportivos, organismos públicos y empresas. De hecho, la Fabbrica di San Pietro ha pidió a los sastres internos de Viterbo que llevaran bolsas para ofrecer a los visitantes en los puntos de venta de la Basílica.

Según planteó en conferencia de prensa este martes el cardenal Mauro Gambetti, responsable de la Basílica, el marco de estos proyectos sociales es el año Jubilar en el que resuenan tres palabras “Gratuidad, justicia, perdón”.

Gambetti y Parolin, en el Encuentro por la Fraternidad Humana
Gambetti y Parolin, en el Encuentro por la Fraternidad Humana Vatican Media

"Hay que promover la amistad social"

“Vivimos en un mundo que no nos dimos a nosotros mismos; nadie se hizo a si mismo, con su propio trabajo o con el propio ingenio.  Hay que promover la amistad social”, sostuvo Gambetti al plantear la importancia de la palabra Gratuidad.

Por otro lado, según el purpurado, “la tierra en la que vivimos es una tierra buena, una tierra dada, pero no sólo a mí. A todos. Por tanto, hay que reducir al máximo las desigualdades y desigualdades sociales, donde no se elimina por completo” y poner así en práctica la Justicia.

Por último, al desear “que sea un Jubileo de esperanza y de paz”, el cardenal aseveró que “el perdón es al mismo tiempo motor y combustible de la generosidad y la justicia” por lo que “es necesario ser pacificadores en el propio entorno, partiendo del ámbito familiar, practicando el perdón”.

Desde “Seconda Chance”, en tanto, Flavia Filippi, recordó cómo reciben “solicitudes continuas de presos, familiares, abogados, pero también de operadores penitenciarios que piden cursos de formación, hornos para pizza y herramientas de gimnasio, intentar mejorar las infraestructuras deportivas, organizar actividades deportivas, culturales, musicales”.

Arnoldo Mosca Mondadori, en tanto, planteó que con el proyecto de Rosarios del Mar “las cruces llegan de la prisión junto con las cuentas, siempre nacidas de esa madera, y en una habitación puesta a disposición de la Basílica de San Pedro para dos personas” que trabajan en el proyecto.

“Por otro lado intentamos, con este proyecto llamado “Metamorfosis”, para que muchos jóvenes, al recibir el rosario, puedan conocer el drama contemporáneo de los inmigrantes” al tiempo que se proporciona “trabajo en prisión, en las instituciones penitenciarias de Opera, Monza, Rebibbia y Secondigliano, donde se encuentran varios talleres de violín y carpintería, para subrayar la importancia del artículo 27 de la Constitución italiana, según el cual la pena debe tener como objetivo la reeducación de los condenados”, agregó.

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