El arzobispo de Guayaquil subraya que el Sínodo "nos está haciendo ver la riqueza de las comunidades cristianas" Cabrera: "La Carta que el Papa nos escribió a los neocardenales es un programa de vida"
“El anuncio de su creación como cardenal, la Carta del Papa a los nuevos Cardenales, la figura de la Iglesia misionera y el proceso sinodal”, son los temas al centro de la entrevista con monseñor Luis Gerardo Cabrera Herrera, arzobispo de Guayaquil, Ecuador, quien será creado cardenal en el consistorio que presidirá el Papa Francisco, el próximo 7 de diciembre
(Vatican News).-“Este nombramiento no se trataba de un honor, ni mucho menos de un reconocimiento a algún mérito mío, sino yo digo a la bondad, la cercanía, la confianza del Santo Padre”, lo dijo monseñor Luis Gerardo Cabrera Herrera, Arzobispo de Guayaquil, Ecuador, explicando la nueva misión al que ha sido llamado tras haber sido nombrado por el Papa Francisco para formar parte del Colegio Cardenalicio.
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Sobre el anuncio que realizó el Santo Padre el pasado domingo 6 de octubre, después de rezar la oración mariana del ángelus, en la cual dio a conocer que el próximo 7 de diciembre tendrá un consistorio para la creación de 21 nuevos cardenales, el Arzobispo de Guayaquil explicó que, para él fue una sorpresa enterarse que el Papa lo había elegido para formar parte del Colegio Cardenalicio.
“Con monseñor David de la Torre fuimos a Subiaco (localidad ubicada a 70 km de Roma, ndr), allí hay un convento franciscano antiguo. Y el domingo, luego de la Eucaristía nos fuimos a visitar otros espacios históricos y al regresar a Roma fue Monseñor David el que me anunció de que me habían nombrado cardenal. ¡No puede ser!, dije, inmediatamente la sorpresa y por qué no decirlo también cierto temor, de ser una palabra demasiado grande para mi persona. Lo que hice fue ir a la capilla en silencio y dije: ‘Señor si tú has querido aquí estoy para servirte’. Entonces, son esos sentimientos como de sorpresa, de temor y luego también de paz, porque al fin entendí inmediatamente que no se trataba de un honor, ni mucho menos un reconocimiento a algún mérito mío, sino yo digo la bondad, la cercanía, la confianza del Papa Francisco. Así lo interpreté y trato de vivirlo también con mucha serenidad”.
Tres actitudes que son un programa de vida
Y sobre la Carta que el Papa Francisco envió a los nuevos cardenales, en la que los invita a “encarnar” tres actitudes para el cardenalato, monseñor Luis Cabrera dijo que, “es una Carta preciosa, que la valoro muchísimo y que es una Carta programática, será un programa de vida que espero realizarlo de la mejor manera”.
“Con la mirada en alto es de invitación a mirar más allá de la Arquidiócesis de Guayaquil, más allá de Ecuador, y pensar en la Iglesia universal y descubrir cómo la fe se vive de diferentes maneras, de acuerdo con las culturas, con las tradiciones, la historia. Entonces, hay que mirar más allá y ensanchar el corazón para comenzar a amar también esa diversidad de formas que existen en la Iglesia… Luego, las manos juntas, la oración, de verdad que el Papa insiste mucho en eso que, nosotros primero oremos, esta es nuestra principal tarea, orar para que el Señor nos ilumine, nos inspire en ese servicio que ofrece a toda la Iglesia universal… Finalmente, me parece muy gráfico también con los pies desnudos, porque es así como uno siente las asperezas del dolor, el sufrimiento, de este pueblo que camina. Por eso, inmediatamente cuando leí me vino a la memoria lo del Buen Samaritano, esas cuatro actitudes maravillosas: la cercanía, la mirada, la compasión y la acción”.
Un llamado a vivir la universalidad de la Iglesia
Asimismo, el neo-cardenal ecuatoriano dijo que esta nueva misión es un llamado a vivir la unidad de la Iglesia en la universalidad, es decir, en ese intenso vínculo de comunión entre la Santa Sede y las Iglesias particulares extendidas por todo el mundo.
“Esa unidad entre las Iglesias y a la vez la diversidad de expresiones me parece maravilloso porque se armonizan perfectamente, aquí no se trata ni de fragmentar, ni tampoco de uniformar, me parece el gran ideal, pues que nació no ahora, sino que Pablo ya lo captó inmediatamente en un solo Espíritu, uno una sola fe, un solo bautismo y a la vez una diversidad de vocaciones, diversidad de carismas, diversidad de ministerios, encarnados en las culturas de todos los pueblos. Yo creo que no hay otra imagen mejor hasta ahora que la del mosaico, los mosaicos, aquí realmente me parecen formidables porque en la diversidad de colores que bien armonizados aparece la figura y la única figura que tendrá que resplandecer es la de Jesús, es la de Cristo, de tal manera que todo lo demás pasa a segundo plano. Por eso, me gusta también lo de la Carta, somos servidores, la diaconía, todos esos títulos honoríficos que a veces ponemos en primer plano olvidándonos que somos colaboradores de Jesús, siervos inútiles, como dice el Evangelio”.
Lo importante es ser una Iglesia misionera
Finalmente, como participante en la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, monseñor Luis Cabrera destacó que, este proceso sinodal que toda la Iglesia ha emprendido nos está haciendo ver la riqueza de las comunidades cristianas, pero también los nuevos desafíos que se presentan para el anuncio de la Buena Notica de Jesús.
“Hemos comenzado con los fundamentos de la misión, eso es lo más importante la misión de la Iglesia. Luego, los fundamentos de una Iglesia sinodal; después el tema de las relaciones, luego los procesos y ahora estamos en el tema de los lugares. Entonces, un lugar no tanto geográfico y jurídico, un lugar humano donde la persona es lo más importante, donde los grupos tienen mucho que aportar. Lógicamente hemos visto también que hay grandes desafíos, sobre todo, por la urbanización, cómo vivir eso en el mundo urbano que ya hace tiempo rompieron esos límites parroquiales, geográficos. Cómo vivir también en un mundo de migrantes, una movilidad humana tanto los que salen con los que llegan y también en la migración hemos visto dentro de la ciudad, cada vez las personas que no tienen una vivienda fija, todo el tiempo viven, por utilizar una comparación, viven al norte, otra vez al centro, otra vez al sur de la ciudad. Entonces, cómo crear espacios para que la comunidad pueda vivir su fe, de hecho, un tema que salió con mucha insistencia fue el tema de la pertenencia”.