"En esta asamblea hubo mucho espacio para el debate", afirma el purpurado suizo Cardenal Koch: “Un concilio tiene mucha más autoridad que un sínodo”
“Antes, los obispos que venían a Roma ya tenían preparado su voto, que debía enviarse por escrito. En este sínodo hubo mucho espacio para el debate, incluso en grupo, y también para expresarse libremente. Esto ayudó a crear otra atmósfera"
“La novedad de este sínodo fue que el pueblo invitado por el Papa era más numeroso y tenía derecho a voto”, señala Koch, de 73 años, quien, a propósito del documento final señal que “hay tantas preguntas abiertas en él que uno se pregunta cómo se podrán resolver en los próximos once meses”
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“El ambiente en el que se desarrolló el sínodo me pareció muy positivo. Hablamos con franqueza sobre las preguntas, dificultades y desafíos de la Iglesia hoy. De manera polémica, pero con un espíritu de escucha mutua y deseo de comprensión. Fue bueno no oponer inmediatamente los pros y los contras, sino intentar escucharnos intensamente unos a otros en un verdadero espíritu de sinodalidad”. Así se manifiesta el cardenal cardenal Kurt Koch sobre la primera fase del Sínodo sobre la sinodalidad, que se desarrolló en Roma a lo largo del pasado octubre.
El presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos reconoce que en esta asamblea sinodal “había un ambiente especial”, que especifica en dos razones: “Los sínodos anteriores se llevaron a cabo en el aula sinodal, donde la gente se sentaba una detrás de otra, como en una sala de conferencias universitaria, y miraba hacia las autoridades. Durante el actual sínodo, había mesas redondas en las que doce personas hablaron entre ellas. En segundo lugar, estaban obispos y cardenales, expertos y representantes de otras Iglesias, laicos y religiosos y religiosas. Esta fórmula permitió discutir de una manera diferente”, según señala en entrevista con Catch.ch
En este sentido, señala que “antes, los obispos que venían a Roma ya tenían preparado su voto, que debía enviarse por escrito. En este sínodo hubo mucho espacio para el debate, incluso en grupo, y también para expresarse libremente. Esto ayudó a crear otra atmósfera. A ello también contribuyó en gran medida la presencia de aquellos a quienes llamamos ‘no obispos’ y sus intervenciones. Considero que esta definición negativa no es satisfactoria, pero todavía no hemos encontrado una mejor”, apunta el purpurado suizo.
Las preguntas abiertas del documento final
“La novedad de este sínodo fue que el pueblo invitado por el Papa era más numeroso y tenía derecho a voto”, señala Koch, de 73 años, quien, a propósito del documento final señal que “hay tantas preguntas abiertas en él que uno se pregunta cómo se podrán resolver en los próximos once meses”, de cara a la segunda fase de este Sínodo, que se celebra también en Roma en octubre de 2024.
Preguntado sobre si un sínodo, cuyos temas parten de las Iglesias locales hacia Roma, no representa mejor a toda la Iglesia universal que un concilio, el cardenal Koch parece tenerlo claro. “No, no lo creo -afirma-. Porque un concilio tiene mucha más autoridad que un sínodo. Durante un concilio, todo el episcopado se reúne y puede, con el Papa, adoptar documentos importantes. En un sínodo, las conferencias episcopales están representadas por miembros individuales. Un sínodo también tiene carácter consultivo”.
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