"Encomendamos al querido pueblo de Ucrania, para que pronto encuentre de nuevo la paz" El Papa pide “un ‘pacto educativo’ capaz de unir a las familias, las escuelas y toda la sociedad”
"Una religiosa extraordinaria, santa Mary MacKillop (1842-1909), fundadora de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, que dedicó su vida a la formación intelectual y religiosa de los pobres en la Australia rural"
"La educación no consiste en llenar la cabeza de ideas, sino en acompañar y animar a los estudiantes en el camino de crecimiento humano y espiritual"
"Esta visión es plenamente actual hoy, cuando sentimos la necesidad de un 'pacto educativo' capaz de unir a las familias, las escuelas y toda la sociedad"
"Leí una vez: ‘El protagonista de la historia es el mendigo’, porque indican la gran injusticia de la pobreza en el mundo. No hay santidad sin la atención de los pobres y necesitados"
"Esta visión es plenamente actual hoy, cuando sentimos la necesidad de un 'pacto educativo' capaz de unir a las familias, las escuelas y toda la sociedad"
"Leí una vez: ‘El protagonista de la historia es el mendigo’, porque indican la gran injusticia de la pobreza en el mundo. No hay santidad sin la atención de los pobres y necesitados"
Es la última audiencia antes del parón del mes de julio y después del ingreso del Papa Francisco en el Gemelli, donde fue operado satisfactoriamente. Y, quizás por eso, a Bergoglio se le ve con ganas de tocar, palpar, animar y bendecir al ‘santo pueblo de Dios’, que le responde, como siempre, con abrazos, gritos, palmas y bendiciones.
En la catequesis, Francisco aborda la vida y el testimonio de Santa Mary MacKillop, como ejemplo de celo apostólico en Australia, donde evangelizó por medio de la educación y de la misericordia. Por eso, aseguró que “la educación no consiste en llenar la cabeza de ideas, sino en acompañar y animar a los estudiantes en el camino de crecimiento humano y espiritual”. Y aprovechó para pedir “un ‘pacto educativo’ capaz de unir a las familias, las escuelas y toda la sociedad”.
Texto íntegro de la catequesis papal
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días! Y gracias por venir, a pesar de este calor.
En esta serie de catequesis sobre el celo apostólico, estamos encontrando algunas figuras ejemplares de hombres y mujeres de todo tiempo y lugar, que han dado la vida por el Evangelio. Hoy vamos a Oceanía, un continente formado por muchísimas islas, grandes y pequeñas. La fe en Cristo, que tantos emigrantes europeos llevaron a esas tierras, echó raíces pronto y dio frutos abundantes (cfr Exhort. ap. postsin. Ecclesia in Oceania, 6). Entre ellos está una religiosa extraordinaria, santa Mary MacKillop (1842-1909), fundadora de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, que dedicó su vida a la formación intelectual y religiosa de los pobres en la Australia rural.
Mary MacKillop nació cerca de Melbourne de padres que emigraron a Australia desde Escocia. De niña, se sintió llamada por Dios a servirlo y testimoniarlo no solo con las palabras, sino sobre todo con una vida transformada por la presencia de Dios (cfr Evangelii gaudium, 259). Como María Magdalena, que fue la primera en encontrar a Jesús resucitado y fue enviada por Él a llevar el anuncio a los discípulos, Mary estaba convencida de ser ella también enviada a difundir la Buena Noticia y a atraer a otros al encuentro con el Dios viviente.
Leyendo con sabiduría los signos de los tiempos, entendió que para ella la mejor forma de hacerlo era a través de la educación de los jóvenes, siendo consciente de que la educación católica es una forma de evangelización. Una gran forma de evangelización. Así, si podemos decir que «cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 19), Mary MacKillop lo fue sobre todo a través de la fundación de escuelas.
Una característica esencial de su celo por el Evangelio consistía en cuidar de los pobres y los marginados. Y esto es muy importante. Los pobres son los protagonistas, para ser santos. Los pobres son la presencia del Señor. Leí una vez: ‘El protagonista de la historia es el mendigo’, porque indican la gran injusticia de la pobreza en el mundo. No hay santidad sin la atención de los pobres y necesitados. Esto la impulsaba a ir allí donde otros no querían o no podían ir. El 19 de marzo de 1866, fiesta de San José, abrió la primera escuela en un pequeño suburbio al sur de Australia. Le siguieron tantas otras que ella y sus hermanas fundaron en las comunidades rurales en Australia y Nueva Zelanda.
Mary MacKillop estaba convencida de que el fin de la educación es el desarrollo integral de la persona tanto como individuo que como miembro de la comunidad; y que esto requiere sabiduría, paciencia y caridad por parte de todo profesor. En efecto, la educación no consiste en llenar la cabeza de ideas, sino en acompañar y animar a los estudiantes en el camino de crecimiento humano y espiritual, mostrándoles cuánto la amistad con Jesús Resucitado dilata el corazón y hace la vida más humana. Esta visión es plenamente actual hoy, cuando sentimos la necesidad de un “pacto educativo” capaz de unir a las familias, las escuelas y toda la sociedad.
El celo de Mary MacKillop por la difusión del Evangelio entre los pobres la condujo también a emprender otras obras de caridad, empezando por la “Casa de la Providencia” abierta en Adelaide para acoger ancianos y niños abandonados. Mary tenía mucha fe en la Providencia de Dios: siempre confiaba que en cualquier situación Dios provee. Pero esto no le ahorraba las preocupaciones y las dificultades que derivan de su apostolado, y María tenía buenas razones: tenía que pagar las cuentas, tratar con los obispos y los sacerdotes locales, gestionar las escuelas y cuidar la formación profesional y espiritual de las hermanas; y, más tarde, los problemas de salud. Sin embargo, en todo esto, permanecía tranquila, llevando con paciencia la cruz que es parte integrante de la misión.
En una ocasión, en la fiesta de la Exaltación de la Cruz, Mary dijo a una de sus hermanas: “Hija mía, desde hace muchos años he aprendido a amar la Cruz”. No se rindió en los momentos de prueba y de oscuridad, cuando su alegría era amortiguada por la oposición y el rechazo. Todos los santos tuvieron oposición, incluso en el interior de la Iglesia. Permanecía convencida de que, también cuando el Señor le asignaba «pan de asedio y aguas de opresión» (Is 30,20), Él mismo respondería pronto a su grito y la rodearía con su gracia. Este era el secreto de su celo apostólico.
Hermanos y hermanas, el discipulado misionero de Santa Mary MacKillop, su respuesta creativa a las necesidades de la Iglesia de su tiempo, su compromiso por la formación integral de los jóvenes nos inspire hoy a todos nosotros, llamados a ser levadura del Evangelio en nuestras sociedades en rápida transformación. Su ejemplo y su intercesión sostengan el trabajo cotidiano de los padres, de los profesores, de los catequistas y de todos los educadores, por el bien de los jóvenes y por un futuro más humano y lleno de esperanza.
Saludo en español
Queridos hermanos y hermanas:
Dedicamos esta catequesis sobre el celo apostólico a una religiosa australiana, santa María MacKillop, fundadora de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón. Ella, como María Magdalena, se encontró con Jesús resucitado y se sintió impulsada a difundir a todos la Buena Noticia. Su celo apostólico la llevó a realizar numerosas obras de caridad, como la fundación de escuelas y hogares para los más necesitados, sobre todo en zonas rurales.
Podemos decir que el apostolado que realizó María MacKillop —basado principalmente en acompañar a las personas en su crecimiento humano y espiritual—, sigue siendo plenamente actual, ya que vemos la necesidad de un “pacto educativo” que una a las familias, a las escuelas y a toda la sociedad. Sabemos que esto no es nada fácil, también nuestra santa tuvo que afrontar diversos problemas y dificultades. Pero su testimonio de vida nos enseña a confiar en la Providencia de Dios y en la fuerza de la gracia, especialmente en los momentos de cruz y oscuridad.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos al Señor, por intercesión de santa María MacKillop y todos los santos y santas que se dedicaron a la educación, que sostenga el trabajo cotidiano de los padres y maestros, de los catequistas y formadores, por el bien de la juventud y en vistas a un futuro de paz y fraternidad. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.
Saludo en italiano
El domingo pasado, la Madre Elisa Martínez fue beatificada en el Santuario de Santa María de Leuca, que da nombre a la Congregación que fundó. Es hermoso y podemos hacer nuestro su propósito: "Ensanchar nuestro corazón para abrazar a todas las criaturas esparcidas por todos los rincones de la tierra, especialmente a los más necesitados y marginados". ¡Aplaudamos a la nueva Beata!
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua italiana. En particular, a los religiosos de la Congregación de la Resurrección, a los Hijos de Santa María Inmaculada, a las Hermanas Pastorcitas, a las Misioneras Siervas del Santísimo Sacramento, a las Pías Discípulas del Divino Maestro y a las Hermanas de la Caridad de Nuestra Señora del Buen y Perpetuo Socorro, que celebran sus respectivos Capítulos generales.
Me complace saludar a los fieles de la parroquia de Santa María de la Caridad, de la diócesis de Sorrento-Castellammare, y a los niños que participan en el proyecto "Amo el deporte", en Reggio Calabria.
Dirijo un pensamiento especial a los jóvenes, a los enfermos, a los ancianos y a los recién casados. Mañana celebraremos la solemnidad de los santos Pedro y Pablo: que el ejemplo y la protección de estos dos Apóstoles nos sostengan a cada uno en el seguimiento de Cristo. A su intercesión encomendamos al querido pueblo de Ucrania, para que pronto encuentre de nuevo la paz. Se sufre tanto en Ucrania. No lo olvidemos
A todos mi bendición.
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