Da gracias a Dios por la liberación del padre Pierluigi Macalli, secuestrado durante dos años en Níger El Papa pide la liberación de los pescadores detenidos en Libia e invita al diálogo para conseguir la paz en el país
"Los misioneros y misioneras, que siembran el Evangelio en el gran campo del mundo, son tejedores de fraternidad"
El Papa advierte de que "pagar los impuestos es un deber de los ciudadanos, así como cumplir las leyes justas del Estado"
Invita a “esforzarse con humildad y con valor, dando la propia contribución a la edificación de la civilización del amor, en la que reinan la justicia y la fraternidad”
"La fe empuja a dedicarse con generosidad, pagando personalmente, a la promoción y a la defensa de la dignidad humana"
"Que María Santísima nos ayude a todos a huir de cualquier hipocresía y a ser ciudadanos honestos y constructivos"
Invita a “esforzarse con humildad y con valor, dando la propia contribución a la edificación de la civilización del amor, en la que reinan la justicia y la fraternidad”
"La fe empuja a dedicarse con generosidad, pagando personalmente, a la promoción y a la defensa de la dignidad humana"
"Que María Santísima nos ayude a todos a huir de cualquier hipocresía y a ser ciudadanos honestos y constructivos"
"Que María Santísima nos ayude a todos a huir de cualquier hipocresía y a ser ciudadanos honestos y constructivos"
Tras el ángelus, en el que glosó el célebre pasaje evangélico de Dios y el César, el Papa Francisco advierte de que "pagar los impuestos es un deber de los ciudadanos, así como cumplir las leyes justas del Estado". En los saludos de después de la catequesis, Francisco recuerda a los misioneros, "tejedores de fraternidad", a gradece a Dios la liberación del Padre Macalli, tras dos años de secuestro en Níger, y pide la liberación de los pescadore sdetenidos en Libia, al tiempo que pide "paz y estabilidad para este país" a través del diálogo.
Las palabras del Papa en la oración del Ángelus (traducción no oficial)
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de este domingo (cfr. Mt 22,15-21) nos muestra a Jesús afrontando la hipocresía de sus adversarios. Ellos le hacen muchos cumplidos, pero a continuación le plantean una pregunta insidiosa para ponerlo en una situación difícil y desacreditarlo ante el pueblo.
Le preguntan: «¿Es lícito pagar tributo al César, o no?» (v. 17). En aquel tiempo, en Palestina, el dominio del imperio romano era mal tolerado, también por motivos religiosos. Eran invasores. Para la población, el culto al emperador, subrayado incluso por su imagen en las monedas, era una injuria al Dios de Israel. Los interlocutores de Jesús están convencidos de que no existen más respuestas a su pregunta: o “sí” o “no”. Pero Él conoce su malicia y se libra de la trampa. Les pide que le muestren la moneda del tributo, la toma en sus manos y pregunta de quién es la imagen impresa. Ellos responden que es del César, es decir, del emperador. Entonces Jesús replica: «Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios» (v. 21).
Con esta respuesta, Jesús se sitúa por encima de la polémica. Jesús siempre por encima. Por una parte, reconoce que se debe pagar el tributo al César, porque la imagen sobre la moneda es la suya; pero, sobre todo, recuerda que cada persona lleva en sí otra imagen, la de Dios, y por tanto es a Él, y solo a Él, a quien cada uno debe la propia existencia.
En esta sentencia de Jesús no solo se encuentra el criterio para la distinción entre la esfera política y la religiosa, sino que de ella también emergen orientaciones claras para la misión de los creyentes de todos los tiempos, incluidos nosotros hoy. Pagar los impuestos es un deber de los ciudadanos, así como cumplir las leyes justas del Estado. Al mismo tiempo, es necesario afirmar la primacía de Dios en la vida humana y en la historia, respetando el derecho de Dios sobre todo lo que le pertenece.
De aquí deriva la misión de la Iglesia y de los cristianos: hablar de Dios y testimoniarlo a los hombres y a las mujeres del propio tiempo. Cada uno, en virtud del Bautismo, está llamado a ser presencia viva en la sociedad, animándola con el Evangelio y con la savia vital del Espíritu Santo. Se trata de esforzarse con humildad y con valor, dando la propia contribución a la edificación de la civilización del amor, en la que reinan la justicia y la fraternidad.
Esta misión de los discípulos del Señor, en especial de los fieles laicos, ha de ser llevada a cabo con plena fidelidad a los valores espirituales y trascendentes, en comunión con los Pastores. La pertenencia a Cristo y el estilo de vida que se deriva de ella no aíslan al creyente del mundo; por el contrario, lo hacen protagonista de un servicio de amor en favor del bien común. El testimonio de los santos nos muestra que la fe empuja a dedicarse con generosidad, pagando personalmente, a la promoción y a la defensa de la dignidad humana, en la que está impresa la imagen de Dios.
Que María Santísima nos ayude a todos a huir de cualquier hipocresía y a ser ciudadanos honestos y constructivos. Y que nos sostenga a nosotros, discípulos de Cristo, en la misión de testimoniar que Dios es el centro y el sentido de la vida.
Palabras tras el ángelus (traducción propia)
Hoy celebramos la jornada misionera mundial de las misiones. Es bella la palabra tejedores. Todo cristiano es llamado a ser un tejedor de fraternidad. Lo son especialmente los misioneros y misioneras, que siembran el Evangelio en el gran campo del mundo. Recemos por ellos y apoyémosles.
Deseo dar gracia a Dios por la tan esperada liberación del padre Pierluigi Maccali, secuestrado durante dos años en le Níger. Nos alegramos también por los otros tres rehenes liberados. Rezamos por los secuestrados en varios lugares del mundo.
Palabras de apoyo a los pescadores detenidos durante más de un mes en Libia. Que pronto puedan volver a abrazar a sus familiares. Ha llegado la hora de detener cualquier forma de hostilidad, favoreciendo el diálogo que lleve a la paz y a la estabilidad del país. Recemos por los pescados y por Libia en silencio.
Un aplauso a la comunidad peruana, reunida aquí con el Señor de los Milagros.
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