Recorrió la planta por su propio pie, en un claro signo de recuperación El Papa, de visita en el ala oncológica del hospital donde se recupera
El Papa ha querido sumergirse de nuevo en una realidad que siempre le ha tocado el corazón de forma profunda y dura, la de la enfermedad que hace sufrir a los que no tienen edad para hacerlo
"Señor, ¿por qué sufren los niños?". La cuestión del misterio, sin respuesta, al igual que el misterio de la Trinidad y la Eucaristía no tienen respuesta
"No tengáis miedo de pedir, incluso de desafiar al Señor. ¿Por qué? Tal vez no llegue ninguna explicación, pero su mirada de Padre te dará la fuerza para seguir adelante.."
"No tengáis miedo de pedir, incluso de desafiar al Señor. ¿Por qué? Tal vez no llegue ninguna explicación, pero su mirada de Padre te dará la fuerza para seguir adelante.."
| Vatican News/RD
No descansa ni convaleciente. Al Papa Francisco le puede el celo del Señor y el bien de las almas, como se decía antes. Por eso, ayer visitaba en silla de ruedas una planta del hospital Gemelli, donde se recupera. Y esta tarde, ya sin silla de ruedas, el ala de oncología pediátrica, donde acarició a los niños y bendijos a sus padres y al personal sanitario. Claro síntoma de recuperacion que, quizás, lo lleve a volver a casa mañana mismo. O quizás el jueves, pero ya muy pronto.
El Papa ha paseado (de pie) entre los pequeños pacientes del Gemelli. El domingo visitó otra ala, pero necesitó la silla de ruedas. https://t.co/kJG2ZGdZlz
— Javier Martínez-Brocal (@javierMbrocal) July 13, 202
Caricias y la respuesta en unas tímidas sonrisas, en la manita en la cara para ocultar un atisbo de vergüenza, en el saludo mudo a una madre tras el cristal de una puerta cerrada. Así ha transcurrido parte de la tarde de hoy de Francisco, según ha informado la Oficina de Prensa del Vaticano. En la décima planta del Gemelli, la misma en la que se encuentra su estancia en el hospital, está en el ala D el Departamento de Oncología Pediátrica. Un breve paseo para entrar en un mundo de dolor en el que la alegría de los colores, de las paredes pintadas y de los juguetes apenas suaviza la superficie del nudo que atenaza el estómago de las madres y padres que pueblan ese piso, corazones que esperan mientras los cuerpos de sus hijos luchan.
Lo que atrajo a Francisco fue la música que salía del pabellón situado frente a la zona de su hospitalización. Para los niños del pabellón oncológico actuaron Ambrogio Sparagna y la Orchestra Popolare Italiana, que están de gira por "L'eco der core", un proyecto de 15 conciertos organizado por la Fondazione Musica per Roma en colaboración con Cáritas Capitolina. El concierto de hoy estaba previsto para las 16.30 horas en el Hospital Gemelli, no muy lejos de la habitación de Francesco. Nada más terminar el concierto, el Papa se asomó a la sala para saludar a los niños y padres que le han expresado su afecto en los últimos días.
El misterio sin respuesta
El Papa ha querido sumergirse de nuevo en una realidad que siempre le ha tocado el corazón de forma profunda y dura, la de la enfermedad que hace sufrir a los que no tienen edad para hacerlo. Lo recordó hace dos días en el Ángelus, asomado al balcón del hospital Gemelli con algunos de sus pequeños compañeros de hospital a su lado. Pero aún hace años, era el 29 de mayo de 2015, la capilla de la Casa Santa Marta había acogido por segunda vez (la primera había sido el 31 de mayo de 2013) a un grupo de niños con enfermedades graves, algunos de los cuales lamentablemente en el segundo encuentro ya no estaban.
"No tengas miedo de preguntar"
También en aquella ocasión la pregunta había resonado en los labios de Francisco: "Señor, ¿por qué sufren los niños?". La cuestión del misterio, sin respuesta, al igual que el misterio de la Trinidad y la Eucaristía no tienen respuesta. Pero si la pregunta escapa a una respuesta comprensible, siempre se puede pedir al cielo y rezar, aseguró Francisco: "No tengáis miedo de pedir, incluso de desafiar al Señor. ¿Por qué? Tal vez no llegue ninguna explicación, pero su mirada de Padre te dará la fuerza para seguir adelante... La única explicación que podrá darte será: "Mi Hijo también sufrió". Pero esa es la explicación. Lo más importante es el aspecto. Y tu fuerza está ahí: la mirada amorosa del Padre. Pero tú, que eres obispo -puedes hacer la pregunta-, que has estudiado tanta teología, ¿no tienes nada más que decirnos?' No... Sólo se puede entrar en el misterio si el Padre nos mira con amor.