(Vatican News).- El contexto actual de la crisis y la salvaguarda de la biodiversidad. Fueron estos los dos puntos centrales del seminario web sobre la diversidad biológica, inspirado en la Laudato si'.
En el evento participaron, entre otros, Jane Goodall, fundadora del Jane Goodall Institute y Mensajero de Paz de las Naciones Unidas, y el Cardenal Peter K. A. Turkson, Prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral.
El cardenal recordó el escenario actual sacudido por la crisis no sólo sanitaria y subrayó que la pandemia ha llevado a la economía mundial al colapso, ampliando aún más la brecha entre ricos y pobres. Por tanto, es necesario recalibrar los modelos de desarrollo "poniendo a los pobres en el centro".
Salud de la naturaleza y de la humanidad
El prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral evidenció también una correlación. La pandemia, dijo, nos alerta sobre el hecho de que "cuando la naturaleza está enferma, la humanidad también lo está". "Hay una relación íntima entre la salud de la naturaleza y la salud de la humanidad", dijo. "La salud de la humanidad, añadió el cardenal Turkson, depende de la salud de la naturaleza". "Si la naturaleza está enferma por la contaminación o la destrucción causada por el hombre, la humanidad también sufre".
La biodiversidad es un don en peligro
La biodiversidad es una creación de Dios. En la Biblia es reconocida como parte activa de la grandeza del Señor. En la Doctrina Social de la Iglesia, es reconocida como la obra continua de la creación de Dios, como un don sagrado de Dios. "Cada criatura tiene un valor intrínseco y un valor". Toda criatura, explicó el cardenal Turkson, "es una manifestación de la gloria de Dios". Pero hoy hay una destrucción devastadora de los "dones de la creación". Cada año, recordó el cardenal, asistimos a "la desaparición de miles de especies vegetales y animales".
Reparar la deuda ecológica
El cardenal Turkson se refirió asimismo a una deuda que sigue creciendo. Es lo que llamó "deuda ecológica": el coste de los daños causados por la explotación humana de la naturaleza, dijo, es mucho mayor que los beneficios económicos derivados. ¿Cómo podremos pagar alguna vez nuestra deuda ecológica? - preguntó el purpurado. Ante esta cuestión crucial, la humanidad no puede permanecer indiferente: "es nuestro deber", subrayó el cardenal Turkson, "salvaguardar la biodiversidad en la Tierra".
Llamada a una conversión ecológica
"Proteger la biodiversidad es ante todo una tarea humana". Todos estamos llamados, observó el Prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, a una conversión ecológica. Esto requiere un cambio de mentalidad y de perspectiva: debemos pasar de un deseo de control y de dominio a un encuentro con la creación, acogiendo todos sus dones. Debemos pasar "de una mirada depredadora a una mirada contemplativa y amorosa".
Respetar a los pueblos indígenas
"Los pueblos indígenas son custodios fundamentales de la biodiversidad". Debemos respetar y proteger a estos pueblos y su forma de vida si queremos proteger el mundo. La familia humana, señaló el cardenal Turkson, puede aprender mucho sobre el cuidado de la biodiversidad prestando atención a cómo nuestros hermanos y hermanas indígenas, ven el mundo y viven en relación con la creación, dijo el cardenal.
Es hora de actuar
No se puede no escuchar el grito de la tierra. Debemos actuar juntos, dijo el cardenal Turkson, para que "no haya más pérdida de biodiversidad" y se restauren los ecosistemas degradados. Estamos llamados, concluyó, a adoptar una perspectiva ecológica integral para reorientar las economías y las políticas de manera que se respete la dignidad de la persona humana y la integridad de la creación.
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