Obituario de Josep Miquel Bausset, hermano en la Abadía de Montserrat Adiós a Hilari Raguer: monje, biblista e historiador. Un hombre bueno
El P. Hilari estudió en Barcelona en la escuela Blanquerna, un centro docente mixto y muy avanzado, que, como él reconocía años más tarde, le “marcó profundamente”
Republicano e independentista, el P. Hilari era muy crítico con el general Franco, “el peor personaje de la historia”, ya que alargó innecesariamente la guerra
Como escribió Joaquim Nadal (Avui, 20 de agosto de 2018), "Raguer se hizo historiador, cansado del adoctrinamiento del libro de bachillerato de historia de España de los primeros años cuarenta"
Como escribió Joaquim Nadal (Avui, 20 de agosto de 2018), "Raguer se hizo historiador, cansado del adoctrinamiento del libro de bachillerato de historia de España de los primeros años cuarenta"
Ha muerto el P. Hilari Raguer, monje de Montserrat, un hombre bueno y con una fina ironía y un reconocido especialista de la guerra civil.
Nacido en Madrid el 11 de agosto de 1928, debido a que su padre trabajaba en esta ciudad, al poco tiempo ya vino a vivir a Cataluña. El P. Hilari estudió en Barcelona en la escuela Blanquerna, un centro docente mixto y muy avanzado, que, como él reconocía años más tarde, le “marcó profundamente”.
El P. Hilari estudió Derecho en “una universidad militarizada” y perteneció al grupo antifranquista “Torras i Bages”. Entró en Montserrat en 1954, hizo la profesión simple un año después y la solemne en 1958 y fue ordenado presbítero en 1960. Por su trayectoria como historiador, con trabajos sobre Carrasco i Formigera, el general Batet o la Unió Democràtica de Catalunya, el P. Hilari Raguer recibió la Cruz de Sant Jordi en 2014 y la Medalla de Honor de la Universitat de Barcelona en 2016.
Con su libro “Ser independentista no és cap pecat” (Ser independentista no es ningún pecado), el P. Hilari exponía su visión de una Cataluña independiente. Como decía el P. Hilari, “en general la sociedad catalana ha sido independentista desde el 12 de septiembre de 1714” y como reconocería después de octubre de 2017, “la novedad del “procés” son dos cosas: primera, que hemos perdido el miedo de decir que somos independentistas, y segunda es que lo vemos factible”.
Como manifestaba el P. Hilari, “una Cataluña independiente no gusta al Vaticano, pero negociarán”, de la misma manera que el Vaticano negoció con los políticos de los países sudamericanos que se independizaron del estado español. El P. Hilari tenía la confianza legítima “que en un término más corto que largo Cataluña será independiente”, cosa que no ha podido ver. Republicano e independentista, el P. Hilari era muy crítico con el general Franco, “el peor personaje de la historia”, ya que alargó innecesariamente la guerra “con el único objetivo de machacar al bando republicano”.
Unos días antes del 11 de septiembre, le propuse que hiciese él la homilía de la misa que organiza cada año la Lliga Espiritual de la Mare de Déu de Montserrat en la Diada Nacional de Cataluña, pero el P. Hilari ya se encontraba con pocas fuerzas y declinó mi invitación. Hablando con él le vi, a pesar de todo, animado, diciéndome que si podía bajaría a concelebrar la misa ese día. Pero tampoco pudo ser.
Como escribió Joaquim Nadal (Avui, 20 de agosto de 2018), “Raguer se hizo historiador, cansado del adoctrinamiento del libro de bachillerato de historia de España de los primeros años cuarenta, de un españolismo doctrinario y tronado, y después de degustar unas lecturas de Historia de Cataluña de Ferran Soldevila”. Por eso Joaquim Nadal definía al P. Hilari Raguer como “un monje sabio”.
El P. Raguer ha sido un escritor prolijo, con libros, entre otros, como La pólvora y el incienso, La independencia ya ha comenzado, Tres catalanes de la tercera España, Para comprender y vivir los salmos, Réquiem por la cristiandad, Cararsco i Formiguera, Divendres de passió, Lectio Divina o El General Batet.
Crítico con una parte del episcopado español, decía que algunos obispos “hasta hace poco, aparte de españoles eran franquistas”, y por eso le dolía que la Conferencia Episcopal Española no hubiese pedido perdón por su participación en el franquismo, apoyando el régimen de Franco.
El P. Hilari decidió hacerse monje “en la cárcel de Montjuïc, bajo un proceso sumarísimo”. Como decía él mismo, “hablar de Montserrat es hablar de la historia contemporánea de Cataluña”. Por lo que se refiere a su ingreso en Montserrat, el P. Hilari decía: “A mí me gustó desde el inicio la vida monástica. Además, personalmente, para mí, estar en Montserrat tiene un componente cultural y nacional importantísimo. Es un símbolo de país”. Con realismo reconocía que “los monjes no somos ángeles, somos personas que necesitamos más cosas que la vida monástica y Montserrat nos lo ofrece. Música, cultura, pensamiento, comunidad”. Trabajador intelectual y manual, el P. Hilari, además de sus libros sobre la guerra civil o los salmos, también barría los largos pasillos del monasterio y servía las comidas en el refectorio o hacía de lector, siempre que les tocaba.
Interesado por la conservación del planeta, el P. Hilari reconocía, con pesimismo, que “en la lucha contra el cambio climático no se ha fracasado, simplemente porque no nos hemos puesto nunca. Si no funcionan ni las Naciones Unidas... que habían de garantizar la paz”.
Con realismo reconocía que “los monjes no somos ángeles, somos personas que necesitamos más cosas que la vida monástica y Montserrat nos lo ofrece. Música, cultura, pensamiento, comunidad”
De una gran sencillez en el trato y a la vez con una gran cultura, el P. Hilari creía que “el humanismo nos puede enseñar no a predicar sino a debatir, al margen de la fe de quien habla o escucha”.
Sus artículos, tan interesantes, en Religión Digital, no dejaban indiferentes a nadie. Su forma de escribir y de expresar lo que pensaba, hacía del P. Hilari un escritor apasionado y a la vez, riguroso con lo que decía.
Hombre de un humor inteligente, con una gran lucidez y con una conversación agradable y muy interesante, doctor en Derecho y licenciado en Teología Bíblica, el P. Hilari Raguer ha sido un hombre de una gran cultura y a la vez ha sido también un monje sencillo y humilde, fiel a la oración y al servicio que le era asignado.