La consagrada de la Fraternidad Misionera Verbum Dei pronunció la segunda conferencia de la mañana del jueves María Concepción Tzintzún: "Sin el amor, los dones espirituales no tienen ningún valor"
"Desempeñemos nuestros carismas diversos en comunión" afirma la misionera del Verbun Dei en las jornadas del ITVR
“El cuerpo necesita de cada miembro, porque, de hecho, no todos pueden ser apóstoles, profetas, maestros, taumaturgos, curar, hablar lenguas, interpretar; esto hace ver que la Iglesia necesita la diversidad”
| ITVR
“El Resucitado es quien congrega a la comunidad cristiana y es quien sostiene la comunión y la fraternidad”. Con estas palabras comenzó su intervención en la 53º Semana para Institutos de Vida Consagrada la profesora María Concepción Tzintzún Cruz, perteneciente a la fraternidad Misionera Verbum Dei.
Así, bajo el título “Diversidad de miembros: un solo cuerpo, un carisma superior”, la experta recordó desde el inicio a la figura de Pablo de Tarso, quien “aun sin haber conocido a Jesús histórico directamente, fue encontrado por él, resucitado”. “En este encuentro, Pablo fue transformado en constructor de comunión y de fraternidad, a tal punto que fue capaz de ir organizando comunidades en las que era muy marcada la diversidad, pero en las que sus miembros iban aprendiendo a vivir en una comunión tan profunda que era comparable a la que viven los miembros de un cuerpo”.
Y a renglón seguido, Tzintzún presentó el corpus de su ponencia: la clave dada por Pablo a los corintios, “y que continúa siendo clave para nosotros”, y que no es otra que “desempeñar nuestros carismas diversos en comunión, viviendo el camino excelente del amor que nunca pasará y haciendo de él nuestro estilo de vida”. “Todas estas características del amor personificado no están de moda ahora ni lo estaban en el tiempo que Pablo escribió la primera carta a los corintios, por eso andar por el camino más excelente del amor supone una opción libre de adquirirlo como estilo de vida para siempre”.
Las Iglesias domésticas en Corinto
Entrando en el dibujo de la realidad de la comunidad de Corinto caracterizada por una diversidad muy marcada entre sus miembros, la consagrada advirtió que precisamente a esta comunidad “es a quien Pablo acompaña para comprender la profundidad de los vínculos de comunión que les hagan vivir fraternalmente”. “¿Tiene algún parecido con la realidad que vivimos hoy en nuestras comunidades?”, formuló seguidamente.
“El cuerpo necesita de cada miembro”, respondió. “porque, de hecho, no todos pueden ser apóstoles, profetas, maestros, taumaturgos, curar, hablar lenguas, interpretar; esto hace ver que la Iglesia necesita la diversidad”. “La comparación del cuerpo sugiere la idea de la mutua asistencia entre los miembros, pues sin colaboración recíproca e interés por ayudarse no puede haber unidad en el cuerpo”, recalcaba.
El camino excelente del amor
“El camino excelente del amor, como forma de vida, es la realidad a la que están subordinados todos los carismas de los diversos miembros del cuerpo de Cristo para la edificación del mismo”, concluyó Tzintzún tras desentrañar el capítulo 13 de la primera epístola de Pablo a los Corintios. “Esta es la identidad de la Iglesia que el Espíritu Santo nos está impulsando a vivir actualmente con mucha fuerza en nuestras pequeñas comunidades, en nuestras familias religiosas, en nuestras iglesias locales y en nuestra Iglesia universal”.
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