"Es el de siempre": Fue la frase breve más escuchada en una celebración entrañable El Rector Mayor de los salesianos celebra, ya como cardenal, una misa en su pueblo natal

Cardenal Ángel Fernández Artime
Cardenal Ángel Fernández Artime

Don Ángel Fernández Artime celebró, en la festividad de Todos los Santos, esta primera misa cardenalicia para el pueblo de Luanco (Asturias). Un día histórico para la localidad

Desde su ordenación sacerdotal, en 1987, los vecinos de Luanco y otros pueblos de alrededor estaban acostumbrados a participar en las misas celebradas por Ángel

En la homilía, Ángel dio las gracias por poder estar en esta solemnidad en su pueblo, en la iglesia donde fue bautizado, donde se indicó y fue creciendo en la fe haciendo alusión a su familia y a sus raíces

"Yo soy el de siempre, el chavalín de Luanco (sonrisas) y esta llamada que me ha hecho el Papa la entiendo como una oportunidad para servir, para ayudar en lo que sea posible y que me pida"

(Salesianos.info).- Después de la celebración de la festividad de Todos los Santos en la Iglesia Parroquial de Santa María de Luanco (Asturias), los titulares de la prensa de Asturias fueron elocuentes:

“El pueblo de Luanco celebra el día de Todos los Santos más especial porque el Cardenal Ángel Fernández Artime, Nautla de la villa, oficia la primera misa cardenalicia de la historia el concejo”. “Luanco se enorgullece de su vecino purpurado”. “Baño de masas del cardenal Ángel Fernández Artime en su reencuentro con Luanco”. “Lo más cerca que Luanco podía estar de Roma”. “Es un día histórico, de los que marcan un antes y un después”. “Este hecho supone un antes y un después para Luanco”.

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Algo habitual

Desde su ordenación sacerdotal, en 1987, los vecinos de Luanco y otros pueblos de alrededor estaban acostumbrados a participar en las misas celebradas por Ángel. En esta ocasión fue algo muy especial. En la fachada de la torre de la Iglesia de Santa María de Luanco lucía la bandera del Vaticano con el escudo del nuevo Cardenal.

A las 12 de la mañana repicaban las campanas que anunciaban la celebración de la primera misa como Cardenal en su pueblo natal, donde lo esperaban decenas de feligreses y vecinos, también el alcalde y algunos concejales. El templo abarrotado se quedó pequeño. Una celebración entrañable, con la gente de siempre, de casa, en familia.

Recibido, como siempre, en su casa

Al inicio de la eucaristía el párroco, José Antonio Alonso, dirigió unas palabras “te recibimos viendo que eres el mismo de siempre, pero ahora con una mirada de Dios diferente, que ha querido poner sobre tus hombros una nueva responsabilidad; estamos alegres por esa disponibilidad tuya. Rezamos para que el Santo Padre, pueda apoyarse en ti para las tareas que crea conveniente”. A  lo que Ángel respondió “quiero agradecer el estar desde siempre muy bien acogido, y te prometo que, aunque tener un cardenal en la parroquia puede resultar un tanto incómodo (sonrisas), yo te prometo que siempre tendrás la ayuda de un cura que viene a su casa, con su gente, para ayudar a tu lado y estar disponible para lo que me pidas”.

Oportunidad para servir

Ya en la homilía, Ángel dio las gracias por poder estar en esta solemnidad en su pueblo, en la iglesia donde fue bautizado, donde se indicó y fue creciendo en la fe haciendo alusión a su familia y a sus raíces. También explicó los elementos de su escudo: el Buen Pastor, María y el ancla, en referencia a su pueblo marinero, además de salesiano.

Al explicar que es un cardenal, dijo “la gente en el mundo ve esto y el llevar estos distintivos como un honor. Jesús no entendía de honores, entendía de servir, de estar cerca de los más pobres, de los descartados… Yo soy el de siempre, el chavalín de Luanco (sonrisas) y esta llamada que me ha hecho el Papa la entiendo como una oportunidad para servir, para ayudar en lo que sea posible y que me pida; de otro modo, e otro tipo de cosa que no va conmigo, y el Papa lo sabe muy bien… os recuerdo que tenemos que seguir pidiendo al Señor para que siga asistiendo al Papa.”

Hizo luego referencia a los santos del altar, de su unión al Señor, de su mediación, pero también de los santos de la puerta de al lado. Y ya al final “os amenazo con que volveré(sonrisas), aunque ya no me veréis de rojo, pero volveré, porque las raíces son muy importantes para dar armonía y vida a las personas”.

Muestras de cariño

Tras la celebración la cercanía todos, difícil salida del templo, y ya en la plaza de la iglesia, alegría y muestras de cariño, saludos y más saludos, felicitaciones, abrazos y fotos con todos. Ciertamente ha sido un día muy importante para el pueblo, la gente estaba alegre y orgullosa de “su cardenal”.

Todo son elogios: “es muy cercano, en ningún momento se le ha subido el ego”, “es un hombre que conocemos desde pequeñín, ha sido muy emocionante”, “esperemos que vuelva, al menos una vez al año. Como siempre, le acogeremos con los brazos abiertos”, “le queremos muchísimo, es un encanto de hombre. Siempre ha estado aquí para nosotros, cuando viene se interesa mucho por todo el pueblo”. La frase breve más escuchada: “es el de siempre”.

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