Dios sube al cielo

¡Feliz lunes! La música coral inglesa tiene un especial encanto y también una fuerza muy destacada. El compositor de hoy, no especialmente conocido fuera de las islas (tampoco es un desconocido) es un especialista en crear grandes momentos.

Hablo de Gerald Finzi (1901-1956), compositor británico nacido en Londres. Durante tu vida destacó como un gran activista que veía a los artistas como verdaderos representantes de nuestra civilización. Su padre se dedicaba al negocio de los barcos y Finzi estudió con Farrar en 1914. Por consejo de Adrian Boult empezó a estudiar contrapunto con Morris en Londres y entre 1930 y 1933 enseñó composición en la prestigiosa Royal Academy of Music. Fundó los Newbury String Players, formado principalmente por músicos aficionados. De ellos él era el compositor principal, puesto que no era ni pianista ni cantante. Tras su muerte se supo que tenía una biblioteca con música de entre 1740 y 1780, considerada la mejor de su época.
Escuchemos su motete God is gone up, op 27 n.º 2. Este himno, anthem en inglés, fue compuesto en 1951 para el servicio religioso del día de santa Cecilia que iba a tener lugar en la iglesia del Santo Sepulcro de Holborn. Es un bello canto de alabanza que, como las de su maestro Bairstow, se encarga de explotar de una forma especial los registros del órgano, que se mezcla sabiamente con las voces de una forma muy inspirada. Dicho texto está tomado del poeta puritano Edward Taylor. Una verdadera maravilla.
La interpretación es de Stanford Chamber Chorale.