Magnificat
¡Feliz sábado! ¡Qué mejor que el magnificat para estos días navideños! Es lo que le respondió María a su prima Isabel cuando fue a visitarla y comprobar que ambas estaban embarazadas por la gracia de Dios, preparándose para dar a luz a dos grandes entre los grandes.
No me suena que haya aparecido por aquí antes Johannes Galliculus (h. 1490-h. 1520), compositor alemán del que no se conoce dónde nació. Es probable que fuese el mismo Johannes Hennel de Dresde que se matriculó en la universidad de Leipzig en 1505. Publicó un libro pedagógico sobre el contrapunto, con unas reglas expuestas de forma clara y concisa, que fue todo un éxito. Pronto se hizo músico de la Iglesia protestante, componiendo obras religiosas en latín, con algunos ejemplos incorporando el alemán. Su estilo es básicamente conservador, pero muestra varios retazos innovadores. El cantus firmi es tratado de diversas formas, a veces combinado con la imitación. Los modelos usados tienden a ser alemanes en vez de romanos.
Escuchemos su Magnificat quinti toni, que es una composición a cuatro voces. Siguiendo la más tradicional fórmula alemana, Galliculus se las arregla para insertar villancicos populares dentro del discurso polifónica, de forma que están integrados como si del propio magníficat se tratase. El canto llano de este se va alternando en las distintas voces mientras las demás cantan esos villancicos en una suerte de composición politextual. Con solo entonar el canto, las voces se ven abocadas a los villancicos, creando una bella obra, muy peculiar, por cierto.
La partitura de la composición puede descargarse aquí (página 17).
La interpretación es de estudiantes de la Schola Cantorum de Basilea.