Vi el agua fluyendo
¡Feliz miércoles! Necesitamos agua, por lo menos en ciertas partes de España, y necesitamos que fluya abundantemente. En este caso, el agua de la que hablaremos hoy es el agua asperjada sobre nosotros en tiempo pascual. Disfrutemos de un gran maestro español.
De vez en cuando viene por aquí Tomás Luis de Victoria (h. 1548-1611), compositor español nacido el Ávila. A pesar de lo conocida que es su música, su vida es un poco rompecabezas, con muy pocos datos realmente documentados. Parece ser que ni siquiera se sabe cómo era su aspecto, hasta el punto de ser confundido hasta con Palestrina, maestros que fueron amigos en Roma. El musicólogo Michael Noone nos dice de él: «Victoria no solo fue español, sino que fue un hombre con horizontes cosmopolitas. Es muy difícil ubicarle: está entre países, entre mundos. Es un seglar que se hace sacerdote. Un abulense que se hace romano para morir madrileño. Un renacentista a caballo con el barroco. Y todo eso es fascinante. ¿Y por qué ha decidido hacer sólo música religiosa? También hizo de órgano, aunque apenas queda una nota para tocar».
De este gran maestro vamos a escuchar su motete Vidi aquam, a cuatro voces. Es una composición para el tiempo pascual que fue publicada en 1592, que se cantaba en el momento de la aspersión del agua bendita. La pieza está en un libro que nuestro maestro dedicó al rey Felipe II. Debido a esa ubicación en la Pascua, la composición consta de los correspondientes aleluyas, siendo destacable el último, cantado en homofonía, pero que aporta una luminosidad muy bella.
La partitura de la pieza puede descargarse aquí.
La interpretación es del Ensemble Plus Ultra.