¡Feliz lunes! Hoy es la solemnidad de la Epifanía, de la manifestación de Dios. Los magos visitaron al niño recién nacido para ofrecer sus ofrendas y reconocerlo como Dios. Por encima de los regalos, ese el misterio que hoy tenemos que celebrar.

No recuerdo que por aquí haya aparecido Blasius Ammon (h. 1560-1590), compositor austríaco nacido en Imst; es posible que su procedencia fuese Bamberg. Era niño de coro en la capilla del archiduque Fernando I en Innsbruck y es posible que también allí fuese a la escuela. Posteriormente se marchó a Venecia para perfeccionar sus estudios, momento en que su voz cambió. Luego fue empleado de los franciscanos y luego pasó al servicio de Johannes Ruoff, abad del monasterio de Zwettl. Siguió en algún que otr monasterio y terminó formando parte de la comunidad franciscana de Viena. Fue el primer compositor al norte de los Alpes que fue muy influido por la música veneciana. Sus motetes de 1590 tienen desde las cuatro a las ocho voces y suelen usar conjuntos separados al estilo de Venecia.

Uno de esos motetes, de esa colección de 1590 titulada Sacrae cantiones quatuor quinque et sex vocum, es el que vamos a escuchar hoy, y que tiene título Magi videntes stellam. Es una obra para cinco voces y de alguna forma está compuesto para dos grupos que contrastan a lo largo del motete, cuyo texto está tomado de las primeras vísperas del día de la Epifanía. Como es habitual en él, comienza en imitación, pero luego la polifonía se va haciendo más libre. Sobre la palabra eamus es donde se aprecia esa división en dos partes contrastantes, imitando ese modelo veneciano tan querido aun con solamente cinco voces.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es de Huelgas Ensemble dirigido por Paul van Nevel.