Según la investigación “Nicaragua: ¿una Iglesia perseguida? (2018-2022)” El acoso de Daniel Ortega a la Iglesia en Nicaragua no cesa: 190 ataques y profanaciones en cuatro años
El régimen de Daniel Ortega, que gobierna Nicaragua ininterrumpidamente desde 2007 de la mano de su esposa Rosario Murillo, “inició una persecución indiscriminada en contra de obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosas, grupos laicales y hacia todo lo que tenga relación directa o indirecta con la Iglesia católica”
“El lenguaje ofensivo y amenazante de la pareja presidencial contra la jerarquía católica se hicieron cada vez más evidentes y frecuentes; y las acciones de algunas instituciones públicas en contra del trabajo caritativo de la iglesia incrementaron”
| RD/Agencias
En menos de cuatro años, la Iglesia Católica en Nicaragua sufrió 190 ataques y profanaciones, entre ellos un incendio en la catedral de Managua, además de acoso policial y persecución a obispos y sacerdotes bajo el régimen del presidente Daniel Ortega.
La investigación “Nicaragua: ¿una Iglesia perseguida? (2018-2022)” de la abogada Martha Patricia Molina Montenegro, integrante del Observatorio Pro Transparencia y Anticorrupción, advierte que “el papel de la iglesia católica ha sido fundamental en la crisis de vulneración de derechos humanos que enfrenta Nicaragua”.
Como respuesta a este papel de la Iglesia Católica, indica el informe de Molina Montenegro, el régimen de Daniel Ortega, que gobierna Nicaragua ininterrumpidamente desde 2007 de la mano de su esposa Rosario Murillo, “inició una persecución indiscriminada en contra de obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosas, grupos laicales y hacia todo lo que tenga relación directa o indirecta con la Iglesia católica”.
El documento recuerda la crisis que estalló en abril de 2018, con protestas en Nicaragua por una serie de reformas al sistema de seguridad social, que aumentaba la contribución de empresas y empleados, así como deducciones a los jubilados.
Las manifestaciones comenzaron en la ciudad de León y se fueron extendiendo por todo el país.
La violenta represión del gobierno, recuerda el informe de Molina Montenegro, dejó al menos 355 muertos.
En 2021, en medio de denuncias de fraude y de persecución política contra sus contendores, Ortega se reeligió por tercera vez como Presidente de Nicaragua.
Martha Patricia Molina Montenegro recordó que “antes de abril 2018 los atropellos hacia la iglesia eran esporádicos. Después de esa fecha, las hostilidades incrementaron y suben de tono”.
“El lenguaje ofensivo y amenazante de la pareja presidencial contra la jerarquía católica se hicieron cada vez más evidentes y frecuentes; y las acciones de algunas instituciones públicas en contra del trabajo caritativo de la iglesia incrementaron”, señaló.
Aunque “no podemos afirmar que todos los percances compilados en este estudio han sido planeados y ejecutados por los seguidores de Ortega-Murillo”, dijo, “tampoco se puede alegar la no culpabilidad”.
“Lo cierto es que en años anteriores a que el presidente Ortega asumiera el poder, no se realizaban esos ataques frontales en contra de la institución religiosa”.
El informe de Molina Montenegro señala que en 2018 se registraron 46 ataques contra la Iglesia Católica, entre ellos el ingreso de una turba a la catedral de Managua, amenazas de muerte a sacerdotes nicaragüenses y profanaciones de distintos templos.
En 2019 ocurrieron 48, entre los que destacan amenazas de muerte contra monseñor Silvio José Báez Ortega, obispo auxiliar de Managua, que ese mismo año se tuvo que exiliar fuera de Nicaragua.
En 2020 se produjeron 40 ataques contra la Iglesia, entre ellos profanaciones y el ataque con una bomba molotov a la catedral de Managua, dañando la capilla de la Sangre de Cristo.
En 2021 se registraron otros 35 ataques, incluyendo profanaciones y robos en iglesias, así como insultos de Daniel Ortega contra los obispos y sacerdotes católicos.
En lo que va de 2022 ya se han contabilizado 21 ataques, entre los que se encuentran el acoso policial contra monseñor Rolando José Álvarez, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, en mayo de este año.
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