Un escrache en toda regla. El arzobispo de Lima, Carlos Castillo, está sufriendo en sus propias carnes el acoso de un reducido grupo de fieles, azuzados por medios de comunicación rigoristas, que se han plantado delante de su casa con pancartas, rezos y megáfonos para criticar la propuesta lanzada por el prelado de apostar por que "familias, o parejas, o grupos de esposos o de personas mayores laicas asuman parroquias”
"Pedimos que el Arzobispo siga la santa doctrina de la Iglesia Católica. Pedimos que nunca se pierda la fe. Los obispos son los líderes de nuestra Iglesia, de nuestro sentir católico y tradicional. Creo que si el mismo Arzobispo no protege la Iglesia Católica peruana, ¿entonces quién la va a defender más?", señalaba uno de los manifestantes, que señalaron que “los católicos de la Arquidiócesis de Lima nos encontramos atónitos”.
Al tiempo, acusan al prelado de "hacer una especie de experimento de orden social y eclesiástico”.
Pero, ¿qué dijo el arzobispo? “Estoy en este momento, he ido a Roma, he estado mucho tiempo, un mes. Estoy propiciando el que me den permisos para varias cosas que no están permitidas, ¿no?”.
Para Castillo, sería una opción “que los laicos hagan de párrocos o de jefes de las iglesias, levanten las comunidades como lo hacen cuando se van a Europa”. “En Europa hay cantidad de cosas de iglesias en París, por ejemplo, que las han levantado laicos, y mantienen la comunidad cristiana sin necesidad de que haya curas”, destacó. “Hay que pensar formas más igualitarias, más cercanas”, añadió comentando que un sacerdote celebraría ocasionalmente la eucaristía.
