La denunciante, que estuvo años en la organización creada por un sacerdote italiano, escapó con su hija El infierno de Shirley y su bebé: una voluntaria denuncia en Perú a Operación Mato Grosso por trata de personas y abusos
Shirley Trelles es una abogada peruana que durante años estuvo estrechamente vinculada a Operación Mato Grosso (OMG) -una organización fundada por un sacerdote italiano para dedicarse a tareas humanitarias- y de la que nunca imaginó que tendría que huir, junto con su hija, para escapar de los abusos que ambas sufrieron durante años
Dos décadas después de conocer a esa organización, creada en Italia en 1967 por el cura Ugo de Censi, y conformada por voluntarios del país transalpino que dicen “entregar su vida a los más pobres sin ningún tipo de retribución económica”, según el medio digital peruano, Shirley Trelles ha interpuesto varias denuncias contra OMG por trata de personas y violencia sexual y familiar
No son las únicas denuncias que constan contra OMG, pues según la misma fuente “las autoridades de esta organización católica también registran denuncias relacionadas con usurpación de terrenos, violación de domicilio y abusos de autoridad”
Shirley ginalmente, accedió a casarse, porque, alega, el sacerdote “me decía que [casarme con Bovi] era el mandato de Dios, que era lo que Dios quería”. Al poco tuvieron una hija y, con apenas dos meses de vida, según la denuncia, el padre “ponía a la bebé encima de sus genitales y se frotaba con ella hasta la erección”. “Y Mattaruchi, según Shirley, le decía que no lo denuncie ‘porque sino tendría un padre en la cárcel y que seguro era un simple juego’”
No son las únicas denuncias que constan contra OMG, pues según la misma fuente “las autoridades de esta organización católica también registran denuncias relacionadas con usurpación de terrenos, violación de domicilio y abusos de autoridad”
Shirley ginalmente, accedió a casarse, porque, alega, el sacerdote “me decía que [casarme con Bovi] era el mandato de Dios, que era lo que Dios quería”. Al poco tuvieron una hija y, con apenas dos meses de vida, según la denuncia, el padre “ponía a la bebé encima de sus genitales y se frotaba con ella hasta la erección”. “Y Mattaruchi, según Shirley, le decía que no lo denuncie ‘porque sino tendría un padre en la cárcel y que seguro era un simple juego’”
Shirley Trelles es una abogada peruana que durante años estuvo estrechamente vinculada a Operación Mato Grosso (OMG) -una organización fundada por un sacerdote italiano para dedicarse a tareas humanitarias- y de la que nunca imaginó que tendría que huir, junto con su hija, para escapar de los abusos que ambas sufrieron durante años, según las denuncias que ha recogido en una amplia información perdiodística publicada en Wayka.
Dos décadas después de conocer a esa organización, creada en Italia en 1967 por el cura Ugo de Censi, y conformada por voluntarios del país transalpino que dicen “entregar su vida a los más pobres sin ningún tipo de retribución económica”, según el medio digital peruano, Shirley Trelles ha interpuesto varias denuncias contra OMG por trata de personas y violencia sexual y familiar.
Pero no son las únicas denuncias que constan contra OMG, pues según la misma fuente “las autoridades de esta organización católica también registran denuncias relacionadas con usurpación de terrenos, violación de domicilio y abusos de autoridad”.
Dentro de la organización, Shirley participó en varios retiros espirituales, donde conoció al fundador. Ya entonces fue testigo de algunos rituales que le parecieron extraños. “Para purgar los pecados, debían caminar arrodillados sobre un camino de piedras hasta llegar al sacerdote confesando”, cuenta a esa publicación peruana. También recuerda que los donativos que recibían “eran depositadas a las cuentas de voluntarios italianos encargados de las finanzas en Perú, sin ninguna rendición de cuentas”.
“Después de varios años de trabajo voluntario, en mayo del 2015, Shirley fue invitada a Pucallpa (Ucayali), donde la parroquia Don Bosco, de Mato Grosso, a cargo del sacerdote italiano Massimo Mattaruchi y monseñor Gaetano Galbusera, obispo vicario emérito de Pucallpa, recibía niños y adolescentes de familias pobres, y brindaba asistencia con víveres, ropa y juguetes. Allí -asegura Shirley- presenció que Mattaruchi golpeaba a los menores “con correa y cachetadas”.
Aparece Bovi, llega el infierno
Un año después llegó a Pucallpa el voluntario italiano Gabriele Bovi, y el infierno pareció instalarse en su vida. Bovi comenzó a interesarse por ella y, al parecer, la joven recibía presiones de Mattaruchi, que “le insistía a Shirley que aceptara casarse con él”, a pesar de que ella ya había visto comportamientos violentos del joven.
“Un día Gabriele se encerró en el cuarto con uno de los niños y lo golpeó y lo tiró contra la pared, salió de la habitación sin menor indicio de preocupación, y se reía. Yo le conté eso a Massimo, y él me dijo que el niño se lo merecía, que esos niños de Pucallpa jamás iban a entender qué es el respeto si no se les pega a golpes, porque él mismo lo hacía”, relata la denunciante.
Finalmente, accedió a casarse, porque, alega, el sacerdote “me decía que [casarme con Bovi] era el mandato de Dios, que era lo que Dios quería”. El horror estaba a punto de comenzar. Al poco tuvieron una hija y, con apenas dos meses de vida, según la denuncia, el padre “ponía a la bebé encima de sus genitales y se frotaba con ella hasta la erección”. “Y Mattaruchi, según Shirley, le decía que no lo denuncie ‘porque sino tendría un padre en la cárcel y que seguro era un simple juego’”.
Presuntos abusos a su hija
Pero los abusos fueron a más. “Gabriele se encerraba con la niña en su habitación en cada descuido. Cuando yo lograba entrar, siempre lo encontraba con una erección. Empecé a andar con mi hija a todo lado, tenía miedo de dejarla sola. En dos oportunidades se me acercó descubierto de los genitales con todo lacerado a decirme que las hormigas se le subían, también descubrí una cajita de fósforos con bichos disecados que me decía que él se ponía encima. Yo le decía que eso no era normal, que debía atenderse con un psicólogo”, según el testimonio recogido por Wayka.
“En otra ocasión, agrega Shirley, vio a Gabriele acercarle la niña al sacerdote, y decirle ‘¿No te provoca?’. ‘Yo entré a mi oficina para hablar con Massimo sobre un caso de una niña del hogar y ahí vi a este sujeto Bovi acercarle la vagina de mi hija que estaba cubierta felizmente por el pañal, a la cara del sacerdote repitiendo varias veces ‘no te provoca’, y el sacerdote estaba rojo, pero no hacía nada más. Hice un escándalo en ese momento. Le quité a mi niña, le dije que era un enfermo sexual, que como es posible que Massimo no hiciera nada viendo eso, pedí la nulidad del matrimonio ese mismo momento, pero volvieron a ignorarme”, asegura a la publicación peruana.
“Shirley fue obligada por Gabriele a viajar a Italia con su hija. Allí los abusos continuaron. ‘Llegando allá me recibieron los padres de Gabriele, y ellos me quitaban a mi hija todos los días. Mi hija empezó a tener cambios de conducta, se golpeaba la cabeza contra la pared, se arañaba los brazos y piernas, gritaba por las noches"
Finalmente, todo se precipitó en 2019. A comienzos de ese año, “Shirley fue obligada por Gabriele a viajar a Italia con su hija. Allí los abusos continuaron. ‘Llegando allá me recibieron los padres de Gabriele, y ellos me quitaban a mi hija todos los días. Mi hija empezó a tener cambios de conducta, se golpeaba la cabeza contra la pared, se arañaba los brazos y piernas, gritaba por las noches, no quería comer, ella ya tenía un año, la vestían con ropa de niño, la llamaban con adjetivos masculinos, le decían que la mamá está muerta’”, contó la madre a Wayka, quien incluso señala que “en dos ocasiones los padres de Gabriele también abusaron sexualmente de su hija”.
Huida de la madre y la hija
Fue al regresar de Europa, en julio de ese mismo año, cuando la mujer huyó con su hija a Piura, donde denunció ante el Ministerio Público a las autoridades y miembros de Mato Grosso. En concreto, a su marido, por el presunto delito de violencia familiar y lesiones leves, por lo que, en una primera fase del proceso, la jueza Adaia More le otorgó medidas de protección a ella y a su hija.
En 2020, Shirley también denunció a su marido por el delito de violencia sexual por los presuntos abusos hacia su hija, aunque la Fiscalía archivó de forma definitiva la denuncia” aduciendo que “la menor se contradijo en su versión” y que “su madre la habría inducido a acusar a su padre y no se encontraron lesiones en la niña en la evaluación médica”.
Desde la parte denunciante, se trasladó a las autoridades que en las sesiones celebradas habría habidohacia la hija de Shirley “preguntas sugestivas por parte de la entrevistadora, asociadas a un juicio anticipado”, se detectaron “indicadores de «contaminación» en el relato” y, “de acuerdo a la abogada Amire Ortiz, se observan vicios en el proceso”.
Paralelamente, la madre sufrió un intento de desacreditarla psicológicamente. “Ellos (Mato Grosso) le decían a todos que yo era una loca, que no se acercaran a mí porque yo estaba loca”, cuenta Shirley a Waky.
"Decían a todos que era una loca"
De hecho, en una carta de noviembre del 2021 enviada al Tribunal Eclesiástico de Piura, "Gaetano Galbusera, quien dirigía a Mato Grosso en Pucallpa junto a Massimo Mattaruchi, sostuvo que Shirley fue destituida de su cargo en 2019 porque le percibían ‘algún trastorno’. El documento, al que Wayka tuvo acceso, no menciona los presuntos actos de violencia sexual de Bovi denunciados por Shirley, ni las evaluaciones psiquiátricas en donde el voluntario italiano reconocía que ejercía maltrato psicológico”.
Sin embargo, “evaluaciones psiquiátricas de la clínica Juan Pablo ll del 2018 muestran que Shirley no presentaba alucionaciones y que, por otro lado, Bovi era consciente de que maltrataba psicológicamente a Shirley, pero que se oponía a divorciarse de ella. Según Shirley, el sacerdote Massimo Mattaruchi y su aún esposo Gabriele Bovi la amenazaron con quitarle su hija si insistía con irse de Mato Grosso o con el divorcio”.
“El fiscal no ha considerado nada”, narró la madre al medio peruano. “No ha estudiado mi caso, porque las pruebas están ahí; estoy desesperada, no puede ser que mi hija no tenga justicia y que ahora Bovi quedará limpio de polvo y paja”
Otro informe psicológico elaborado por el Poder Judicial también concluyó “que la denunciante se encuentra orientada en tiempo, persona y lugar, con un nivel de conciencia lúcido, y que no se observa ningún tipo de psicopatología”.
“El fiscal no ha considerado nada”, narró la madre al medio peruano. “No ha estudiado mi caso, porque las pruebas están ahí; estoy desesperada, no puede ser que mi hija no tenga justicia y que ahora Bovi quedará limpio de polvo y paja”. Frente al archivo de la denuncia por violencia sexual contra Bovi, la madre ha interpuesto un nuevo recurso impugnatorio.
Los hechos denunciados por Shirley fueron negados en las entrevistas realizadas por Wayka al sacerdote Massimo Mattaruchi, a Gabriele Bovi y a la abogada de la organización religiosa, Nelly Martel.
En Perú, Operación Mato Grosso cuenta con 80 centros en Cusco, Ancash, Huánuco, Apurímac, Cajamarca, Lima y Pucallpa. En el mundo, esta organización tiene presencia en otros tres países de América Latina. Brasil, Ecuador y Bolivia.
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