Tras la medida de restricción estadounidense, el peligro de colapso y tráfico de personas Padre López Vivas, México: "Angustia, dolor, miedo", el despecho de los migrantes ante las disposiciones de Trump

Migrantes expulsados de EE.UU. hacia México
Migrantes expulsados de EE.UU. hacia México

Tras la medida de restricción migratoria decidida en Estados Unidos por el presidente Donald Trump, el miedo y la incertidumbre reinan entre quienes quieren cruzar la frontera entre México y Estados Unidos

El testimonio de un misionero scalabriniano: "Sin nuestra acogida muchos, sobre todo las jóvenes, podrían caer en manos del crimen organizado"

"Por lo que informan en las estaciones migratorias, hay deportaciones, pero aún no tantas como se anunciaron. Ahora las cifras son algo similares a las de antes. Al parecer, por el momento"

Todo ello, en medio del crudo invierno

(Vatican News).- Momentos de «angustia, dolor, miedo» ante las últimas disposiciones de Estados Unidos sobre migración. Es lo que están viviendo en estas horas los migrantes en México, según una nota de la Conferencia Episcopal del país latinoamericano (CEM).

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A poco más de una semana de la toma de posesión del presidente Donald Trump en el Despacho Oval, el control del jefe de la Casa Blanca sobre la inmigración va tomando forma, desde la emergencia nacional en la frontera sur hasta las repatriacionescon esposas y cadenas en aviones militares a los países de origen de los migrantes, pasando por la suspensión de la app Cbp One que permitía reservar citas para intentar obtener la entrada legal en EEUU: la interrupción del servicio ha bloqueado de hecho la salida de 33.000 personas de la nación latinoamericana, según una estimación de la prensa mexicana.

¿Hay una verdadera crisis en la frontera entre Estados Unidos y México?

Deportaciones y bloqueo de la aplicación Cbp One

En la última semana, México también ha recibido a más de 4 mil migrantes deportados de Estados Unidos, entre ellos no mexicanos, informó ayer la presidenta Claudia Sheinbaum. Para todos ellos crece la preocupación por las condiciones de extrema vulnerabilidad e incertidumbre en las que se encuentran, como relata desde Ciudad de México el padre Héctor Julio López Vivas, director de los cinco centros de los misioneros scalabrinianos en México dedicados a la acogida de migrantes y ex secretario ejecutivo de movilidad humana del episcopado local:

«Están muy confundidos, a la espera de entender qué puede pasar, pero -señala el scalabriniano colombiano que lleva 20 años trabajando en México- han perdido un poco la esperanza». Ahora la aplicación Cbp One, que permitía la entrada digamos de manera regular, ha sido suspendida, pero aún así algunos han decidido ir hacia la frontera con Estados Unidos».

-¿Quiénes son estos migrantes que intentan llegar a Estados Unidos? ¿De dónde vienen y qué dejan atrás?

-Vienen principalmente de Venezuela, Colombia y Ecuador. Los primeros denuncian que la situación en Venezuela es insostenible, no tienen recursos, así que deciden emigrar. Algunos denuncian ser perseguidos por ser opositores. De Colombia hay personas que huyen de la violencia de la guerrilla que sigue activa en varias partes del país.

-Todo ello en medio de un crudo invierno, como mencionan los obispos en su nota. ¿Cuáles son las condiciones de vida de estas personas?

-Ahora hace mucho frío en México, sobre todo en el norte, donde las temperaturas son muy bajas. La gente, al huir, sólo se ha llevado unas pocas ropas, que son ligeras y no adecuadas para el frío. Y los que no encuentran sitio en los llamados «albergues» -una especie de hostales, centros de asistencia gestionados por el gobierno o por organizaciones humanitarias - se quedan en la calle, por lo que la situación se hace más difícil, sobre todo para los niños.

Migrantes a la espera de contactar con las autoridades fronterizas

-La semana pasada, Estados Unidos anunció cuatro vuelos de supuesta deportación de migrantes a México, aunque algunos medios de comunicación informaron posteriormente de que uno de estos vuelos fue rechazado. ¿Qué noticias hay, incluso entre los migrantes?

-Por lo que informan en las estaciones migratorias, hay deportaciones, pero aún no tantas como se anunciaron. Ahora las cifras son algo similares a las de antes. Al parecer, por el momento, han sido deportados migrantes que se encontraban en centros de detención, con el fin de liberar las cárceles para nuevas detenciones.

-Algunos medios, y luego también la presidenta, hablaron del lanzamiento de un plan llamado «México te abraza» para acoger y apoyar a los migrantes. ¿De qué se trata?

-Ya existía un programa similar, con muchas organizaciones movilizadas para mantener la atención. Pero el problema es que, a la hora de acoger, no hay suficientes «albergues», y los que hay son, por ejemplo, de la Iglesia. Hay centros donde los emigrantes reciben orientación, pero no muchos lugares donde realmente puedan quedarse y tener alojamiento y comida».

-Los obispos reiteran la determinación de la Iglesia de continuar su apoyo a los emigrantes. ¿Cuáles son las mayores necesidades?

-Hay dos necesidades que veo: la primera para todos, tanto mexicanos como extranjeros, son lugares de acogida, y la segunda es que haya otras posibilidades de regularización de los migrantes. En los centros de los Scalabrinianos tratamos de dar una acogida «integral». Significa tener un lugar donde pasar la noche, comer, tener ropa, ducharse. Con voluntarios intentamos proporcionar atención médica, también a través de contactos con el sistema sanitario del gobierno. Además, contamos con abogados que acompañan a los migrantes en el proceso de solicitud de asilo en México. Y les damos la posibilidad de ir a trabajar: por ejemplo, aquí en Ciudad de México estamos cerca del mayor mercado del país, donde pueden ir a intentar ganar algo de dinero para sus necesidades personales.

Si no ofreciéramos estos servicios, estas personas seguirían en una situación mucho más vulnerable, en la calle, con el peligro de que el crimen organizado que se dedica al tráfico de drogas, busque gente para reclutar o para el tráfico de personas, especialmente de niñas.

Una familia de migrantes, que incluye a dos niños, espera en la frontera de EE.UU. con México, en una fotografía de archivo. EFE/ Etienne Laurent

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