La arquidiócesis de Galveston-Houston que preside DiNardo dijo que la pareja inventó declaraciones Pareja texana se ratifica en su denuncia contra el cardenal DiNardo
Marido de la víctima: "Es un nuevo ejemplo de una cortina de humo diseñada para encubrir delitos"
La importancia del caso radica en que DiNardo encabeza la respuesta de la Iglesia católica estadounidense al escándalo de abusos sexuales del clero
| RD/Agencias
La pareja de Texas que acusó al cardenal estadounidense Daniel DiNardo de manejar mal un caso de abuso sexual en el que está implicado su exvicario rechazó las denuncias del arzobispado en su contra y dijo que la Iglesia los trata igual que a otras víctimas.
La arquidiócesis de Galveston-Houston que preside DiNardo dijo que la pareja inventó declaraciones en un despacho de The Associated Press y exigió 10 millones de dólares, y que “rechaza categóricamente” el despacho por prejuicioso y unilateral.
George Pontikes dijo el miércoles que ratificaba sus declaraciones sobre reuniones con DiNardo en 2016 y 2017, y que la respuesta de la arquidiócesis lo decepcionaba, pero que no lo sorprendía.
“Es un nuevo ejemplo de una cortina de humo diseñada para encubrir delitos”, dijo Pontikes, presidente y director general de la empresa de construcciones Satterfield & Pontikes con sede en Houston.
En abril de 2016, su esposa, Laura Pontikes, había denunciado ante la arquidiócesis de Galveston-Houston que el entonces vicario general se había aprovechado de sus problemas matrimoniales y empresariales para manipularla e iniciar una relación sexual con ella.
Varios correos electrónicos entregados a la arquidiócesis y a la AP revelan que la relación sexual con monseñor Frank Rossi creció al tiempo que éste escuchaba a los Pontikes en confesión, aconsejaba a su esposo sobre sus problemas matrimoniales y solicitaba cientos de miles de dólares en donaciones para la Iglesia.
La policía de Houston está investigando el hecho. Luego de indagaciones de la AP, el nuevo obispo de Rossi le dio licencia hasta que finalice la investigación policial. El abogado de Rossi confirmó que éste coopera con la investigación, pero se negó a hacer más declaraciones.
La importancia del caso radica en que DiNardo encabeza la respuesta de la Iglesia católica estadounidense al escándalo de abusos sexuales por el clero, que volvió a estallar el año pasado. Como titular de la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos, DiNardo presidirá una reunión la próxima semana para aprobar nuevas medidas con respecto a los abusos.
La arquidiócesis rechazó los pedidos reiterados de la AP de una entrevista con DiNardo, el último de ellos el miércoles. Sin embargo, ha calificado la relación entre Pontikes y Rossi de consensual y dijo en un comunicado el martes que las declaraciones atribuidas por el matrimonio Pontikes a DiNardo eran una “invención total”.
Añadió que DiNardo actuó de manera “rápida y justa” cuando los Pontikes presentaron su denuncia, al retirar a Rossi de la parroquia menos de una semana después y ordenarle que se sometiera a tratamiento.
Según Laura Pontikes, la arquidiócesis le había dicho que Rossi no volvería a ser sacerdote ni consejero de mujeres.
La arquidiócesis dijo que el centro de tratamiento recomendó que Rossi regresara a la actividad sacerdotal irrestricta, y que DiNardo accedió al pedido de los Pontikes de no enviarlo de regreso a Houston. En julio de 2017, Rossi asumió como párroco de la iglesia de Nuestra Señora de los Pinos en Woodville, Texas, en la diócesis de Beaumont.
La arquidiócesis dijo que en una reunión del 1 de agosto de 2017 con su terapeuta y la hermana Gina Iadanza en representación de la Iglesia, Laura Pontikes “pidió, entre otras cosas, un pago de 10 millones de dólares”. Pontikes lo niega, asegura que fue Iadanza quien le dijo que para ser feliz no necesitaba 10 millones de dólares sino otra cosa.
George Pontikes dijo que, si bien reclamó un pago para recuperar las donaciones, además de daños punitorios vinculados con otra disputa comercial con la Iglesia, “desistió de esos reclamos por insistencia de Laura”. Dijo que si quisieran dinero no hubieran aceptado un arbitraje, sino que hubieran iniciado inmediatamente un litigio.
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