“La capilla de la AFA está abierta gracias a Maradona”, recuerda su capellán Víctor Manuel Fernández, sobre Maradona: "Fue alguien que salió adelante con esfuerzo, sin renegar de su origen humilde"
Maradona “nunca perdió la fe popular que le transmitió su madre (doña Tota) y jamás renegó de esa fe de los sencillos”
"Pisaba el césped y era feliz, volvía a ser un niño", afirma el capellán de la AFA. "No había un lugar donde no hubiera una foto, una imagen, una gigantografía de Maradona. Maradona era eso"
"A muchos chicos que están en situación de emergencia, su historia les permite soñar con un futuro mejor. Trabajó y alcanzó lugares importantes sin olvidar sus raíces, es decir, sus orígenes”, destacó el obispo de San Justo
"A muchos chicos que están en situación de emergencia, su historia les permite soñar con un futuro mejor. Trabajó y alcanzó lugares importantes sin olvidar sus raíces, es decir, sus orígenes”, destacó el obispo de San Justo
| RD/Aica
El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, destacó la humildad de Diego Armando Maradona, en declaraciones a la agencia SIR que fueron un homenaje al exfutbolista argentino y director técnico de Gimnasia y Esgrima de La Plata fallecido ayer a los 60 años.
“Es muy valorado especialmente por los humildes porque representa a alguien que salió adelante con esfuerzo, logró un lugar importante, pero sin perder la cultura popular de dónde salió, sin alejarse de los amigos de siempre, sin renegar de su origen humilde ni esconderlo”, subrayó.
El arzobispo platense consideró que Maradona tenía “la grandeza de alguien que supo poner el cuerpo y el alma en lo que hacía” y aseguró: “El fútbol era su vocación, su llamado, y allí lo dio todo. Además, sabemos que no lo hizo sólo para progresar económicamente sino con la pasión de dar alegrías a la gente”.
Conocemos sus debilidades
“Ya conocemos sus límites, las debilidades a las que frecuentemente se ven arrastrados los que tienen alta exposición pública. Pero en medio de sus límites no se dejaba vencer, lo volvía intentar y salía nuevamente adelante”, valoró.
Monseñor Fernández sostuvo que Maradona “nunca perdió la fe popular que le transmitió su madre (doña Tota) y jamás renegó de esa fe de los sencillos”.
“Por eso se hacía frecuentemente la señal de la cruz, pedía ayuda a la Virgen, mencionaba a Dios sin vergüenza”, concluyó.
Por su parte, el obispo de San Justo, monseñor Eduardo García, pidió rezar para que el Señor reciba con misericordia a Diego Armando Maradona. “Rezaremos por él, por su eterno descanso para que el Señor le brinde su abrazo, mirada de amor y su misericordia”, expresó el prelado en declaraciones a El 1 Digital.
Un ejemplo de superación
Monseñor García dijo que la historia del futbolista argentino “es un ejemplo de superación, ya que salió de un potrero y llegó a la esfera mundial".
"A muchos chicos que están en situación de emergencia, su historia les permite soñar con un futuro mejor. Trabajó y alcanzó lugares importantes sin olvidar sus raíces, es decir, sus orígenes”, destacó.
“Maradona marcó una época por sus logros futbolísticos y por haber salido de un barrio muy pobre y progresar... tal vez él no había pensado y soñado. El último de sus gestos fue la campaña solidaria y Villa Palito era uno de los barrios beneficiados”, recordó en referencia a uno de los muchos barrios populares que hay en la diócesis.
El barrio Villa Palito fue escogido por Maradona para lanzar su campaña y llevar adelante varias obras solidarias. La más importante tiene que ver con el arreglo del potrero "Padre Bachi", el cura villero que murió de coronavirus meses atrás.
Esta obra social es parte de la campaña solidaria “Las Diez del 10”, iniciativa para ayudar en San Justo a varios barrios, lugar donde Maradona festejó su cumpleaños 60.
Finalmente, Juan José Medina, el capellán de la Asociación de Fútbol Argentina (AFA), recalcó que "él pisaba el césped y era feliz, volvía a ser un niño”. El sacerdote, que desempeña el cargo desde 1997, coincidió con Maradona en su etapa como director técnico de la selección (2008-2010), pero lo conoció mucho antes.
El padre Medina fue quien ofició el matrimonio del futbolista Nelson Vivas, y en la fiesta de casamiento compartió mesa con el entonces presidente del club Boca Juniors, Antonio Alegre. Ahí comenzó una amistad que le permitió acceder al palco presidencial en los partidos del club, y presenciar la vuelta de Maradona al fútbol argentino en 1995: “Te debés acordar, porque apareció con una franja amarilla en el pelo”, señala el sacerdote.
“Maradona era eso”
Lejos de ser amigo de Maradona, tuvo la oportunidad de compartir diversos momentos con “El Diez”, a quien reconoce como un ídolo en el mundo, e ilustra este fenómeno con una anécdota que le tocó vivir en Europa. Cierta vez, viajando en tren de Holanda hacia Alemania, el cura había olvidado marcar un dato en el boleto. Los guardas comenzaron a sermonearlo en alemán, hasta que vieron que Medina llevaba la camiseta argentina. Automáticamente, se sentaron frente a él, y emocionados pronunciaron “Argentina-Maradona”, lo abrazaron y continuaron su camino.
En una visita a Nápoles, caminando por la ciudad, reconoce: “A mí me impresionaba, porque no había un lugar donde no hubiera una foto, una imagen, una gigantografía de Maradona. Maradona era eso”.
“La capilla de la AFA está abierta gracias a Maradona”
Mientras Diego era DT de la selección, la capilla del predio de la AFA, en Ezeiza, permanecía abierta sólo mientras el padre Medina estaba allí, un par de días a la semana. A pesar de los intentos del cura para que no lo hiciera, el encargado del lugar la cerraba una vez que el capellán se retiraba a su parroquia. Fue Maradona el que pidió, insistió y se quejó por teléfono al entonces presidente de la AFA, Julio Grondona. Y lo logró. “La capilla de la AFA está abierta gracias a Maradona”, admite el sacerdote.
Diego pasaba siempre por la capilla, que quedaba de camino entre los dos complejos del predio, recuerda el apodado “cura de la selección”, y le rezaba a una imagen de la Virgen de Luján que fue donada por un sacerdote de la basílica y santuario Nacional. “Hay cosas que no puedo contar”, advierte, porque “forman parte de la vida interior de cada uno”.
Sin embargo, comparte otro detalle. En reiteradas oportunidades, Maradona pidió misas especiales para todo el plantel. Eran celebraciones formales, de las que participaba también el presidente de la AFA y su esposa. “No era por cábala, sino por fe, para pedir que el equipo pudiera jugar bien”, aclara. Y el padre Medina tenía la costumbre de dejar en los bancos del templo diferentes estampitas para que, quien quisiera, pudiera llevárselas. Era Diego quien, siempre ubicado en el primer banco, antes de irse tomaba alguna estampita, leía la oración al dorso, y luego le daba un beso y se la llevaba en el bolsillo. También guarda en su memoria el abrazo y el agradecimiento que le daba “el diez”, luego de cada misa.
La figura de Diego, reconoce el padre Medina, era especial. “En el lugar donde estuviera, era imposible que pasara desapercibido”. Y también destaca que fuera a donde fuera, había gente esperándolo, siguiéndolo, “no podía caminar”.
“Sean como niños”
Pero lo que más le llamó la atención siempre, fue ver la felicidad que transmitía de sólo pisar el césped y encontrarse con la pelota: “Él era feliz en una cancha con una pelota. Maradona podía estar enojado con los periodistas, con la prensa, pero él pisaba el césped y estaba feliz. Yo lo veía en los entrenamientos y él volvía a ser un niño, aun siendo grande era un genio con la pelota”.
“Verlo jugar era emocionante”, sintetiza el cura. “Yo lo vi muchas veces, y sin tener demasiado conocimiento de fútbol, te maravillaba”. Pero también destaca los rasgos de generosidad y solidaridad de Maradona, que hoy llenaron las redes sociales en forma de anécdotas.
Medina destaca en especial los relatos de los chicos que, cuando eran juveniles, vivían en la pensión de Boca y que él acompañaba pastoralmente: “Ahora son adultos, pero en aquella época, cuando estaban en la pensión, a veces les tocaba ser alcanzapelotas, y hoy compartían los recuerdos de cuando Diego les regalaba cosas, les tiraba una gorra o una camiseta desde el palco”.
En su despedida de Boca, en 2001, recuerda el padre Medina, Maradona pronunció una frase que dio la vuelta al mundo: “Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”. Al respecto, el sacerdote identificó, en la figura de Maradona, la imagen del pecador que se arrepiente, que “reconoce su pecado y se acoge a la misericordia de Dios”, una enseñanza profundamente evangélica en el marco de una muerte que sacudió al mundo entero.