La Secretaría de la Pastoral penitenciaria argentina manifiesta su dolor Violencia en las cárceles de la provincia de Buenos Aires
Los detenidos se levantaron para exigir la reanudación de las visitas de familiares que habían sido suspendidas desde marzo, debido a las restricciones impuestas por la propagación de la pandemia
"Esta forma violenta de protesta – se lee en el comunicado – no es buena para nadie. Seguimos creyendo en el diálogo"
(Vatican News).- "Digamos una vez más NO a la violencia, venga de donde venga", se lee en una declaración publicada en el sitio web del Episcopado argentino, de la Secretaría Nacional de la Pastoral Penitenciaria, en la que se expresa un profundo dolor y preocupación por los episodios de violencia registrados durante el fin de semana en varios establecimientos penitenciarios de la provincia de Buenos Aires, donde los detenidos se levantaron para exigir la reanudación de las visitas de familiares que habían sido suspendidas desde marzo, debido a las restricciones impuestas por la propagación de la pandemia de coronavirus. Además, los miembros de la secretaría escriben:
“En la búsqueda de soluciones, uno nunca debe elegir el camino de la violencia como alternativa. Seguimos creyendo en el diálogo y en la resolución pacífica de los conflictos”. "Esta forma violenta de protesta – se lee en el comunicado – no es buena para nadie": no es buena para los muchos heridos, no es buena para sus familias inmersas en la más profunda angustia y no es buena para los edificios destrozados, lo que llevará a un empeoramiento de las condiciones de detención en el futuro inmediato”.
Al expresar su cercanía a los detenidos, a la policía carcelaria, a sus familias y a las autoridades de la política y la justicia, los miembros de la Secretaría piden a Dios que poder vivir las iluminadoras palabras del Papa en el Ángelus del último domingo: “En esta época de gran agresividad necesitamos mansedumbre para avanzar en el camino de la santidad. Escuchar, respetar, no agredir: mansedumbre”
Finalmente, la nota concluye invocando la ayuda de la Virgen María, Reina de la Paz: “Que nos ayude como sociedad a encontrar rápidamente soluciones a los innumerables problemas de las cárceles argentinas, a construir consensos y a recorrer los caminos de la paz que lleven a la curación de tantas heridas”.