“¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!” es el grito del que vive el Amor “del Padre” “Dar a conocer el Evangelio,,, de balde” (Domingo 5º TO B 04.02.2024)

Siempre ha habido y sigue habiendo cristianos que imitan a Pablo

Comentario:todo lo hago por causa del Evangelio, para participar yo también de sus bienes(1Cor 9,16-19.22-23)

A la pregunta si es bueno comer carne sacrificada a los ídolos (c. 8), Pablo contesta que tenemos libertad para ello, pero guiada por el amor. Éste llama a veces a renunciar a ese derecho si algún hermano se siente empujado a la idolatría. Lo mismo ocurre con el derecho de vivir con mujer, o el derecho de vivir de la comunidad a la que evangelizas. 

Sobre este último derecho escribe Pablo: “Si otros gozan de ese derecho entre vosotros, ¿no lo tendremos más nosotros? Pero no hemos utilizado este derecho, sino que todo lo soportamos, para no poner impedimento al Evangelio de Cristo. ¿No sabéis que los que se ocupan en las cosas sagradas comen del templo, que los que sirven al altar participan del altar? De igual modoordenó el Señor que los que anuncian el Evangelio vivan del Evangelio. Pero yo no he hecho uso de nada de esto. Es decir, que no he escrito estas cosas para que se haga así conmigo. (¡Más me valdría morir…!). Nadie me quitará esta gloria” (1Cor 9,12-15). 

A lo mismo alude en otros textos: “No vivimos entre vosotros sin trabajar, no comimos de balde el pan de nadie, sino que con cansancio y fatiga, día y noche, trabajamos a fin de no ser una carga para ninguno de vosotros. No porque no tuviéramos derecho, sino para daros en nosotros un modelo que imitar” (2Tes 3,7-9). “Para estar a vuestro servicio tuve que despojar a otras comunidades, recibiendo de ellas un subsidio.Mientras estuve con vosotros, no me aproveché de nadie, aunque estuviera necesitado; los hermanos que llegaron de Macedonia atendieron a mi necesidad. Mi norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada. Por la verdad de Cristo que hay en mí: nadie en toda Grecia me quitará esta satisfacción” (2Cor 11,8-10. 

Siempre ha habido y sigue habiendo cristianos que imitan a Pablo: muchos catequistas, servidores varios de la comunidad, sacerdotes que tienen trabajo civil, “ya se dediquen a la investigación o a la enseñanza, ya realicen trabajos manuales” (PO 8), prestan gratis su servicio presbiteral. Respetar y valorar esta dedicación será siempre Evangelio.

¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!”(v. 16) expresa una experiencia que surge de lo más profundo. Pablo ha vivenciado el amor de Dios, al creer en Jesús. Está “en-amorado”, prendado del Amor gratuito, más fuerte que la muerte... Este Amor le lleva libremente a hacerse esclavo: “siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles” (v. 19). Predica por exigencia del Amor a las personas. Le duele que vivan sin sentido, envueltas en miseria, esclavizadas por el dinero, el poder, cualquier vicio que anule la libertad y el amor. Ha aceptado el oficio de anunciar el Amor. No tiene más remedio que hacerlo gratis por vocación del Amor que siente por las personas.

Así lo justifica Pablo: Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo para todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Todo lo hago por causa del Evangelio, para participar yo también de sus bienes” (vv. 22-23). Los “bienes del Evangelio” son la fraternidad de Jesús, el amor del Padre, el Espíritu que nos habita, las múltiples presencias de Jesús: sacramentos, oración, hermanos más débiles...

Oración:todo lo hago por causa del Evangelio, para participar yo también de sus bienes(1Cor 9,16-19.22-23)

Jesús, evangelio del Amor divino:

contemplamos hoy a Pablo, tu misionero;

anuncia tu Buena Noticia: el Amor que realiza;

no evangeliza por “motivo de orgullo... ni por propio gusto”;

dice que “no tiene más remedio”:

se lo exige el Amor que vive en su interior;

es su vocación: “me han encargado este oficio”.

Amor del Padre, que le mueve como a ti:

«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas,

para predicar también allí; que para eso he salido».

Así recorriste toda Galilea, predicando en sus sinagogas

y expulsando los demonios” (Mc 1,38-39).

A Pablo le duelen las personas que viven sin sentido:

envueltas en miseria, a merced de falsas ilusiones,

esclavizadas por el dinero, el poder, cualquier vicio

que anule la libertad y el amor.

Sólo el amor explica su conducta:

No vivimos entre vosotros sin trabajar,

no comimos de balde el pan de nadie,

sino que con cansancio y fatiga, día y noche,

trabajamos a fin de no ser una carga

para ninguno de vosotros.

No porque no tuviéramos derecho,

sino para daros en nosotros un modelo que imitar” (2Tes 3,7-9).

¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!,

es el grito del que vive el Amor “de nuestro Padre celestial,

que hace salir su sol sobre malos y buenos,

y manda la lluvia a justos e injustos” (Mt 5, 45).

Es el amor que revela este sacerdote obrero:

“para mí ser cura obrero es un don,

un regalo que Dios hace a algunos,

un regalo que me ha hecho a mí”.

“No es posible ser ‘creyente’

sin ‘pasar’ por los explotados de la tierra,

sin experimentar en la propia carne lo jodido que se ha puesto

para los pobres poder vivir dignamente.

Por esto te notas incómodo con el `cristianismo´

que se vive mayoritariamente en la Iglesia... 

Es imposible la vivencia de nuestra fe en Jesús de Nazaret

sin un compromiso absoluto con los más débiles,

compartiendo la vida con ellos”.

“La clave debe estar en saber amar lo que no tiene apariencia amable,

como el siervo de Yahvé.

Tienen que saber que no juegas con segundas.

Y además, no les engañarás;

puede que en tu interior permanezca la actitud ‘de ayudar’... 

Sólo cuando esto cae, cuando no eres nadie,

entonces ya no vienen por el favor que buscan

sino por tu ternura.

Entonces ya podéis ser amigos”...

La forma de ser cura te había distanciado de la gente...,

aquí no eres el ‘cura’ sino uno más;

has pasado de ser el ‘hombre-religioso-por-oficio’

a una ‘persona normal’. [...]

Es lo que has elegido, tienes que aceptarlo, has dejado liderazgos,

estás al mismo nivel que ellos, [...]

eres simplemente un peón...”

(Jaume Botey: Curas Obreros... Cuadernos CJ n. 175; p. 16-17).

Jesús evangelizador del Amor divino:

llena nuestro corazón con tu mismo Espíritu;

ayuda a los responsables de la Iglesia:

a valorar este amor;

a reconocerlo donde quiera se encuentre;

a promocionarlo como “un camino más excelente” (1Cor 12,31).

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