Rico, entretenido, variado, crítico, positivo, esperanzador... 'Al hilo de la vida. Reflexiones de un libre pensador', un enriquecedor libro de Pepe Mallo
"El día del libro, 23 de abril de este año, llegó a mi casa una sorpresa: un libro de Pepe Mallo, colaborador durante años en la pastoral parroquial y ahora en este Blog de Religión Digital"
"Su título y subtítulo nos inician en el contenido: 'Al hilo de la vida. Reflexiones de un libre pensador'"
"No debe leerse de una vez. Sufriríamos una indigestión mental grande. Por su variedad e intensidad requiere una lectura pausada y crítica. Ochenta y dos artículos que ponen el dedo en las llagas vivas de la Iglesia"
"Pepe Mallo es un 'desnudo', jubilado de muchas cosas, pero asentado sobre la roca de su fe en Jesús resucitado. Está 'agarrado a los bordes extremos' de la Iglesia, a sus márgenes, pero abrazando a unos y a otros, a todo ser humano"
"Lean y verán como es de rico, entretenido, variado, crítico, positivo, esperanzador..."
"No debe leerse de una vez. Sufriríamos una indigestión mental grande. Por su variedad e intensidad requiere una lectura pausada y crítica. Ochenta y dos artículos que ponen el dedo en las llagas vivas de la Iglesia"
"Pepe Mallo es un 'desnudo', jubilado de muchas cosas, pero asentado sobre la roca de su fe en Jesús resucitado. Está 'agarrado a los bordes extremos' de la Iglesia, a sus márgenes, pero abrazando a unos y a otros, a todo ser humano"
"Lean y verán como es de rico, entretenido, variado, crítico, positivo, esperanzador..."
"Lean y verán como es de rico, entretenido, variado, crítico, positivo, esperanzador..."
| Rufo González
El día del libro, 23 de abril de este año, llegó a mi casa una sorpresa: un libro de Pepe Mallo, colaborador durante años en la pastoral parroquial y ahora en este Blog de Religión Digital. Su título y subtítulo nos inician en el contenido: “Al hilo de la vida. Reflexiones de un libre pensador”. Editado por la joven editorial “Entrelíneas Editores” (entrelíneas@eraseunavez.org), de Fuenlabrada (Madrid). En este enlace puede encontrar información detallada.
Buen dibujo en la portada para simbolizar sus reflexiones. Como Pepe también cultiva la pintura, en la portada nos ofrece un dibujo suyo de “El Pensador”, la muy famosa escultura de Auguste Rodin (1840-1917). El Pensador representa a Dante Alighieri, creador de la Divina Comedia, obra de transición del pensamiento medieval, centrado en Dios y la religión, al renacentista, centrado en el ser humano y su razón.
Dibujo bien escogido para este libro. El propio A. Rodin, comenta su escultura:
“un hombre desnudo sentado sobre una roca, los dedos de los pies agarrándose de los bordes extremos. Su cabeza sobre su puño, preguntándose. Pensamientos fértiles lentamente nacen en su mente. Él no es un soñador. Él es un creador.
Durante un año entero viví con Dante, sólo con él, dibujando los círculos de su infierno... Lo que hace que mi pensador piense, es que piensa no sólo con el cerebro, las cejas fruncidas, las aletas de la nariz distendidas y los labios apretados, sino también con cada músculo de los brazos, la espalda y las piernas, con los puños cerrados y los dedos de los pies encogidos...
Figuraos las formas como si apuntaran hacia vosotros. Toda vida surge de un centro, luego germina y se expande de adentro hacia afuera. Del mismo modo, en toda bella escultura, se adivina siempre una potente impulsión interior... El verdadero artista expresa siempre lo que piensa, aún a riesgo de hacer tambalear todos los prejuicios establecidos... Todo es bello para el artista, puesto que en todo ser y en toda cosa, su penetrante mirada descubre el carácter, es decir la verdad interior que se encuentra bajo la forma. Y esta verdad, es la belleza misma”.
Algunas de estas cualidades pueden aplicarse a este libro, fruto de años y avatares. Aquí también piensa “un hombre desnudo sentado sobre una roca, los dedos de los pies agarrándose de los bordes extremos. Su cabeza sobre su puño, preguntándose”.
Pepe Mallo es un “desnudo”, jubilado de muchas cosas, pero asentado sobre la roca de su fe en Jesús resucitado. Está “agarrado a los bordes extremos” de la Iglesia, a sus márgenes, pero abrazando a unos y a otros, a todo ser humano. Como El Pensador, terminará sus días “preguntándose”, al estilo de Unamuno, en permanente lucha entre razón y fe. Sus artículos son siempre lúcidos, sugerentes, a cielo abiertos, en curso constante.
“Piensa no sólo con el cerebro, las cejas fruncidas, las aletas de la nariz distendidas y los labios apretados, sino también con cada músculo de los brazos, la espalda y las piernas, con los puños cerrados y los dedos de los pies encogidos...”.
Lean y verán como es de rico, entretenido, variado, crítico, positivo, esperanzador...
Son artículos originarios de tres fuentes: del “El Informativo de san Esteban” y de los blogs “Humanismo sin Credos” y “Atrévete a orar” de Religión Digital. Doce años tuve la bendición de contar con él para cualquier tarea pastoral. Ya tenía larga historia de participación en la parroquia cuando llegué. Percibí enseguida su gran vocación ministerial en la Iglesia.
Era un todoterreno, fruto de la escuela salesiana donde se formó, en el anuncio del Evangelio: relación con jóvenes, preparación de padres para el bautismo de sus hijos, acompañamiento de novios para el matrimonio, grupos de matrimonios, formación de comunidades, atención del despacho parroquial, integrante habitual representando a algún grupo en el Consejo Pastoral... Y su buen manejo literario. “El Informativo de san Esteban” era leído en la parroquia y fuera de la parroquia. Fue un revulsivo por su planteamiento sincero, humano, abierto a la colaboración, marcando distancias de las hojas parroquiales al uso.
Alguna queja me llegó del obispo diocesano sobre algún artículo de Pepe. - “¿Está fuera de la fe de la Iglesia?”, le pregunté. -“No, por Dios. Algunas personas se me han quejado porque, dicen que la Iglesia no queda bien en algunos aspectos”. - “Describe la realidad”, le dije. - “Sí, es verdad. No le des importancia”, terminó.
Ante su valía y actitud espiritual, infinidad de veces pensé en la injusticia que se hacía con personas como él. Me había pasado con otros muchos, como aquel padre de la novia, que en la boda llevó el peso de la ceremonia a mi lado, pero con más sentido que yo. Sus moniciones fueron la mejor homilía.
Al terminar me confesó su vocación: el sacerdocio ministerial. Pero, “ya ves, la ley me impide seguir la vocación de Dios, tras haberlo ejercido más de diez años”. Injusticia contra el Espíritu que “obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1Cor 12,11). No debían los dirigentes “apagar el Espíritu y despreciar las profecías, sino examinar todo y quedarse con lo bueno” (1Tes 5,19-21).
Injusticia también con el Pueblo de Dios, al que han privado de miles de sacerdotes por imperativo legal. Y luego dicen que la vocación ministerial es un don de Dios, e instan a rogar a Dios que por vocaciones ministeriales. Es la contradicción constante en la que vive nuestra Iglesia, urgiendo a Dios “obreros para su mies”, pero poniendo condiciones que Jesús no puso: varones y célibes. Como si no conociéramos las Escrituras: “no intentéis forzar las decisiones del Señor, nuestro Dios, porque Dios no es como un hombre, al que se mueve con amenazas y se le impone lo que ha de hacer” (Judit 8,16).
Este libro no debe leerse de una vez. Sufriríamos una indigestión mental grande. Por su variedad e intensidad requiere una lectura pausada y crítica. Basta asomarse al índice de temas con su número de artículos: Teísmo versus Humanismo (trece artículos), La Iglesia (dieciséis), Doctrina eclesial (diez), Eventos destacables (ocho), Humorismo (siete), Papa Francisco (nueve), El celibato de loa sacerdotes (quince), Temas varios (cuatro).
Ochenta y dos artículos en total, en 344 páginas. Artículos que ponen el dedo en las llagas vivas de la Iglesia: “Humanismo frente a clericalismo”, “Laicos en la Iglesia, ¿servicio o servidumbre?”, “Jóvenes, ¿los eternos ausentes?”, “La Iglesia, ¿cuerpo o corporación?” “Hacéis que los niños se alejen de mí”, “Eucaristía: la erótica de la ritorrea”, “Regale Navidad”, “Dios se ha sacado el bonobús”, ¿Por qué no es fácil ser párroco?”, “Violaciones versus celibato opcional”, “Curas casados, exclusión perpetua no revisable”, “Cuando un amigo se va”...
Muy útil para grupos parroquiales de reflexión y maduración. No es secreto que una mayoría de cristianos están infantilizados por el autoritarismo clerical. Aquí hay una buena cantera de temas discutidos, en los que hace falta afinar el espíritu crítico, descubrir el dato de fe venido del evangelio o de la tradición eclesial, y actualizarlo adecuadamente para poder dar y darse testimonio de nuestra opción y esperanza.
Por supuesto que la lectura y reflexión personal puede extraer mucha enjundia de este libro. Pero creo que el comentario puesto en común con otras personas enriquece más, y construye la comunidad que Jesús quería: personas ilustradas, buenas conocedoras del Evangelio, que se ayuda a trabajar por el Reino de Dios.
Leganés, 29 de abril de 2021
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