Fue encargado para la capilla del Hospital de Buitrago Expuesto en el Museo del Prado el Retablo de los Gozos de Santa María, de Jorge Inglés
Fue mandado pintar por el Marqués de Santillana, Iñigo López de Mendoza, siendo la primera pintura hispanoflamenca castellana documentada
Del siglo XV, está valorado en seis millones de euros y ha sido cedida al museo por 10 años por su actual propietario, Íñigo de Arteaga y Martín, duque del Infantado
| Baltasar Bueno
Ha quedado expuesta en el Museo del Prado a partir de hoy la obra «Retablo de los Gozos de Santa María», de Jorge Inglés, procedente de una colección particular, prestado para que pueda ser contemplado desde hoy hasta el 1 de junio de 2021.
Se trata de una obra, óleo sobre tabla, de 399 cm x 338 cm. Su exposición cuenta con la garantía del Estado, y está valorada en 6 millones de euros. El Ministerio de Cultura ha patrocinado la operación dentro de las medidas de apoyo al sector cultural para hacer frente al impacto económico y social del COVID-19. Mediante esta garantía el Estado se compromete a indemnizar por la destrucción, pérdida, sustracción o daño de la obra de acuerdo con el valor de la misma.
Íñigo de Arteaga y Martín, duque del Infantado, ha cedido al Museo de Prado en depósito durante una década el retablo Los Gozos de Santa María de Jorge Inglés, también llamado altar de los ángeles, primera pintura hispanoflamenca castellana documentada.
Tras su depósito en el Museo del Prado, el 9 de abril de 2012, el retablo ha pasado por el taller de restauración para poder exhibirse ante el público en la sala 57 del edificio Villanueva, que se dedica, a partir de ahora, a los retratos españoles y flamencos de la nobleza y la burguesía (1450-1570).
La obra
Esta obra, según los expertos del Museo del Prado, la primera documentada del artista hispanoflamenco castellano Jorge Inglés, la mandó hacer el primer marqués de Santillana para la capilla del Hospital de Buitrago (Madrid), fundado por él. Su autor se muestra conocedor del arte flamenco en los retratos de los marqueses, don Íñigo López de Mendoza y doña Catalina Suárez de Figueroa, que remiten a los donantes de las obras de Roger van der Weyden (h. 1399-1464).
Sobre la predela con los cuatro padres de la Iglesia, don Íñigo y doña Catalina, acompañados por un escudero y una doncella, están arrodillados ante una talla de la Virgen. En el cuerpo superior están representados doce ángeles con pergaminos con los textos de los Gozos a la Virgen María escritos por el marqués, prueba de su devoción a ella.
El retablo de los Gozos o del marqués de Santillana, que el marqués de Santillana mandó hacer a Jorge Inglés antes de junio de 1455 con destino a la iglesia del hospital de Buitrago (Madrid), según recoge el codicilo de su testamento (6 de junio de 1455), estuvo colocado durante siglos en el altar mayor. Posteriormente, los duques del Infantado, herederos del marqués de Santillana y patronos del hospital, lo trasladaron a otras dependencias de su propiedad.
El retablo conserva parte de la estructura y tracería originales y todas las pinturas realizadas por Jorge Inglés. Sobre el banco con los cuatro padres de la iglesia, en el cuerpo inferior, Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, aparece retratado, en el único retrato de pincel conservado de un noble castellano, con su mujer, Catalina Suárez de Figueroa, que se encuentra de rodillas ante la Virgen María, cuya imagen original perdida –flamenca de mediados del siglo XV– se ha tenido que sustituir. Ambos se encuentran acompañados, respectivamente, por un escudero y una doncella. En el cuerpo superior, compuesto por dos tablas, aparecen representados doce ángeles con pergaminos con textos de los Gozos de Santa María escritos por don Íñigo, prueba de su devoción a la Virgen.
Don Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana
Además de por ser la primera obra documentada de autor conocido que se conserva, la personalidad del comitente, el primer marqués de Santillana, figura clave en el reino castellano en tiempos de Juan II, confiere una especial importancia a la obra.
Don Íñigo López de Mendoza, gran poeta y estudioso de la ciencia, fue el mejor ejemplo para la nobleza castellana de su tiempo de que las letras "no embotan el fierro de la espada". Las dos vocaciones de don Íñigo, las armas y las letras, se materializaron en las dos colecciones iniciadas por el marqués, la armería y la biblioteca, que habían de ser el orgullo de sus sucesores, los duques del Infantado. Pero también fueron dos sus devociones. Una fue su linaje, su familia (su mujer, doña Catalina Suárez de Figueroa –representada junto a él en este retablo-, y sus hijos), y la otra la Virgen, devoción de la que dan testimonio los Gozos de Santa María escritos por él, incorporados a los pergaminos que llevan los ángeles de este retablo.
Las dos vocaciones de don Íñigo, las armas y las letras, se materializaron en las dos colecciones iniciadas por el marqués, la armería y la biblioteca
Jorge Inglés
A excepción del documento que le vincula con el marqués de Santillana, poco se sabe de Jorge Inglés, que une su condición de pintor a la de miniaturista. Se ha especulado sobre su origen inglés o el de su familia, al ser el suyo un apellido de origen, pero, por el momento, no se ha podido saber nada ni sobre donde nació ni sobre donde se formó. Por tal razón, el punto de partida para definir su estilo y atribuirle otras obras es este altar de los ángeles, propiedad del duque del Infantado.
A juzgar por este retablo y por las otras obras que se le han adscrito, sobre todo El retablo de san Jerónimo, mandado hacer por don Alonso de Fonseca, obispo de Ávila desde 1469 a 1485, para el monasterio Jerónimo de la Mejorada, en Olmedo (Valladolid), lo más probable es que Jorge Inglés se formara en el estilo internacional o con un maestro de transición y que accediera después a los modelos flamencos, como lo atestiguan los retratos del marqués de Santillana y de su mujer, que remiten a los donantes realizados por Weyden, sin duda a través de intermediarios, (a ello ayuda el que don Íñigo vaya vestido a la moda borgoñona.
Aunque la tipología de estos retratos, el realismo de las figuras y la forma de los plegados remiten a la pintura flamenca, las obras que se adscriben a Jorge Inglés no denuncian un contacto directo con un pintor flamenco en concreto. Más aún, a juzgar por los tipos humanos que utiliza –repetidos de forma sistemática-, denuncia una tendencia expresiva ajena a los Países Bajos y más característica del mundo germánico y también del inglés, que tal vez le sea propia y responda a ese hipotético origen inglés, sugerido por su apellido.