3 de febrero, san Blas Sorolla pintó un sant Blai, que salvó en guerra el historiador Sarthou
Lo bendijo en 1902, el cardenal Benlloch, y encabeza la procesión de Bocairent, como cierre de sus fiestas de Moros y Cistianos.
Un adinerado industrial le encargó la obra, la envió al pueblo sin firmar, y se la devolvieron para que lo firmase.
Juan de Juanes murió aquí trabajando lienzos y pinturas para su iglesia, entre ellas el “Salvador” que está en el Museo del Prado
Juan de Juanes murió aquí trabajando lienzos y pinturas para su iglesia, entre ellas el “Salvador” que está en el Museo del Prado
Es difícil entender a Bocairent sin sus fiestas a sant Blai y más difícil comprender que de nuevo este año no haya celebrado sus populares fiestas de Moros i Cristians, de las que hoy sería su día central. Han demostrado ser de férrea disciplina para no exultar en gozo y reventar en pólvora por segunda vez en este alargado tiempo de pandemia.
Sobrado en historia, arte, cultura y tradiciones, no se quedan atrás en laboriosidad sus emprendedores vecinos y tiran la casa por la ventana en llegando los fríos días memoriales de quien veneran es su patrón desde mediados el siglo XVII, alguna reseña local rebaja esta relación del pueblo con su santo al siglo XVIII. Y la eclosión de las fiestas de Moros y Cristianos a la segunda mitad del siglo XIX. Van pues camino de los dos siglos.
Ya tuvieron que renunciar los de Bocairent años atrás a la gran figura de la Mahoma que desfilaba en “l´entrà dels moros vells”, para que los musulmanes migrantes en España, cuando apenas había, no se sintieran molestos o heridos en sus sentimientos religiosos. El patronazgo del pueblo lo comparte sant Blai con el Santísimo Cristo del Calvario, cuya ermita está en lo alto de una empinada colina o cerro que enfrenta a su apiñado casco urbano, escenario de cruenta batalla entre carlistas y liberales con gran número de bajas por ambas partes. Antes, durante la guerra de la Independencia, los franceses mataron a toda la población y lo saquearon. Robaron todo lo que pudieron.
Salvado de la quema
Juan de Juanes murió aquí trabajando lienzos y pinturas para su iglesia, entre ellas el “Salvador” que está en el Museo del Prado. Tiene importantes obras artísticas la parroquia. Y una de ellas es el lienzo que Sorolla pintase para coserlo al guión del santo que procesiona en su día. El maestro cumplió con el encargo que le hiciera un importante industrial, pero no lo firmó y se lo devolvieron a Madrid para que estampase allí su rúbrica. El guión fue bendecido por el cardenal arzobispo de Valencia, Juan Bautista Benlloch. La salvación de la quema y destrucción en la pasada guerra civil se debe al historiador setabense Carlos Sarthou, quien con varios amigos, se dedicaron a recorrer los pueblos donde sabían que tenían cosas de interés, las cargaban en un camión y se las llevaban a Xàtiva, donde permanecieron toda la contienda.
Ahora no sé cómo estará el grado de religiosidad en Bocairent, pero la primera vez en mi vida que fui allí –me hicieron Marroc y se pasaron conmigo con el herbero y el café licor- a hacer varios reportajes, me contaban que iba mucha gente a Misa, incluso los días laborables, y que había dos tipos de católicos los de Misa de 7 y lo de Misa de 9 de la mañana, siendo más católicos los primeros que los segundos.
Ahora veo que con el santo van a cumplir, a pesar de la suspensión de todo el solemne boato de Moros y Cristianos. Comenzaron ayer con la “benedicció del oli de sant Blai” durante las primeras víspera. El aceite se lo llevarán a sus casas los fieles creyentes y lo tendrán a mano para cuando alguien enferma de mal de garganta contra el que es abogado defensor sant Blai. Como colofón después de las funciones religiosas, cantarán su Himno: “Su benéfica gracia imploremos,/ de rodillas, al pie de su altar; y a su ejemplo, del mundo triunfemos,/ si queremos al cielo llegar”, con los consiguientes vitols a sant Blai.
Los de Bocairent son todos extraordinarios. Llegué a conocer a un hombre quien siendo sacristán del pueblo vecino, Banyeres, acabó sueño de una de las más importantes y prestigiosas fábricas de mantas de Bocairent, Rasilán. Durante la II Guerra Mundial y en tiempos de la guerra de Irak, las fábricas de Bocairent no pararon día y noche de hacer mantas para los ejércitos intervinientes. Y las familias que afectadas por los conflictos bélicos quedaban sin hogar, ni útiles, ni enseres, ni tampoco ropa de abrigo.
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