Sermones por la paz


Hay que rezar por los frutos del Encuentro de Asís del Papa con los demás líderes religiosos del mundo. Hay que orar por la paz. Mucha oración a Dios por la paz y muchos encuentros entre nosotros por la paz, nos irán sensibilizando más y más para ser constructores de paz: Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios...

¿Pero se sensibilizarán también los clérigos fundamentalistas? Al fin y al cabo, ellos son los que mueven a sus fieles. En este sentido, los líderes "archisupremos" de la religiones pueden predicar la paz, pero seamos realistas, los que mueven los corazones de los fieles son los clérigos a quienes escuchan todos los días. Si escuchan sermones de paz, habrá más paz en el mundo. Si siguen escuchando sermones de guerra santa, seguirá habiendo guerra, que nunca es santa.

Quizás estas buenas y necesarias iniciativas, en el peor de los casos, irán dejando "sin audiencia" a los clérigos radicales, que quizás tengan que moderar su discurso, para no perder a toda su clientela.

Ya sé que es poner demasiado el dedo en la llaga, pero, repito, lo fundamental son los clérigos. Hay que identificar a los clérigos que hablen de paz y promoverlos, y hay que identificar a los clérigos que hablen de guerra. Hay que identificar el origen del cáncer, las células madre, las que contaminan el resto. Las células buenas no pueden por sí solas luchar contra las células malignas. Ni siquiera las células dedicadas a la defensa del organismo pueden luchar por sí solas contra las células malignas, que se camuflan y escapan de su control, y se infiltran entre las demás células buenas del organismo, infectándolas y, al final, destruyéndolas. Hay que actuar contra el origen del cáncer para acabar con él, y como sabemos, no precisamente con paños calientes ni procedimientos paliativos: Cirugía, radioterapia, quimioterapia, y a veces todas coadyuvando. Y todo ello, con la ayuda de Dios, fuente de toda sanidad...

Cuando haya sermones por la paz, habrá paz.
Oremos (y actuemos) para que haya sermones por la paz.
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