Monseñor Francisco Javier Martínez dispuesto a arruinar su archidiócesis.
Cabe esperar que cuando uno se embarca o compra una empresa, primero haga un estudio de mercado para ver la rentabilidad del negocio. De no hacerlo se arriesga no solo a perder el negocio sino a arruinarse.
Hipotecarse por 25 años es la idea de Monseñor Francisco Javier Martínez, y como dentro de 25 años no estará al frente de la archidiócesis de Granada, pues hipotequémonos hoy y que la hipoteca la paguen otros. En este caso su sucesor y los diocesanos que mucho por lo visto no le quieren, no hablemos de odios que haberlos los hay.
No es normal, pienso yo, querer montar o ampliar un negocio sin clientela y con cada vez más escasa demanda social. Un licenciado, diplomado o graduado en las muchas variedades de magisterio tiene un futuro ciertamente negro. La mayoría a guardar la cola del paro, por no valer no sirven muchos ni para trabajar en una academia como en cambio si puede servir un ingeniero, un filólogo, un filósofo, un matemático, un químico, un físico, un biólogo, etc. Realmente el que hace magisterio lo hace o por vocación o porque quiere sacarse un titulillo fácil por no saber que hacer con su vida. Muchos de los que pasan por magisterio tienen hasta incapacidad para dar clases, y es habitual ver bajas laborales en los colegios e institutos, pues son derrotados por los traviesos nenes.
Pero en fin, magisterio está en la Complutense y la Autónoma en una nota alrededor del 5.5, y los centros privados adscritos la tienen en el 5. Lo cual indica que no es carrera muy solicitada. Aquí en Madrid desde luego rentable no es. Tal vez en Granada magisterio si lo sea. Pues por lo que estoy viendo, en Granada está la cosa igual o peor que en Madrid.
Total, que en los próximos años veremos quien paga la deuda. Desde luego Martínez no. Y cuando le pregunten que porqué se embarcó en tal empresa, dirá que hasta su presbiterio les pareció genial la idea, presbiterio que sabe muy bien por curas de pueblo y canónigos como las gasta el señor arzobispo si se le lleva la contraria hasta en la gestión económica. Y es que Martínez es como es, todos tenemos que comprenderle, nos guste o no es lo que hay, y los granadinos tendrán o que morderse la lengua o seguir haciendo esfuerzos a alguien que no se hace por desear.
Desde luego si su proyecto se lleva a cabo no pasará a la posteridad como un olvidado arzobispo de Granada, por lo menos tendrá una estatua como García Gasco en Valencia o mínimo una placa que de fe que por allí existió un tal Francisco Javier Martínez. La posteridad juzgará su gran proyecto, que a mi me parece arruinador pero que a él le parece lo contrario.