No sé en que religión cree Javier Baeza, y tampoco comprendo su forma de entender el respeto. Tengo claro que si como mínimo mi mejor amigo es amigo es Cristo, no consentiría que a la madre de mi amigo (María) o a su padre (Dios) viniera un energúmeno y los insultara. Peor aún es que a mi casa acuda alguien a insultar a mi madre o a mi padre.
Pero también hay algo muy hipócrita en un cristiano, y es juntarse con gente que ofende todo el tiempo tus creencias. Claro está en que puede que Javier Baeza ya ni sea católico, ni cristiano como poco, en cuyo caso lo mejor es que desaloje ese local de la Iglesia y deje de hacerse pasar por sacerdote.
Hubo un tiempo en que defendía la llamada parroquia roja de Vallecas, pero esta gente me fue decepcionando porque abandonaron el progresismo para abrazar algo tan regresista como el insulto gratuito (Willy Toledo) o juntarse con personas que hacen de su controvertido arte el insulto (Leo Bassi).
Por otra parte, si mis ideas deben ser insultar lo que no me gusta (como hacen Willy Toledo, Bardem o Bassi), prefiero que los procese la justicia. No me gusta una sociedad con tanta libertad para ofenderse los unos a los otros, llegando a decirse auténticas barbaridades, y prefiero que la evolución de este país y de este mundo no vaya precisamente por ahí, porque como ya he dicho, no es progresismo, es regresismo.