Un pequeño homenaje al profesor Abellanas.
El póster fue elaborado tras ocurrir una debacle de suspensos en una asignatura optativa, Geometría Diferencial Clásica que en aquellos años impartía el profesor Abellanas. Fueron tales las protestas y quejas en Junio, que Abellanas decidió cambiar el modo de hacer los exámenes y puso una pregunta en el examen que logró invertir drásticamente el número de suspensos, la pregunta fue: Contadme todo lo que sepáis sobre la esfera. Esta anécdota quedó inmortalizada por otro alumno en (no se sabe si el mismo autor del poster) en estos versos:
Un problema me manda hacer Bellotas
que en mi vida me he visto en tal aprieto;
integral irresoluble, no hay respeto;
se avecinan tristes nuevas en mis notas.
Yo pensé que no hallara las pelotas
de en Septiembre someterme al mismo reto;
mas al verme en la trinchera, rifle escueto,
de sorpresa se me caen hasta las botas.
¡Santa esfera!, paradigma rigurosamente bello,
del geómetra diferencial aficionado,
esta jornada me salvaste el cuello.
Ni en mis sueños yo me hubiera imaginado
levantarme de la silla sin resuello
y salir con la sonrisa de aprobado.
Al año siguiente, Abellanas instauró el llamado taller de problemas en la asignatra de Geometría Diferencial Clásica para no tener que examinar a quien no quisiese y que aprobasen solo quienes trabajasen.
A pesar de ser Abellanas un profesor riguroso, el más riguroso y duro de los tres magníficos del póster, era Abellanas un profesor admirado, temido y muy respetado. Era tal la admiración por Abellanas, que llenaba sus clases, aunque sabían todos que aprobarían menos del 20 % de la clase en Álgebra Lineal, Calculo, Ecuaciones Diferenciales o Teoría de Grupos. Abellanas era especial, dotado de una voz profunda, de una convincente claridad, de unos gestos, expresiones y formas que te imponían la idea de una poderosa autoridad, lo cual llevaba a temerle. Asistir a clase con Abellanas suponía una inyección de conocimientos en vena, jamás dictaba apuntes, siempre los escribía en la pizarra casi con la misma velocidad que hablaba de ellos. Era típico que mucha gente se matriculase con Abellanas para aprender primero una materia y posteriormente matricularse con otro profesor para usar los conocimientos transmitidos por Abellanas y aprobar con nota.
Se cuenta que la autoridad de Abellanas era tal, que intencionadamente unos alumnos mojaron previamente sus tizas para que estas no escribiesen o chirriasen en la pizarra, pues tras esta operación, Abellanas parece ser que hasta impuso su autoridad a las mojadas tizas y estas escribieron con naturalidad.
Tristemente, Abellanas se jubiló hace unos años, en mi opinión una gran pérdida. Un profesor como él es único, y no he visto a nadie semejante al profesor Abellanas. Por eso le dedico este reconocimiento, y que ojalá un día vuelva a la docencia y no deje desperdiciar ese talento personal. Solo le pido a él una cosa, que nunca ponga o corrija los exámenes porque no aprobaría casi nadie.