Pre-embriones, embriones y fetos.
Respondiendo a quienes piden aclaraciones divulgadoras sobre el paso del cigoto al feto, reproduzco un texto de mi libro Pensar lo humano. 101 planteamientos de Antropología, PPC, 2006, Colección Cruce, n.16
Concebir, en vez de concepción. Estar embarazada, en vez de embarazo. Dar a luz, en vez de nacimiento. Los verbos indican acción, proceso y duración.
Tras el encuentro del espermatozoide con el óvulo se inicia la fecundación, que dura más de 20 horas. El cigoto comienza la división celular, se llama mórula al tercer día, con 16 células. Entre el cuarto y séptimo día se prepara la anidación. En el blastocisto, a partir del día sexto, se esboza una masa celular interna (embrioblasto), que dará lugar al feto, y una capa exterior (trofoblasto) que será la placenta.
Con la implantación se completa la concepción al retener la mujer el óvulo fecundado hecho embrión.
El blastocisto posee individualidad meramente genética, pero aún no es un individuo multicelular. Dos pre-embriones pueden fundirse en uno o dividirse un pre-embrión en dos. Hacia el día 14 se forma el disco embrionario que, entre los días 15 y 18, se hace trilaminar. La aparición de la cresta primitiva, inicio del futuro sistema nervioso es un primer umbral decisivo.
Entre la tercera a la octava semana la interacción embrio-materna es constitutiva de la nueva realidad, llamada feto a partir de la octava semana.
Ante un proceso como el alba no es posible trazar una línea nítida de antes y después del comienzo. Tendremos que contentarnos con expresiones como “no antes de…” o “no después de…”, “no antes de la tercera semana, no después de la octava”.
(Ver también El animal vulnerable, U. P. Comilas, 1997, cap. 4, La gratitud responsable, Desclée, 2004, cap. 9 y Bioética y Religión, ed. Síntesis, 2008, todos ellos pubicados con la debida censura de la correspondiente autoridad eclesiástica).
Concebir, en vez de concepción. Estar embarazada, en vez de embarazo. Dar a luz, en vez de nacimiento. Los verbos indican acción, proceso y duración.
Tras el encuentro del espermatozoide con el óvulo se inicia la fecundación, que dura más de 20 horas. El cigoto comienza la división celular, se llama mórula al tercer día, con 16 células. Entre el cuarto y séptimo día se prepara la anidación. En el blastocisto, a partir del día sexto, se esboza una masa celular interna (embrioblasto), que dará lugar al feto, y una capa exterior (trofoblasto) que será la placenta.
Con la implantación se completa la concepción al retener la mujer el óvulo fecundado hecho embrión.
El blastocisto posee individualidad meramente genética, pero aún no es un individuo multicelular. Dos pre-embriones pueden fundirse en uno o dividirse un pre-embrión en dos. Hacia el día 14 se forma el disco embrionario que, entre los días 15 y 18, se hace trilaminar. La aparición de la cresta primitiva, inicio del futuro sistema nervioso es un primer umbral decisivo.
Entre la tercera a la octava semana la interacción embrio-materna es constitutiva de la nueva realidad, llamada feto a partir de la octava semana.
Ante un proceso como el alba no es posible trazar una línea nítida de antes y después del comienzo. Tendremos que contentarnos con expresiones como “no antes de…” o “no después de…”, “no antes de la tercera semana, no después de la octava”.
(Ver también El animal vulnerable, U. P. Comilas, 1997, cap. 4, La gratitud responsable, Desclée, 2004, cap. 9 y Bioética y Religión, ed. Síntesis, 2008, todos ellos pubicados con la debida censura de la correspondiente autoridad eclesiástica).