El "bebé-esperanza" es vida, no "matanza"
Una vez más la voz de los voceros de la Conferencia episcopal del estado español produce vergüenza ajena en la intelectualidad católica seria.
Decir que "el nacimiento de una persona ha venido acompañado de la destrucción de otras, sus propios hermanos, a los que se les ha privado del derecho fundamental a la vida", es un error garrafal, acreedor a un suspenso en biología, otro en ética y otro en teología.
Llamar "hermanos a los que se les ha privado del derecho a nacer" a los pre-embriones no implantados es otro error digno de suspenso en bioética.
Decir que en el bebé nacido se ha "conculcado su derecho a ser amado como un fin en sí mismo y a no ser tratado como medio instrumental de utilidad técnica" es un insulto a sus padres por el que el portavoz redactor de la nota debería pedirles perdón.
Se han repetido los fallos del documento de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, del 30 de marzo de 2006, que tanta vergüenza ajena nos produjo.
Decir que las criaturas nacidas por fecundación in vitro han sido producidas y no procreadas es una afirmación digna de otro suspenso en moral, teología y bioética.
Como creyentes y como estudiosos somos muchas las personas que sentimos pena y dolor por los malentendidos que producen estas afirmaciones episcopales mal asesoradas. Es natural que, con respeto, pero con firmeza y libertad de espíritu sintamos la obligación moral de disentir.
Reiteremos una vez más la enhorabuena a los padres de esa criatura a la que no se debe llamar "bebé-medicamento", sino "hermano esperanzador y dador de vida".
Decir que "el nacimiento de una persona ha venido acompañado de la destrucción de otras, sus propios hermanos, a los que se les ha privado del derecho fundamental a la vida", es un error garrafal, acreedor a un suspenso en biología, otro en ética y otro en teología.
Llamar "hermanos a los que se les ha privado del derecho a nacer" a los pre-embriones no implantados es otro error digno de suspenso en bioética.
Decir que en el bebé nacido se ha "conculcado su derecho a ser amado como un fin en sí mismo y a no ser tratado como medio instrumental de utilidad técnica" es un insulto a sus padres por el que el portavoz redactor de la nota debería pedirles perdón.
Se han repetido los fallos del documento de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, del 30 de marzo de 2006, que tanta vergüenza ajena nos produjo.
Decir que las criaturas nacidas por fecundación in vitro han sido producidas y no procreadas es una afirmación digna de otro suspenso en moral, teología y bioética.
Como creyentes y como estudiosos somos muchas las personas que sentimos pena y dolor por los malentendidos que producen estas afirmaciones episcopales mal asesoradas. Es natural que, con respeto, pero con firmeza y libertad de espíritu sintamos la obligación moral de disentir.
Reiteremos una vez más la enhorabuena a los padres de esa criatura a la que no se debe llamar "bebé-medicamento", sino "hermano esperanzador y dador de vida".