Hay quien se opone a lo que dice el Papa, y lo entiendo
En la actualidad los 1.000 millones de personas más pobres del planeta producen sólo el 3% de las emisiones globales, mientras que los 1.000 millones de personas más ricas provocan la mitad de las mismas. Es un problema que el Papa Francisco ha afrontado “sin pelos en la lengua” en su encíclica sobre la ecología.
Dice, en ella, que debemos ser y actuar como custodios de la creación. Conscientes de que el cambio climático está, inexorablemente, ligado con el desarrollo y el progreso humano. Advierte que los problemas se agudizarán si seguimos apostando por un crecimiento económico que no tenga en cuenta el impacto en la naturaleza de las actividades de producción y de consumo.
Ante ese pronunciamiento tan claro algunos políticos, que actúan como “la voz de su amo” defendiendo los intereses de éstos, se rebelan contra él. Preferirían que se dedicara a “otras cosas menos mundanas” o a “asuntos meramente religiosos”.
Se ha constatado la existencia de un potente lobby al que se atribuye la manipulación de diversas investigaciones orientadas a generar controversia, para lograr que la preocupación por los asuntos medioambientales y la conciencia ecológica no terminen de cuajar.
El mensaje malintencionado de ese lobby es que el calentamiento global es solamente una teoría que no ha sido probada; que el cambio climático es un ciclo natural y que el crecimiento económico es prioritario, incluso si éste va en perjuicio del medio ambiente.
El Papa propone tener en cuenta que la naturaleza es un capítulo importante en la vida de los pueblos; que mantener la integridad del planeta es una responsabilidad que nos atañe; que la raíz del problema ecológico tiene que ver con un modelo económico que es insostenible.
Apela a la necesidad de asumir cambios de política a nivel local, nacional y global. Y cambios, también, a nivel individual, ya que son nuestros hábitos de consumo los que determinan el futuro del planeta.
Son esos cambios los que no gustan a quienes quieren que nada cambie para poder mantener sus grandes privilegios.
Conociendo los intereses que defienden entiendo que no les guste lo que dice el Papa. Lo que más me cuesta entender es que algunos de ellos se llamen cristianos.