La tozuda realidad se abre camino y pone a prueba la esperanza que pasa a ser patrimonio del pasado. La crisis, alma del mundo y tumba del pasado, que se lo ha llevado todo por delante a sus ávidas profundidades, será la puerta de un mundo nuevo que arrancará de las ruinas mohosas de la catástrofe la transformación religiosa, política, social del mundo. La historia se habrá escurrido por las grietas de la memoria, y si algunos hay que se quieran enterar se darán de bruces contra un abismo de silencio. La gente sin historia es fácilmente manejable porque se lo cree todo, y se la engaña con las apariencias sin darse cuenta que el ornamento solo es la orilla de un peligrosísimo mar. "Quien ignora las aberraciones históricas y olvida los errores, los repite", dijo después de escuchar la tertulia y se fue.