Cultivar la tierra, hacer posible que produzca es permitirle expandirse, manifestarse, hablar, decir. Cultivar la tierra es dialogar con ella y este dialogo, como toda exposición, guarda en sus entrañas tensiones, violencias. Admirar la naturaleza consiste es admirar la belleza del bosque, de un mar de trigo, de un arrozal, de un naval de nabos, de un patatal, del nacimiento y la puesta de sol, de una tormenta. La gente en la playa huye de los tiburones, los rurales establecen vínculos con los seres vivos y con los seres inanimados; mima y protege a los que le ayudan, guerrea con los enemigos. El rural no es una brizna de hierba posada aquí por el viento ni es un espectador sino un elemento más de la tierra que participar de la lucha por la supervivencia de las especies. Los rurales saben que la tierra está habitada por miles se seres, de unos sabe el nombre y de otros solo que existen. Vivir del campo y conformarse con todo es el principio del fin.