El nuevo auxiliar del cardenal Cobo destaca el papel fundamental de Cáritas en la Iglesia española Vicente Martín, obispo auxiliar de Madrid: "La jerarquía, como toda la Iglesia, hemos de ser más proféticos"
"La caridad cristiana no entiende de fronteras, solo de compasión y dignidad, tiende puentes y acorta distancias. Queremos escuchar el grito de los más pobres porque en ellos escuchamos los gritos del Dios que sigue viendo, escuchando y sintiendo el clamor de su pueblo"
"Espero que el Sínodo no se quede en un momento eclesial novedoso y participativo y luego se vuelva a lo de siempre. El Sínodo no es una metodología, sino un estilo de ser Iglesia más evangélica y auténtica desde la misión, la participación y la comunión"
"El solo deseo de llegar a ser sacerdote no es suficiente y no existe un derecho a serlo. Es necesario discernir la vocación de quien desea entrar en el Seminario, acompañarlo durante los años de la formación y llamarlo al ministerio sacerdotal, si se considera que reúne las cualidades requeridas"
"Lamentablemente, me he encontrado sacerdotes y parroquias que no cuidan suficientemente esta dimensión evangelizadora, quizá porque no le dan la importancia que tienen o porque no entran dentro de sus prioridades pastorales o porque aún no han descubierto que la acción caritativa y social es una dimensión fundamental"
"El solo deseo de llegar a ser sacerdote no es suficiente y no existe un derecho a serlo. Es necesario discernir la vocación de quien desea entrar en el Seminario, acompañarlo durante los años de la formación y llamarlo al ministerio sacerdotal, si se considera que reúne las cualidades requeridas"
"Lamentablemente, me he encontrado sacerdotes y parroquias que no cuidan suficientemente esta dimensión evangelizadora, quizá porque no le dan la importancia que tienen o porque no entran dentro de sus prioridades pastorales o porque aún no han descubierto que la acción caritativa y social es una dimensión fundamental"
Vicente Martín ya es, oficialmente, nuevo pastor de la Iglesia que peregrina en Madrid, a donde llega -porque así se lo ha pedido el cardenal que esta mañana le ordenó en la catedral de la Almudena, José Cobo, ante más de 250 sacerdotes, 70 obispos y el pueblo de Dios que quiso acompañar su entrada y entrega a este nuevo servicio- para "potenciar y cuidar la dimensión social de la fe y la misión de la Iglesia en el ámbito de lo social", como señala en entrevista con Religión Digital.
"Queremos que los más pobres y vulnerables estén en el centro de la vida y de la misión de la nuestra Iglesia diocesana", subraya este pastor curtido bajo el sello de Cáritas, y que destaca que "es necesario conocer de cerca el sufrimiento de las personas, dejarse afectar por su dolor y descubrir las llamadas que nos hace el Señor a través de ellas".
¿Cree que le será fácil auxiliar a monseñor Cobo y adaptarse al clero y a la Iglesia madrileñas, dado que usted procede de Extremadura?
La Iglesia de Madrid, al igual que la misma ciudad, es acogedora y cosmopolita. En esta ciudad y en esta Iglesia hay gente de todos los lugares y, entre ellos, muchos extremeños. Yo seré uno más, un pastor extremeño al servicio de la Archidiócesis de Madrid. Pero no cabe duda de que tendré que adaptarme y conocer mejor la Iglesia madrileña. En cuanto a auxiliar al Cardenal, lo intentaré hacer lo mejor que pueda, estando a su disposición para todo aquello que me encargue.
¿Qué le dijeron sus familiares más cercanos cuando se conoció su nombramiento?
Se alegraron mucho conmigo y me manifestaron lo orgullosos que se sienten, aunque saben que este cargo es una carga. Ellos siempre me han acompañado y han estado a mi lado y ahora seguirán haciéndolo.
Dicen que hay sacerdotes que se niegan a aceptar la mitra. ¿Por qué?
Supongo que hay sacerdotes a los que se les ha propuesto ser obispos y no han aceptado. Cada uno tendrá sus razones personales. Yo, por mi parte, cuando llegó la propuesta y después de orarlo y pensarlo, acepté este servicio que me propone la Iglesia. Acepté con temor y temblor, pero confiando mucho en el Señor.
¿Su misión en Madrid será potenciar el lado más social y comprometido del pontificado del cardenal Cobo?
Una de mis tareas será precisamente potenciar y cuidar la dimensión social de la fe y la misión de la Iglesia en el ámbito de lo social. Queremos que los más pobres y vulnerables estén en el centro de la vida y de la misión de la nuestra Iglesia diocesana. El mismo Cardenal decía en su primera carta que ellos se convierten en uno de nuestros criterios más serios y en la hoja de ruta para construir fraternidad abierta y universal.
La caridad cristiana no entiende de fronteras, solo de compasión y dignidad, tiende puentes y acorta distancias. Queremos escuchar el grito de los más pobres porque en ellos escuchamos los gritos del Dios que sigue viendo, escuchando y sintiendo el clamor de su pueblo.
La Iglesia de Madrid está muy presente en los ámbitos sociales ofreciendo cercanía y acompañamiento, pero, también, denunciando situaciones injustas y reclamando derechos para los más desfavorecidos.
Cáritas ocupa un lugar muy importante en la vida de la Iglesia española y hay que seguir potenciando su presencia en la vida de las comunidades cristianas
¿Cáritas sigue siendo la 'joya de la corona' de la Iglesia española?
Cáritas ocupa un lugar muy importante en la vida de la Iglesia española. Recientemente, en su memoria anual nos daba sus datos de atención y acompañamiento, alcanzando a 2,5 millones personas, dentro y fuera de España, y alertaba sobre algunas situaciones: una de cada tres personas atendidas se encontraba en situación administrativa irregular, mientras que el 50% acudió a Cáritas pese a tener un empleo.
A pesar de su labor hay que seguir potenciando su presencia en la vida de las comunidades cristianas. En estos años de mi servicio como delegado episcopal de Cáritas Española he manifestado tres sueños para ella: una Cáritas renovada y creativa en su actuación con los más pobres, que trabaja por el desarrollo integral de las personas desde un enfoque de derechos; una Cáritas más presente en la vida y misión De la Iglesia, para que su servicio sea cada vez más una tarea eclesial y la comunidad cristiana viva su identidad caritativa; y una Cáritas con presencia pública más significativa, para colaborar en la construcción de este nuevo modelo, desde el diálogo y la colaboración con todos aquellos que quieren trabajar por un mundo mejor.
¿En España, necesitamos una jerarquía más profética?
Todos los cristianos somos profetas por nuestro bautismo, testigos del amor de Dios en medio de un mundo con tantas sombras. Y esto solo podemos hacerlo centrándonos en el corazón del Evangelio, donde encontramos a Cristo y a los pobres.
La misión profética consiste en testificar y articular el seguimiento a Cristo y el anuncio de la Buena Noticia a los más desfavorecidos para que les alcance el gozo del Evangelio, lo cual conlleva la denuncia de situaciones injustas, a veces provocada por los mismos miembros de la Iglesia, también recordar los grandes principios de la vida social como la dignidad humana y el bien común y abrir caminos de esperanza, ofreciendo luz. Desde ahí entiendo que la jerarquía, como toda la Iglesia, hemos de ser más proféticos, no contra nadie, sino a favor de una vida más humana y justa para todos.
¿Cómo conseguir que los curas dejen de ser 'funcionarios de lo sagrado' y sean más servidores de los pobres, como pide el Papa?
Hay que reconocer que muchos sacerdotes son auténticos servidores de los más pobres. En estos años de trabajo en Cáritas he podido comprobar cómo se vuelcan muchas parroquias y sus pastores en dar a los últimos de la sociedad el lugar que les corresponde en la Iglesia y en la sociedad. También, lamentablemente, me he encontrado sacerdotes y parroquias que no cuidan suficientemente esta dimensión evangelizadora, quizá porque no le dan la importancia que tienen o porque no entran dentro de sus prioridades pastorales o porque aún no han descubierto que la acción caritativa y social es una dimensión fundamental, junto al anuncio de la Palabra y la celebración de la fe.
Todos hemos de convertirnos, como insiste el papa Francisco, a los pobres para hacerles protagonistas de la vida y misión de la Iglesia. Enfermos, ancianos, migrantes, excluidos, esperan que les mostremos la misericordia de Dios con nuestros gestos y esto no puede estar condicionado por el tiempo a disposición ni por proyectos pastorales desencarnado.
Yo creo que es necesario conocer de cerca el sufrimiento de las personas, dejarse afectar por su dolor y descubrir las llamadas que nos hace el Señor a través de ellas.
¿Es partidario de admitir a los gais en los seminarios?
La cuestión es compleja y la Iglesia se manifiesta con claridad. En primer lugar, decir que en la Iglesia hay lugar para todos. Nadie es inútil, nadie sobra, hay sitio para todos. Tal como somos, todos nosotros. En segundo lugar, el solo deseo de llegar a ser sacerdote no es suficiente y no existe un derecho a serlo. Es necesario discernir la vocación de quien desea entrar en el Seminario, acompañarlo durante los años de la formación y llamarlo al ministerio sacerdotal, si se considera que reúne las cualidades requeridas. En tercer lugar, la Iglesia nos pide a todos los candidatos el celibato y la castidad desde la propia opción de vida.
Dicho todo esto, pienso que la clave está en el proceso de discernimiento que se realiza con cada persona, donde se debe contemplar no solamente su orientación sexual, sino también otros aspectos fundamentales, como la experiencia de fe, la vivencia eclesial, la madurez afectiva y la formación en sus dimensiones humana, espiritual, intelectual y pastoral.
¿Ley y justicia o misericordia y diálogo con las clarisas de Belorado?
En la situación en la que está este tema, me parece que se necesitan por igual aplicación de la ley para que haya justicia, como misericordia y diálogo para posibilitar que vuelvan a la Iglesia, que desea acogerlas como madre.
Nunca se debió llegar a esta situación y todos hemos de aprender de ella. ¿Qué conduce a que unas religiosas que han dado su vida a Cristo, quieran abandonar la Iglesia?, ¿cómo es posible que se hayan radicalizado tanto? Es una pena, pero hay que dejar la puerta abierta para su regreso a vivir en la comunión eclesial.
¿Qué espera del Sínodo?
Espero que no se quede en un momento eclesial novedoso y participativo y luego se vuelva a lo de siempre. El Sínodo no es una metodología, sino un estilo de ser Iglesia más evangélica y auténtica desde la misión, la participación y la comunión. Y esto nos lleva a tomar más conciencia del papel de los cristianos en la vida de la Iglesia y de la sociedad, viviéndolo cada uno desde su vocación y misión, sin inhibiciones ni extralimitaciones, sino desde una sana corresponsabilidad, sabiendo que no existen cristianos de primera y de segunda. Todos, todos, todos, somos Iglesia, Pueblo de Dios que existe al servicio Reino de Dios, haciendo camino juntos.