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El acto contó con la participación del arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses; la corporación de la villa con su alcalde, José María Martín, a la cabeza; los miembros de las juntas de gobierno de las hermandades de Villaverde; y un nutrido grupo de vecinos de un pueblo que guarda en su memoria el paso de don Carlos por él. Tampoco faltó quien fuera su secretario y hombre de confianza durante tantos años, el hermano Pablo Noguera.
Antes de descubrirse el azulejo que muestra el nombre del cardenal junto a una imagen del prelado portando a la Virgen de Aguas Santas, tanto el hermano mayor de la hermandad de la patrona, como el alcalde y el arzobispo han recordado diversos pasajes vividos junto a monseñor Amigo. Todos ellos han destacado la cercanía del cardenal, siempre disponible para todos, sin hacer distinción, su capacidad de trabajo, la virtud que tuvo de propiciar el diálogo… Por unos minutos, la plaza de la parroquia se convirtió en un foro de homenaje a quien tanta huella ha dejado casi dos años y medio después de su partida a la Casa del Padre.
Tras el descubrimiento de la placa en su nueva calle, se celebró la última misa de las fiestas patronales de Villaverde del Río, dedicada en esta ocasión a los hermanos devotos de la Virgen que han fallecido este último año. A su término se procedió a la bajada de la Virgen de Aguas Santas hasta el presbiterio, donde monseñor Saiz Meneses la mostró a toda la asambleas, antes de que los asistentes pasaran a cumplimentar el rito de la ‘besa saya’.