Pérez Pueyo presidió el tradicional pesaje de bebés: "La Virgen es bálsamo de Dios" El obispo visita, con normalidad (¿previa a la tormenta?), Torreciudad en su cumpleaños
"Nuestro pueblo, sencillo y humilde, pero con un olfato divino extraordinario, siguiendo la Escritura, descubre que la verdadera familia de Dios es la que está compuesta por aquellos que buscan, que peregrinan hasta encontrar la voluntad de Dios en sus vidas", señaló Pérez Pueyo
La báscula ha pesado este año aceite, arroz, sandías, melones, naranjas, vino, flores, embutidos y varios productos de huertas aragonesas, catalanas, valencianas y navarras
| RD/Ep
El obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, celebró ayer su 68 cumpleaños con una visita a Torreciudad, para participar en el tradicional pesaje y presentación de bebés y niños a la Virgen en el snatuario mariano de Secastilla, adonde se dirigió la imagen en procesión. Una visita llevada a cabo con plena normalidad, si bien algunos apuntan a la posible 'tormenta' que, en los próximos días, podría afectar al Opus Dei.
Y es que, tal y como apunta Ep, la fiesta de la Virgen de Torreciudad ha reunido este domingo en el santuario mariano de Secastilla (Huesca) a un buen número de familias llegadas tanto de diferentes puntos del país como del extranjero que han ofrecido a un total de 33 bebés nacidos en el último año dentro de los tradicionales actos de pesaje y presentación a la patrona.
Diecisiete niñas y 16 niños han sido ofrecidos a la Virgen María por padres y madres procedentes de poblaciones cercanas como El Grado, Graus, Barbastro, Barbuñales y Santalecina, y otras que veranean en la zona procedentes de ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Pamplona, Sevilla y Zaragoza, así como de países como Bélgica, Alemania y Luxemburgo.
El obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, monseñor Ángel Pérez Pueyo, ha presidido los actos de la jornada. En su homilía, ha subrayado que «nuestro pueblo, sencillo y humilde, pero con un olfato divino extraordinario, siguiendo la Escritura, descubre que la verdadera familia de Dios es la que está compuesta por aquellos que buscan, que peregrinan hasta encontrar la voluntad de Dios en sus vidas. Y María es el ejemplo perfecto».
En alusión al posterior pesaje de bebés, ha invitado a cada uno de los presentes a «pesar su corazón» y «canjearlo» a los pies de la Virgen por «bálsamo de Dios» con el que «regenerar y sanar» el «corazón herido» de «tantos hermanos nuestros».
Al término de la eucaristía, las familias han recorrido en procesión el sendero de los Dolores y gozos de san José desde la explanada hasta la ermita.
Mientras rezaban el Rosario, han acompañado a la imagen peregrina de la Virgen de Torreciudad, réplica de la original, adornada con flores y colocada sobre unas andas de madera. Al llegar, han cantado los antiguos Gozos a la Virgen de Torreciudad y han ofrecido diversos productos de la tierra.
Después, y según manda la costumbre, los padres han hecho el ofrecimiento de la niña o el niño a la Virgen y han igualado el peso de la criatura poniendo ofrendas de sus lugares de origen en el otro plato de una antigua balanza, forjada en hierro y puesta bajo uno de los arcos del porche para la ocasión.
La báscula ha pesado este año aceite, arroz, sandías, melones, naranjas, vino, flores, embutidos y varios productos de huertas aragonesas, catalanas, valencianas y navarras.
Desde hace años, estos alimentos se distribuyen después entre familias necesitadas de la zona en colaboración con Cáritas Diocesana de Barbastro-Monzón.
En los actos han participado el alcalde de Secastilla, José Lorenzo Rabal, junto a los cuatro concejales del municipio, la alcaldesa de El Grado, María Carmen Obis, con la concejala Margarita Español, el alcalde de Castejón del Puente, Antonio Comps, y la diputada provincial y concejala de Almudévar, Lola Ibort.
Obis ha reconocido que sienten Torreciudad como «algo propio» por su cercanía, pese a que pertenezca a Secastilla y ha destacado que este año ha visto más gente que en otras ocasiones. Por su parte, Ibort ha hecho hincapié en el «fervor» de los actos y el «gran número» de familias participantes en el pesaje de bebés.
Tras la tradicional foto de grupo de todos los padres con sus bebés, los actos han terminado con el popular reparto de La Caridad, piezas de torta elaborada en el horno de Secastilla, municipio al que pertenece el santuario, y vino elaborado en la pedanía de Ubiergo y servido en porrones, gentileza de Bodegas Obergo.
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