Spadaro: "Ya no es posible juzgar a la gente partiendo de una norma moral suprema"
Las familias 'irregulares' "pueden estar viviendo en la gracia de Dios y pueden crecer en esa vida de gracia"
El cardenal Farrell: "Los sacerdotes no tienen credibilidad" en el acompañamiento matrimonial
"Ya no es posible juzgar a la gente partiendo de una norma suprema". Este es el mensaje que ha lanzado el jesuita Antonio Spadaro en la primera conferencia estadounidense sobre la aplicación de la exhortación apostólica Amoris laetitia. Un encuentro que también ha reunido a otras figuras importantes en la Iglesia de EEUU tales como el obispo Robert McElroy de San Diego o el cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida.
Según informa el National Catholic Reporter, Spadaro -hombre de confianza del Papa Francisco y editor de La Civiltà Cattolica- se dirigió a los dos cardenales, doce obispos y veinticuatro teólogos que asisten a la conferencia para recordarlos que Amoris laetitia viene a ser un reconocimiento que incluso los fieles que viven en situaciones familiares "irregulares" "pueden estar viviendo en la gracia de Dios, pueden amar y asimismo pueden crecer en la vida de gracia".
En la exhortación apostólica sobre el amor en la familia, continuó el jesuita, "el Papa comprende que uno ya no puede hablar de una categoría abstracta de personas y... [una] práctica de integración a través de una regla que absolutamente ha de aplicarse en cada instancia". La razón por semejante intuición pastoral, prosiguió, responde al hecho de que "el grado de responsabilidad" que tiene cada cual en el 'fracaso' de su relación "no es igual en todos los casos", y de ahí que "las consecuencias o efectos de una regla" -tal como la prohibición de volver a la disciplina de los sacramentos- "no tengan que ser siempre los mismos".
Por su parte, el obispo Robert McElroy de San Diego reflexionó en su ponencia sobre el sínodo que realizaron en su diócesis sobre el escrito papal. Un proceso que, dijo, le sirvió para aprender "cómo laicos y laicas lidian con las cuestiones sobre las que nosotros [los obispos] escribimos, hablamos y enseñamos".
"Yo fui un aprendiz", confesó McElroy de su experiencia del sínodo, "y la cosa que más fascinante me pareció fue cómo [los laicos y laicas] reflexionaron sobre las cosas porque [sus reflexiones] fueron diferentes en algunas áreas que lo que hubiera pensado". El sínodo en San Diego, sentenció, "fue un momento de una presencia palpable de Dios en la Iglesia".
El cardenal Farrell, en los comentarios que compartió con los participantes en el encuentro, había insistido el pasado jueves en la importancia del diálogo y discernimiento con laicos y laicas a los que Amoris laetitia llama a los pastores de la Iglesia.
"Hemos que tomar el tiempo como para escuchar", recalcó el Prefecto de Laicos, Familia y Vida en su discurso. "Hemos de dar tiempo a nuestra gente si vamos a poder hablar con ellos", enfatizó, añadiendo que "no podemos llegar" a entender a las personas -como hemos intentado "muchas veces, desgraciadamente"- "con todas las respuestas ya en un libro de texto".
Todo este proceso de diálogo alentado por la exhortación apostólica, explicó Farrell, viene a ser un proceso de habituación por parte de los pastores "a dar importancia a la otra persona". Respeto por el otro "que es lo que quiere [el Papa] Francisco", continuó, en la medida en la que "el afecto y la preocupación por los demás" son necesarios para un "diálogo que merece la pena".
Este proceso de escucha, diálogo y reconocimiento de la dignidad del laicado a la que Amoris laetitia llama a la Iglesia, sugirió el purpurado, podría extender incluso a que los laicos tomen las riendas de los curso pre-matrimoniales en las parroquias.
"La preparación y el acompañamiento matrimoniales no los deben realizar los sacerdotes", dijo el cardenal, enfatizando que eso es algo en lo que cree firmemente.
"Los sacerdotes no tienen credibilidad. No han vivido nunca en la realidad de la situación [de un matrimonio] con lo que es muy difícil para ellos", puntualizó Farrell. "Los laicos son los que deben ser capacitados para hacer este trabajo", añadió, ya que "ellos son los que mejor pueden acompañar a los matrimonios en los momentos de problemas y de dificultades".
El cardenal Farrell: "Los sacerdotes no tienen credibilidad" en el acompañamiento matrimonial
"Ya no es posible juzgar a la gente partiendo de una norma suprema". Este es el mensaje que ha lanzado el jesuita Antonio Spadaro en la primera conferencia estadounidense sobre la aplicación de la exhortación apostólica Amoris laetitia. Un encuentro que también ha reunido a otras figuras importantes en la Iglesia de EEUU tales como el obispo Robert McElroy de San Diego o el cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida.
Según informa el National Catholic Reporter, Spadaro -hombre de confianza del Papa Francisco y editor de La Civiltà Cattolica- se dirigió a los dos cardenales, doce obispos y veinticuatro teólogos que asisten a la conferencia para recordarlos que Amoris laetitia viene a ser un reconocimiento que incluso los fieles que viven en situaciones familiares "irregulares" "pueden estar viviendo en la gracia de Dios, pueden amar y asimismo pueden crecer en la vida de gracia".
En la exhortación apostólica sobre el amor en la familia, continuó el jesuita, "el Papa comprende que uno ya no puede hablar de una categoría abstracta de personas y... [una] práctica de integración a través de una regla que absolutamente ha de aplicarse en cada instancia". La razón por semejante intuición pastoral, prosiguió, responde al hecho de que "el grado de responsabilidad" que tiene cada cual en el 'fracaso' de su relación "no es igual en todos los casos", y de ahí que "las consecuencias o efectos de una regla" -tal como la prohibición de volver a la disciplina de los sacramentos- "no tengan que ser siempre los mismos".
Por su parte, el obispo Robert McElroy de San Diego reflexionó en su ponencia sobre el sínodo que realizaron en su diócesis sobre el escrito papal. Un proceso que, dijo, le sirvió para aprender "cómo laicos y laicas lidian con las cuestiones sobre las que nosotros [los obispos] escribimos, hablamos y enseñamos".
"Yo fui un aprendiz", confesó McElroy de su experiencia del sínodo, "y la cosa que más fascinante me pareció fue cómo [los laicos y laicas] reflexionaron sobre las cosas porque [sus reflexiones] fueron diferentes en algunas áreas que lo que hubiera pensado". El sínodo en San Diego, sentenció, "fue un momento de una presencia palpable de Dios en la Iglesia".
El cardenal Farrell, en los comentarios que compartió con los participantes en el encuentro, había insistido el pasado jueves en la importancia del diálogo y discernimiento con laicos y laicas a los que Amoris laetitia llama a los pastores de la Iglesia.
"Hemos que tomar el tiempo como para escuchar", recalcó el Prefecto de Laicos, Familia y Vida en su discurso. "Hemos de dar tiempo a nuestra gente si vamos a poder hablar con ellos", enfatizó, añadiendo que "no podemos llegar" a entender a las personas -como hemos intentado "muchas veces, desgraciadamente"- "con todas las respuestas ya en un libro de texto".
Todo este proceso de diálogo alentado por la exhortación apostólica, explicó Farrell, viene a ser un proceso de habituación por parte de los pastores "a dar importancia a la otra persona". Respeto por el otro "que es lo que quiere [el Papa] Francisco", continuó, en la medida en la que "el afecto y la preocupación por los demás" son necesarios para un "diálogo que merece la pena".
Este proceso de escucha, diálogo y reconocimiento de la dignidad del laicado a la que Amoris laetitia llama a la Iglesia, sugirió el purpurado, podría extender incluso a que los laicos tomen las riendas de los curso pre-matrimoniales en las parroquias.
"La preparación y el acompañamiento matrimoniales no los deben realizar los sacerdotes", dijo el cardenal, enfatizando que eso es algo en lo que cree firmemente.
"Los sacerdotes no tienen credibilidad. No han vivido nunca en la realidad de la situación [de un matrimonio] con lo que es muy difícil para ellos", puntualizó Farrell. "Los laicos son los que deben ser capacitados para hacer este trabajo", añadió, ya que "ellos son los que mejor pueden acompañar a los matrimonios en los momentos de problemas y de dificultades".