El coordinador del Consejo de Cardenales presentó el libro de ‘Praedicate Evangelium’ a la Vida Religiosa española Cardenal Maradiaga: “La reforma de Francisco es un espíritu, más que una constitución”
“Muchos nos decían que les íbamos a quitar protagonismo con esta reforma, pero el único protagonista es el Señor Jesús”, afirmó el purpurado hondureño
“Es significativo que el primero de todos los dicasterios ya no sea Doctrina de la Fe, sino el de Evangelización. ¿Y el prefecto quién es? Pues el Papa, porque él ha de ser el primer evangelizador. No es simplemente el director de un organismo de la Iglesia. Y esto es ya todo un mensaje, ya es una reforma”
“Con esta reforma, las conferencias episcopales asumen más su papel de subsidiariedad dentro del mismo gobierno de la Iglesia"
“Con esta reforma, las conferencias episcopales asumen más su papel de subsidiariedad dentro del mismo gobierno de la Iglesia"
Clausura de la 51ª Semana Nacional de la Vida Consagrada en Madrid. El cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, coordinador del Consejo de Cardenales del papa Francisco, quiere hacerse presente ante una realidad que viene siguiendo, como afirma ante el público congregado, “desde que era curita”. Hoy es “el director de orquesta” que ha muñido, con otros purpurados y la atención “al milímetro” de Bergoglio, la que quiere ser la reforma eclesial para la Iglesia del siglo XXI.
Y quiere presentarla ante los religiosos y religiosas españoles a través del libro Praedicate Evangelium. Una nueva curia para un tiempo nuevo, que ha escrito a cuatro manos con Fernando Prado, director de Publicaciones Claretianas. Al religioso claretiano le debo agradecer el placer que supuso su invitación a que condujese la entrevista con el purpurado hondureño, pues no siempre se tiene a mano la oportunidad de oír conjugar como él sabe hacer claridad y transparencia cuando se abordan cuestiones de calado para la Iglesia universal. Esta es la transcripción de la entrevista que puso el broche final a la Semana organizada por el Instituto Teológico de Vida Religiosa.
Nueve años después de decirle que sí, que aceptaba el reto de ser el coordinador del Consejo de Cardenales, que quería crear el nuevo Papa, y de que hace apenas mes y medio que se ha promulgado el texto de la reforma de Francisco, quiero preguntarle al cardenal si durante ese período de tiempo tuvo que templar muchas gaitas con los demás cardenales y la Curia, si tuvo que afinar los instrumentos para conseguir llevar a término el texto de Praedicate Evangelium.
Dirigir una orquesta no es fácil, los instrumentos han de estar afinados. Vayan a cualquier concierto, verán que el violín y el oboe dan una nota, la, y conformen a esa nota tienen que ser afinados los demás. Una orquesta no se puede permitir tener algún instrumento desafinado, porque entonces la armonía se vuelve cacofonía.
Entonces, es cierto que ha sido un trabajo no siempre fácil, gracias a Dios había también disidencia y discusión, porque esto enriquece y es uno de los aportes grandes de la reforma del papa Francisco. Nosotros, desde Medellín, teníamos esta metodología de ver, juzgar y actuar. Y el Papa nos pidió trascender, sin quitar. ¿Por qué? Porque yo puedo ver desde un balcón, pero no me siento implicado. Y el escuchar, en cambio, es algo más. Ahora, en lugar de ver, también es escuchar. Y en lugar de juzgar, también es iluminar con la palabra. El actuar, claro, es siempre el actuar. Pero sí, sí, ha costado que la orquesta esté afinada, pero a fin de cuentas resultó bastante bien.
¿Cómo afecta esta reforma a la Vida Religiosa? ¿Qué le pide y cómo cree que será acogida por las religiosas y los religiosos?
La reforma no puede ser simplemente una cantidad de artículos, de dicasterios, etc. Esa es la concreción de algo que está bien definido sobre todo en el preámbulo. Porque la reforma es un espíritu, más que una constitución. Y es un espíritu que ya está definido por grandes principios que están en el título, Praedicate Evangelium, que no es un título más, es una síntesis de lo que es esencial en la Iglesia, como ya lo dijo san Pablo VI en la Evangelii nuntiandi: la Iglesia existe para evangelizar.
Y también es significativo que el primero de todos los dicasterios ahora no sea el de Doctrina de la Fe, sino el de la Evangelización. ¿Y el prefecto quién es? Pues el Papa, porque él ha de ser el primer evangelizador. No es simplemente el director de un organismo de la Iglesia. Y esto es ya todo un mensaje. Y esto ya es una reforma.
¿Y cómo afecta a la Vida Religiosa? La reforma del papa Francisco es todo un espíritu que enfatiza elementos esenciales de la consagración, como es la misión, porque toda esta constitución apostólica es misionera, y se habla también de la comunión, otro de los principios básicos de la vida consagrada. Y, lógicamente, para servir, porque la Curia no es simplemente gobierno, sino fundamentalmente servicio al Pueblo de Dios.
¿Tiene miedo a que esta reforma pueda quedarse en papel mojado, de que se quede en un mero articulado de normas, por muy sinodalmente que hayan sido trabajadas por el Consejo de Cardenales durante nueve años?
Ese es un riesgo que no podemos permitir, porque el paso siguiente para nuestras reuniones es ver cómo hacemos para la aplicación de toda la reforma. Porque Praedicate Evangelium no es algo meramente jurídico, es la vida nueva de la Iglesia que se necesita. La Curia ya no es simplemente un elemento intermedio entre el Papa y las conferencias episcopales, sino que es algo que está al servicio del Papa, pero también de las conferencias episcopales, y este es un aspecto muy importante de la reforma. Toda la Iglesia existe para servir, y esto será un paso muy grande para potenciar el servicio.
Hay dentro de esta constitución una reflexión que se refiere a la subsidiariedad y cómo las conferencias episcopales asumen más su papel de subsidiariedad dentro del mismo gobierno de la Iglesia. Hay elementos que no necesariamente tengan que acudir al Vaticano para tener una respuesta. También las iglesias particulares tienen ese ámbito para poder hacerlo y está potenciado por el servicio.
Desde el mismo inicio de su pontificado, el papa Francisco ha animado e insistido en dos aspectos fundamentales: la conversión personal y la conversión pastoral. ¿Esta reforma es una invitación también a la conversión curial?
Sin duda alguna. La conversión nos toca a todos y si no, hemos perdido las cuaresmas, porque la cuaresma es una llamada a la conversión de todos. Y esto lo hemos visto durante los trabajos del Consejo de Cardenales para abordar esta reforma. Mire, existían varios dicasterios distintos y de repente el Papa dice, ‘venga, vamos a hacer un único dicasterio', y de ahí sale el del Servicio Humano Integral… Claro, no siempre es fácil tener que dejar toda una estructura, una mentalidad, pero eso significa la conversión, y esa conversión va caminando.
Muchos nos decían que les íbamos a quitar protagonismo con esta reforma, pero es que no estamos para protagonizar ninguna cosa. El único protagonista es el Señor Jesús.
Dado que usted ha ayudado a escribir la partitura de esta reforma del papa Francisco, ¿qué notas destacaría de toda ella?
Servir e integrar. No es la Curia un organismo que está por ahí en medio de las nubes; es parte de la Iglesia, es parte de un servicio. Estar en la Curia no es gobernar ni mandar, es servir y servir con amor.
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