¿Por “todos” o por “muchos”?
Se ha alegado una traducción literal del latín tradicional “pro multis”, pero detrás del latín está el griego “pollois”, y detrás del griego está el hebreo “rabbim”, que no es limitativo sino indefinido y significa multitud, número infinito, como en el Siervo de Yahvé de Is 53,13.
Puestos a revisar versiones tradicionales con afán de literalidad, con el mismo criterio habría que cambiar también la última petición del padrenuestro según Mateo. El “libera nos a malo” latino se ha traducido siempre, en la liturgia, el catecismo y la piedad, por “líbranos del mal”, cuando literalmente deberíamos decir “líbranos del malo”, es decir, del demonio.
En el original griego de Mateo 6,13, leemos “ponerou”, traducido al latín por “malo”, pero no es ablativo del neutro “malum”, “el mal”, sino del masculino “malus”, “el malo”, “el maligno”. En Mateo es una explicitación de la petición anterior: “no nos dejes caer en la tentación, antes líbranos del tentador”, “del maligno”.
En el fondo de esta aparente fidelidad al texto original hay que ver una resistencia a la reforma litúrgica conciliar, de la que se han dado ya repetidas muestras.