El Valle de los Caídos
Los que conocen mis publicaciones pueden suponer que no simpatizo con la idea inicial de aquella fundación (que por lo demás creo que ha evolucionado mucho) y la revista de los amigos del Valle me ha atizado repetidamente duros comentarios. Aclaro, además, que mi monasterio, Montserrat, no tiene ningún vínculo canónico con el de Cuelgamuros o del Valle, pues ellos pertenecen a la Congregación benedictina de Solesmes y nosotros a la de Subiaco; sólo nos une el vínculo espiritual de profesar la Regla de san Benito.
Estoy preparando la edición comentada de una correspondencia que encontré en el Archivo de la Embajada de España ante el Vaticano, casi toda del 1928, al final de la Dictadura, cruzada entre el general Miguel Primo de Rivera, el capitán general de Cataluña Emilio Barrera (que entonces tenía atribuciones casi de virrey) y el embajador ante la Santa Sede marqués de Magaz.
El argumento de esta correspondencia es que ya que el gobierno apoya a la Iglesia en todos los sentidos, tiene derecho a que la Santa Sede colabore en su política de represión del catalanismo, por ejemplo alejando al cardenal Vidal y Barraquer.
Ha surgido el caso de unas elecciones entre los escolapios de Cataluña, y el general Barrera se hace eco de los que acusan a algunos superiores de separatismo. Magaz, en este asunto y también más tarde durante la guerra civil, afirma repetidamente que el Vaticano no les hace caso porque España es demasiado católica, y en cambio es muy condescendiente con países más distantes o enemigos, por lo que recomienda dar algunos “arañazos”.
En el caso de los escolapios, propone que Barrera cierre su gran colegio internado de Sarriá (Barcelona), cuyo rector no se muestra dócil con las autoridades, y sugiere que lo haga alegando razones de higiene; por ejemplo, que ha habido algún caso de gripe.
Temo que están aplicando a los monjes del Valle de los Caídos el método Magaz.