Hermano dominico peruano, pionero de la teología de la liberación.
Testigo de la esperanza de Jesús, el profeta mártir, y de todos los pobres.
“Lo que hemos llamado la irrupción del pobre en América Latina, que marcó el inicio de la teología de la liberación, se hace hoy día más urgente y masiva; incluso en los casos en que busca ocultarla o reprimirla. Ello no ha hecho sino confirmar que esa entrada del pobre al centro de la escena en la sociedad e Iglesia latinoamericanas ha abierto nuevos surcos para la vida y la reflexión cristianas.
Surcos a veces regados con la sangre de esos testigos (mártires) del amor preferente de Dios por los pobres que hoy marca indeleble y fecundante la vida de la Iglesia del subcontinente. Ese martirio sella el seguimiento de Jesús y la consiguiente reflexión teológica que se abren paso en este continente. Tierra de muerte temprana e injusta, pero también de afirmación cada vez más fuerte del derecho a la vida y de la alegría pascual”.
Pascua de Resurrección, 1983
(Texto extraído de la Introducción de su obra Beber en su propio pozo. En el itinerario espiritual de un pueblo, primera edición en Ed. CEP, Lima 1983)