Francisco invita a prepara la Navidad "meditando un poco en silencio delante del pesebre" "La Navidad puede quitar de nuestros corazones y mentes el pesimismo, que hoy se ha difundido por la pandemia"
"Ese Niño humilde y pobre, escondido e indefenso, es Dios mismo, hecho hombre por nosotros"
"Dios no nos ha mirado desde arriba, no ha pasado de largo, no ha sentido asco por nuestra miseria, no se ha revestido con un cuerpo aparente, sino que ha asumido plenamente nuestra naturaleza y nuestra condición humana"
"La Navidad es la fiesta del Amor encarnado y nacido por nosotros en Jesucristo. Él es la luz de los hombres que resplandece en las tinieblas, que da sentido a la existencia humana y a la historia entera"
"Es importante que no se reduzca a fiesta solamente sentimental o consumista, rica de regalos y de felicitaciones pero pobre de fe cristiana"
"La Navidad es la fiesta del Amor encarnado y nacido por nosotros en Jesucristo. Él es la luz de los hombres que resplandece en las tinieblas, que da sentido a la existencia humana y a la historia entera"
"Es importante que no se reduzca a fiesta solamente sentimental o consumista, rica de regalos y de felicitaciones pero pobre de fe cristiana"
"Si la pandemia nos ha obligado a estar más distantes, Jesús, en el pesebre, nos muestra el camino de la ternura para estar cerca, para ser humanos. Sigamos este camino. ¡Feliz Navidad!". Francisco presidió la última audiencia general de los miércoles antes de la Navidad. Una extraña Navidad, que vivirá casi confinado a causa del coronavirus, pero en la que animó a vivir "la ternura y las caricias humanas, ante tanta tristeza".
"La Navidad puede quitar de nuestros corazones y mentes el pesimismo, que hoy se ha difundido por la pandemia", explicó Bergoglio, quien hizo un símil con los pastores de Belén, que siguieron el camino del pesebre, en esta fiesta que "se ha convertido en una fiesta universal", en la que mucho "no perciben la fascinación de esta festividad".
Un fuego perenne
"El cristiano, sin embargo, sabe que la Navidad es un evento decisivo, un fuego perenne que Dios ha encendido en el mundo, y no puede ser confundido con las cosas efímeras", subrayó. Por ello, añadió, "es importante que no se reduzca a fiesta solamente sentimental o consumista, rica de regalos y de felicitaciones pero pobre de fe cristiana".
"Es necesario frenar una cierta mentalidad mundana, incapaz de captar el núcleo incandescente de nuestra fe", reclamó, al tiempo que invitó a reflexionar "sobre la dramaticidad de la historia, en la cual los hombres, heridos por el pecado, van incesantemente a la búsqueda de verdad, de misericordia, de redención; y, por otro lado, sobre la bondad de Dios, que ha venido a nuestro encuentro para comunicarnos la Verdad que salva y hacernos partícipes de su amistad y de su vida".
Porque la Navidad, como la fe, "es un don de pura gracia, sin mérito nuestro", que "recibimos a través de la sencillez y la humanidad de la Navidad, y puede quitar de nuestros corazones y de nuestras mentes el pesimismo, que hoy se ha difundido por la pandemia".
No dejarnos abrumar por las derrotas
"Podemos superar ese sentido de pérdida inquietante, no dejarnos abrumar por las derrotas y los fracasos, en la conciencia redescubierta de que ese Niño humilde y pobre, escondido e indefenso, es Dios mismo, hecho hombre por nosotros", recalcó Bergoglio. Una realidad válida hoy y siempre. "Ha nacido Jesús dos mil años atrás, tiene que ver con todos".
"Dios no nos ha mirado desde arriba, no ha pasado de largo, no ha sentido asco por nuestra miseria, no se ha revestido con un cuerpo aparente, sino que ha asumido plenamente nuestra naturaleza y nuestra condición humana. No ha dejado nada fuera, excepto el pecado", insistió. "Él ha tomado todo lo que somos, así como somos. Esto es esencial para comprender la fe cristiana".
Para nosotros los cristianos es el acontecimiento decisivo, que no puede ser confundido con lo que es banal y efímero. No se trata de una fiesta sentimental, consumista, llena de regalos, pero vacía de fe
Es más: "¡La “debilidad” de Jesús es una “enseñanza”! Porque nos revela el amor de Dios. La Navidad es la fiesta del Amor encarnado y nacido por nosotros en Jesucristo. Él es la luz de los hombres que resplandece en las tinieblas, que da sentido a la existencia humana y a la historia entera".
Junto a estas reflexiones, el Papa ofreció otra opción, como un pequeño secreto, para prepararse a la Navidad, "al alcance de todos: meditar un poco en silencio delante del pesebre".
Saludo en castellano
Queridos hermanos y hermanas:
Con la celebración de la Navidad a las puertas, quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones que ayuden a vivir mejor el nacimiento del Señor. Como los pastores, obedientes al anuncio del ángel, vayamos espiritualmente también nosotros a Belén, donde en la pobreza de una gruta, María dio a luz al Salvador del mundo.
La Navidad es, hoy en día, una fiesta universal; aun los que no tienen fe perciben su encanto. Para nosotros los cristianos es el acontecimiento decisivo, que no puede ser confundido con lo que es banal y efímero. No se trata de una fiesta sentimental, consumista, llena de regalos, pero vacía de fe. Es necesario que dejemos de lado una mentalidad mundana, incapaz de entender que la verdad fundamental de nuestra fe es el misterio de Dios que se hizo hombre, en todo igual a nosotros, menos en el pecado.
Esta fiesta nos invita a contemplar, por una parte, el drama del mundo, en el que el hombre herido por el pecado busca misericordia y salvación, y por otra, la bondad de Dios que vino a su encuentro, para hacerlo participar de su amistad y de su vida. En este tiempo de sufrimiento y de incerteza a causa de la pandemia, la presencia de Dios en el niño recién nacido en Belén, indefenso, humilde y pobre, nos libra del sentido de fracaso, de impotencia y de pesimismo que llevamos dentro, y nos descubre el verdadero significado de la existencia humana y de la historia, porque Jesús se revela como luz que disipa las tinieblas y nos abre el horizonte de la alegría y de la esperanza.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Que esta Navidad contemplemos con corazón de niños, en silencio orante, el signo hermoso del pesebre, y que el Señor nos conceda acoger con corazón puro y extasiado el modo maravilloso que Dios escogió para venir al mundo. La Virgen y San José nos alcancen del Niño Jesús la gracia de que renazca en nuestro corazón la ternura, para abrazar con amor a todos, como verdaderos hermanos y hermanas. Feliz Navidad para todos.
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