A Europa: "Abramos la puerta de nuestro corazón a los prófugos" El Papa, a los refugiados llegados de Chipre: "Nos ocuparemos de ellos, como Iglesia, en los próximos meses"
"Durante mi viaje a Chipre y Grecia – dijo el Santo Padre – pude tocar con mis propias manos, una vez más, la humanidad herida de los prófugos y de los migrantes. También he visto cómo sólo unos pocos países europeos están soportando la mayor parte de las consecuencias del fenómeno migratorio en la zona del Mediterráneo, cuando en realidad se trata de una responsabilidad compartida, de la que ningún país puede eximirse"
"Francisco saludó, al término de la audiencia, a la pequeña que encontró en Lesbos, junto a su familia, venidos a Roma a curarse gracias a la intervención del Papa y al esfuerzo de la Comunidad de Sant'Egidio"
El Papa Francisco reiteró la necesidad de un compromiso concreto y general para afrontar el fenómeno migratorio, especialmente en la zona del Mar Mediterráneo, que ha vuelto a ser testigo de una nueva tragedia en medio del silencio general. En una semana, más de 160 prófugos se ahogaron en el tramo de mar entre Libia y la isla italiana de Lampedusa.
En la audiencia general de esta mañana el Pontífice hizo un nuevo y sentido llamamiento a toda la comunidad internacional. Al término de la misma, tal y como apuntó Matteo Bruni, Francisco saludó a la pequeña que encontró en Lesbos, junto a su familia, venidos a Roma a curarse gracias a la intervención del Papa y al esfuerzo de la Comunidad de Sant'Egidio.
La acogida como responsabilidad compartida
Durante mi viaje a Chipre y Grecia – dijo el Santo Padre – pude tocar con mis propias manos, una vez más, la humanidad herida de los prófugos y de los migrantes. También he visto cómo sólo unos pocos países europeos están soportando la mayor parte de las consecuencias del fenómeno migratorio en la zona del Mediterráneo, cuando en realidad se trata de una responsabilidad compartida, de la que ningún país puede eximirse".
El Papa recordó entonces cómo, "gracias a la generosa apertura de las autoridades italianas", pudo traer a Roma a un grupo de personas que conoció durante su último viaje. "Hoy algunos de ellos están aquí entre nosotros. ¡Bienvenidos!”.
"Nos ocuparemos de ellos, como Iglesia, en los próximos meses". Es “una pequeña señal", subrayó, "que espero que sirva de estímulo para otros países europeos, para que permitan a su Iglesia local hacerse cargo de otros hermanos y hermanas que necesitan urgentemente ser reubicados".
Abrir una puerta a los migrantes
Otra necesidad destacada por el Papa Francisco fue, tras la acogida, la de la integración de los migrantes.
“Hay muchas Iglesias locales, congregaciones religiosas y organizaciones católicas que están dispuestas a acogerlos y acompañarlos hacia una integración fructífera. ¡Sólo tienen que abrir una puerta!”
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