En 2025, .S.A.L.M.O.S. sale en misión para anunciar la vía mística El místico, impulsado por el Espíritu, va del templo interior hacia otros templos humanos

"El anciano Simeón, iba al templo; el anciano Simeón se unía a las prácticas de su Pueblo; el anciano Simeón conocía los padecimientos de su Pueblo"
"Nosotros estamos haciendo este camino; un camino que es el camino propio de la vía Mística; pero no podemos caer en la trampa de creer que basta con sentarnos y cruzarnos de brazos"
Esta semana iniciamos una misión de presencia, para compartir la paz de la contemplación en la cárcel nacional del Buen Pastor, en Bogotá
Esta semana iniciamos una misión de presencia, para compartir la paz de la contemplación en la cárcel nacional del Buen Pastor, en Bogotá
Impulsado por el Espíritu fue al templo. Eso es lo que hizo el anciano Simeón; un hombre al que se le había prometido que vería la Luz del Mesías antes de morir. Quien hace el camino interior es porque, sin lugar a dudas, movido por el Espíritu, ha sido llamado a ir al templo. El soplo del Espíritu nos conduce a la interioridad del templo.

La entrega en este camino lleva consigo una promesa. La promesa de ver la Luz divina; es la iluminación que procede del Espíritu; es la iluminación a la que estamos llamados todos. La promesa al anciano Simeón, de todos modos, implicó tiempo y dedicación. El anciano Simeón era un hombre sabio que mantuvo su camino de escucha atenta al Espíritu. Es posible que en muchos momentos haya sido tentado a desistir, dado que, nada que se cumplía la promesa; y pasaban los años ¡y nada que se cumplía la promesa! Una y otra vez, a la espera de que la promesa se cumpliera.
Quien hace este camino debe saber esperar. Pero hay formas de esperar. Una de las formas es simplemente quedarse sin hacer nada; como esperando a que pase el tiempo, pensando que algo llegará. Existe otra manera, y es, moverse en la tarea de buscar hacer posible que aquello que se espera, se realice. Buscar hacer posible que aquello que yo espero se realice. No se trata, entonces, simplemente, de cruzar los brazos y esperar que algo por sí mismo ocurra; se trata más bien de esperar participando en la realización de aquello que espero.
El anciano Simeón, iba al templo; el anciano Simeón se unía a las prácticas de su Pueblo; el anciano Simeón conocía los padecimientos de su Pueblo. Y por eso, después de muchos años de mucho trabajo, de mucho compartir en la misma búsqueda con otros, -como con la anciana Ana-, en esa misma búsqueda, se cumple en él la promesa.
Nosotros estamos haciendo este camino; un camino que es el camino propio de la vía Mística; pero no podemos caer en la trampa de creer que basta con sentarnos y cruzarnos de brazos. Es necesario que, anclado el corazón en la profundidad de nuestro templo, en la sentada contemplativa, en ese silencio sagrado, al que somos llamados, -y por eso somos consagrados-; yo me consagre cada vez que haga mi práctica. Eso es un acto sagrado, en sí mismo; me estoy consagrando en mi práctica.

Pero descubro también que el impulso del Espíritu me lleva a otros, para que la luz que vio Simeón, la Luz para iluminar a las naciones, se haga posible en otras personas. Es por eso que S.A.L.M.O.S., en este año, se lanza a la misión. Vamos a ir a compartir la Luz; vamos a ir a compartir la paz; vamos a ir a compartir las huellas del Espíritu en nosotros; lo haremos en espacios en donde consideramos se necesitan.
Esta semana iniciamos una misión de presencia, para compartir la paz de la contemplación en la cárcel nacional del Buen Pastor, en Bogotá. Ya hay un grupo de personas que se han comprometido para ir a compartir en la cárcel. ¿Cómo será? No lo sabemos. El Espíritu lo dirá. Pero allí estaremos. Por lo pronto un pequeño grupo, una vez a la semana. También en próximos días comenzaremos a visitar algunos espacios de dolor y angustia, como son las clínicas y los hospitales. Encontraremos a las personas que están allí, precisamente en las salas de espera, sentados, con los brazos cruzados, esperando a que pase algo con su ser querido, porque está en una operación o en una atención médica. La misión consistirá en hacerlos partícipes de aquello de saber esperar, haciendo una práctica, y uniéndose espiritualmente a su ser querido.
Lo mismo, continuaremos con la misión que estamos realizando desde hace más de dos años en un ambiente educativo, en un colegio donde los niños, -desde preescolar hasta el grado 11- estarán recibiendo una ayuda para hacerse uno con la creación, Uno entre ellos y Uno con la Presencia divina que los habita. También continuaremos haciendo nuestra misión- en la medida de lo posible- en las parroquias, a través de los grupos que se puedan crear; donde se pueda hacer lo haremos el tiempo que se nos dé. Solo somos unos enviados por el soplo del Espíritu.
Pronto iniciará también una gran misión con una Escuela Itinerante de Oración. Ya sobre esto les diré con más detalles. Y necesitamos también hacer otra misión; una misión a través de la tecnología; diríamos: una misión tecnológica de .S.A.L.M.O.S.. Se trata de que, entre todos, sepamos difundir lo que aquí se enseña, no solo los videos, también los mensajes, los escritos. Pero primero nosotros, en cualquiera de esos campos de Misión, primero nosotros en la escucha el silencio, en la práctica contemplativa; porque yo no voy a transmitir ninguna idea. Yo aquí no transmito ideas; yo comparto de lo vivido por el Espíritu, por la Gracia que obra en mí, a través de mi práctica.

Entonces, movidos por el Espíritu vamos al templo, al propio templo, pero también, de allí, al templo de otros seres humanos, en esta consagración. En esta celebración de la Vida Consagrada, descubrimos que esta es nuestra consagración. Y entonces, nos uniremos en la práctica; pero también nos uniremos desde el silencio a aquellos que están en Misión. También colaboraremos, apoyaremos -incluso materialmente- a aquellos que dedicarán su tiempo para hacer esta misión; no solo desde el silencio, sino también en lo concreto. Es hora de dejarnos guiar por el Espíritu, para ir desde el templo interior hacia el templo de otras personas.