La teóloga laica, designada por el Papa, será la primera española que vote en un Sínodo Cristina Inogés: “La situación de la mujer en la Iglesia es absolutamente contraria al evangelio”
“El gran ‘pecado’ de Francisco es haber puesto el evangelio en el centro de la Iglesia”
“La Iglesia tiene que aprender a dejar de mirarse el ombligo”
“Hay muchos obispos dedicados a entorpecer el Sínodo de Francisco”
“Hay religiosos, religiosas, sacerdotes, obispos y cardenales que son LGTBIQ+ viviendo con miedo a que se sepa”
“Hay muchos obispos dedicados a entorpecer el Sínodo de Francisco”
“Hay religiosos, religiosas, sacerdotes, obispos y cardenales que son LGTBIQ+ viviendo con miedo a que se sepa”
A lo largo de este mes de octubre, el Vaticano acoge una cita histórica que puede poner las bases para cambiar significativamente la manera en la que se entiende (y percibe) a la Iglesia católica. El papa Francisco ha reunido allí, en un sínodo mundial en donde hasta ahora sólo tenían derecho a participar los obispos, a 365 personas. El 75%, obispos. Muchos, sin duda, pero la novedad del restante 25% es revolucionaria desde el punto de vista eclesial: Bergoglio ha abierto la puerta y dado derecho a voz y voto a los laicos, entre ellos, a 54 mujeres, la auténtica base de la institución eclesial, dado que son, según estimaciones, el 70% de sus miembros.
De este último grupo, Francisco ha elegido personalmente a cinco. Cristina Inogés, teóloga y laica, es una de ellas y se convertirá en la primera española en la historia de la Iglesia que podrá votar en un evento de estas características. “Siento una gran responsabilidad, no pienso en clave de distinción. Más bien pienso en esa genealogía de mujeres que nos han precedido y que intentaron que las mujeres fueran reconocidas en la Iglesia –a algunas les costó la vida– y cuya convicción y esfuerzo ha permitido que otras continuásemos creyendo que era posible. Y me ha tocado a mí”, señala en esta entrevista en El Confidencial, donde también advierte de las trabas que algunos tratan de poner a este Sínodo para hacerlo descarrillar, denuncia que algunas diócesis españolas ya han desmontado las incipientes estructuras sinodales puestas en marcha en la fase previa, reivindica "el lugar" que le corresponde a la mujer en la Iglesia por "la lógica bautismal" y asegura que “hay religiosos, religiosas, sacerdotes, obispos y cardenales que son LGTBIQ+ viviendo con miedo a que se sepa”, una realidad que, afirma, "habrá que analizarla también".
¿Por qué Francisco ha convocado una asamblea como esta que, además, se viene desarrollando desde la base desde 2021 y se prolongará, en su fase final, durante dos años consecutivos en Roma?
No la ha convocado Francisco porque haya querido. Forma parte del protocolo –entendido como orden– propio de un Sínodo. Lo que sí ha hecho es, por primera vez en la historia, abrirla a todo el pueblo de Dios, porque el bautismo nos iguala a todos en la Iglesia. Y el dar voz y voto a personas que no son obispos, incluidas las mujeres (¡a ver cuándo podemos dejar de especificar esto!), responde a eso, a la ‘lógica’ bautismal.
Por primera vez se ha dado voz a personas a las que nunca se ha escuchado, a personas a las que, como dije en la meditación de apertura, habíamos echado de la Iglesia o impedido su acceso a ella, y no las echábamos de menos.
Para todos, como Iglesia, es crucial escuchar a esas personas. Y, algo muy importante: Francisco no solo ha dado voz a quienes estaban en los márgenes e incluso la frontera de la Iglesia, sino que también ha dado voz en los procesos previos a personas de otras confesiones y religiones, personas no creyentes… En definitiva, se trata de vivir un proceso en el que aprendamos como Iglesia a dejar de mirarnos el ombligo y tener claro que somos camino, no meta.
"Que nadie se llame a engaño, hay religiosos, religiosas, sacerdotes, obispos, cardenales que son LGTBIQ+ y, muchos de ellos viviendo con miedo a que se conozca su condición sexo-afectiva"
¿Cuáles son los aspectos más destacados que debatirán este mes?
Destacaría ‘la comunión’ en el contexto de la interculturalidad, porque la unidad no se basa en la uniformidad, y la vivencia de esa comunión, no solo en la Iglesia, sino de vivirla como ‘común-unión’ en la sociedad civil en la búsqueda de soluciones a problemas comunes.
También resaltaría ‘la corresponsabilidad’ porque, siendo sinceros, muchas veces el laicado ha vivido esperando que todo se lo dieran hecho, y eso no puede ser. Y, por supuesto, la realidad de las mujeres en la Iglesia, porque no podemos seguir hablando del tema de la mujer, ya que no somos un tema ni un único modelo de mujer que viene marcado por diferencias culturales, económicas, sociales… Nuestra situación en la Iglesia es absolutamente contraria al evangelio. Somos sujetos de derechos y deberes bautismales lo mismo que los varones.
La realidad de las personas LGTBIQ+, porque muchas de ellas son tan católicas como cualquiera. Sin embargo, en este tema habrá que añadir la realidad LGTBIQ+ que ya está dentro de la Iglesia porque, que nadie se llame a engaño, hay religiosos, religiosas, sacerdotes, obispos, cardenales que son LGTBIQ+ y, muchos de ellos viviendo con miedo a que se conozca su condición sexo-afectiva. Hay que ayudarlas, porque no se puede vivir con miedo toda la vida.
Usted ha sido designada directamente por el Papa. ¿Cómo se siente por una distinción que la convierte en la primera mujer española que votará en un Sínodo?
No sé cómo ni en qué se ha fijado Francisco para designarme. Me costó creer que era cierto el nombramiento, porque sabía que los obispos españoles no pasarían mi nombre en la lista de sugerencias. Siento una gran responsabilidad, no pienso en clave de distinción y, menos en eso de ser la primera mujer española que podrávotar en un Sínodo. Pienso en esa genealogía de mujeres que nos han precedido y que intentaron que las mujeres fueran reconocidas en la Iglesia –a algunas les costó la vida– y cuya convicción y esfuerzo ha permitido que otras continuásemos creyendo que era posible. Y me ha tocado a mí.
Se han levantado muchas expectativas en torno a este Sínodo, donde se hablará del papel de la mujer dentro de la Iglesia, la acogida al colectivo LGTBI+, la ordenación de hombres casados, un mayor papel de los laicos en el gobierno de la Iglesia… ¿Se pueden decepcionar tantas expectativas?
Para seguir leyendo la entrevista, pinche aquí.
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