El vicepresidente Iglesias, en cambio, cita al Papa Francisco en la tribuna del Congreso El 'católico' Abascal vuelve a criticar al "ciudadano Bergoglio" por su apoyo a la renta básica universal
Iglesias asegura que Francisco "está diciendo cosas en la dirección contraria (a la de VOX), porque ustedes representan el odio, la hipocresía y la miseria moral, y estoy seguro de que España se quitará de encima la inmundicia que ustedes representan"
Abascal ya nombró así al Papa cuando éste defendió la acogida a los refugiados en su primera entrevista con Évole
El mundo al revés, ¿o quizá no? Mientras el líder de la ultraderecha española, el 'católico' Santiago Abascal, volvía a tildar al Papa de 'ciudadano Bergoglio' por su apoyo a la renta básica universal, Pablo Iglesias, el primer vicepresidente comunista de nuestra reciente historia democrática y ateo declarado, se apoyaba en Francisco para denunciar "la hipocresía y miseria moral" de Vox desde la tribuna del Congreso.
Al ser preguntado por la propuesta de Francisco de establecer un salario mínimo universal, planteada en una carta enviada el domingo de Resurrección a los movimientos y organizaciones populares, el presidente de Vox aseguró que es una opinión que no comparte, pero que "me parece tan respetable como la de cualquier otro ciudadano".
Con Sarah, contra el 'ciudadano'
No es la primera vez que Abascal denomina así a Bergoglio. Ya lo hizo en abril del año pasado, cuando el Papa defendió la acogida a los inmigrantes en su primera entrevista con Jordi Évole en La Sexta. El presidente de Vox prefirió, como en otras ocasiones, la opinión del cardenal Sarah, mucho más afín a sus postulados y con el que se encontró poco después en el Vaticano, gracias a la mediación de los sectores ultracatólicos de nuestro país, con los que ahora trabaja estrechamente.
"A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César", ha respondido Abascal, que ha subrayado que los políticas tienen que hablar de medidas políticas y no deben opinar sobre la liturgia o la comunión. "Yo en eso no entro y, por lo tanto, las opiniones del ciudadano Bergoglio me parecen respetables, pero como las de cualquier otro ciudadano", ha zanjado.
"Parásitos y miserables"
En contraposición, Pablo Iglesias -por segunda vez en lo que va de semana- utilizó el pensamiento de Jorge Bergoglio para defender su propuesta de renta básica. Hace unos días, respondía a quienes le preguntaban por la negativa del portavoz de la CEE a una renta básica de carácter permanente, y este mediodía, en el pleno del Congreso, protagonizaba un rifirrafe con la diputada de Vox María de la Cabeza Ruiz Solás, a la que ha acusado de "parásitos" y "miserables" por utilizar la muerte de las personas mayores en residencias durante la COVID-19 para hacer política.
"Ustedes tiene muy pocos escrúpulos y tratan de disfrazar su discurso de valores religiosos", ha subrayado el vicepresidente del Gobierno, quien ha reconocido que, pese a no ser creyente, le gusta la opinión del papa Francisco: "Está diciendo cosas en la dirección contraria, porque ustedes representan el odio, la hipocresía y la miseria moral, y estoy seguro de que España se quitará de encima la inmundicia que ustedes representan".
Limitar los velatorios, contra la ley de libertad religiosa
Por otro lado, la formación de ultraderecha ha pedido al Tribunal Constitucional (TC) que anule la decisión del Gobierno de limitar los velatorios y ceremonias fúnebres por considerar que suponen una suspensión "en toda regla" de la libertad religiosa y que incurren en una "inconstitucionalidad", informa Efe.
Según señala la formación de Santiago Abascal en el recurso presentado ante el TC contra el decreto que declara del estado de alarma, se ha vulnerado el derecho fundamental a la libertad religiosa al ser el culto religioso fúnebre "una de las manifestaciones externas esenciales de toda religión desde tiempo inmemorial".
Vox subraya que "la posibilidad de despedir a los seres queridos a través del rito de la religión que integre el núcleo de las creencias más íntimas de la persona constituye no sólo un derecho fundamental, sino una de las más elementales manifestaciones de la dignidad humana".
En su opinión, "la suspensión de este derecho y manifestación de la dignidad durante el estado de alarma tiene una gravedad difícilmente soslayable", que agrava "innecesariamente el sufrimiento de quienes han perdido a sus seres queridos".