"Es de justicia ensalzar a aquellos con los que compartimos nuestro ministerio" Diáconos: ¡Qué inmenso regalo es el sacerdorcio ministerial!

Vocaciones
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"¿Por qué deben ser los diáconos promotores del sacerdocio ministerial? Pues, por justicia…"

"Pero al ahondar en otras cuestiones más sensibles nos encontrarnos que puede ocurrir que al ensalzar la vocación diaconal, parezca excluyente hacia otras vocaciones, y sea tildada de una postura corporativista"

"Los datos nos muestran que el diaconado no florece en aquellas diócesis en las que obispos y consejos episcopales creen que el aumento del número de diáconos conlleva a un detrimento del ministerio sacerdotal"

"Pero la realidad es que ocurre todo lo contrario, ya que en aquellas diócesis donde hay muchos diáconos, no disminuye el número de las vocaciones a presbíteros, sino que aumentan"

Aunque todos los bautizados somos sacerdotes y participamos del sacerdocio común de bautizados, tal vez llame la atención que en este blog de temas diaconales se haga una exaltación de los presbíteros, aquellos que engrosan amplísimamente el clero de nuestra Iglesia, y es que es de justicia ensalzar como se hace en el título de este artículo, a aquellos con los que compartimos nuestro ministerio y con los que colaboramos en estos quehaceres ministeriales por el Reino de Dios.

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¿Por qué deben ser los diáconos promotores del sacerdocio ministerial? Pues, por justicia, por múltiples razones, porque es de bien nacidos valorar a aquellos que siguen la llamada del Señor y entregan su vida con un corazón indiviso, nos traen a Jesús Eucaristía y por medio de ellos se nos perdonan los pecados, y en especial por compartir tantas misiones apostólicas y caritativas. Pero al ahondar en otras cuestiones más sensibles nos encontrarnos que puede ocurrir que al ensalzar la vocación diaconal, parezca excluyente hacia otras vocaciones, y sea tildada de una postura corporativista. Nada más alejado de la realidad.

Diácono Gabriel Falcão y Padre Rômulo Castro
Diácono Gabriel Falcão y Padre Rômulo Castro

Los datos nos muestran que el diaconado no florece en aquellas diócesis en las que los obispos y consejos episcopales creenque el aumento del número de diáconos conlleva a un detrimento del ministerio sacerdotal, que si aumenta mucho el número de diáconos, y con ello, la calidad de estos ministros, va unido a una disminución de las vocaciones al sacerdocio bajo la lógica de que «si estos ministros son muchos y lo hacen bien y están felices en su ministerio, ¿pòr que preocuparse del escaso número de presbíteros?».

Pero la realidad es que ocurre todo lo contrario, ya que en aquellas diócesis donde hay muchos diáconos, no disminuye el número de las vocaciones a presbíteros, sino que aumentan. Estas iglesias particulares donde hay un elevado número de diáconos son las más vivas, incluso en las vocaciones al sacerdocio y no es raro que cuenten con seminarios bien nutridos, y que en ellos buena parte de los seminaristas sean hijos de diáconos, lo que asegura que se cuide y promueva el diaconado, para que sean muchas las familias, las iglesias domésticas, donde surjan numerosas vocaciones sacerdotales, familias que sean un verdadero caladero y cantera vocacional. 

Padre con su hijo sacerdote
Padre con su hijo sacerdote

Es injusto y muy triste, que si un diácono ama su ministerio, promueve la vocación a diácono, sensibiliza del escaso número que existe y pide que se apoye y cuide a los aspirantes que acuden, sea tachado de reivindicacionista y corporativista, que “barre para casa”, como si uno por amar el diaconado, le convirtiese en un enemigo del presbiterado. Debería quedar clarísimo que ese amor al diaconado es por un amor sincero a la Iglesia y por supuesto también al sacerdocio ministerial.

Una realidad es que los mayores admiradores del diaconado se encuentran en los párrocos y vicarios parroquialesque tienen en sus parroquias algún diácono, porque sobran las palabras y cuenta la entrega de vida. Y esa es la más eficaz pastoral vocacional al diaconado que existe, la del día a día en el ministerio, pero como la realidad es que se cuenta con un número de diáconos tan limitado, no así como la pastoral vocacional al sacerdocio, hay que buscar otros cauces para animar a esta preciosa vocación. Para ello los obispos deben promover jornadas específicas sobre el diaconado que lleguen a toda la diócesis, con iniciativas como “El día del diácono” o las “Jornadas vocacionales diaconales”. 

Cristo Sacerdote, y también Cristo Siervo. Para que los obispos y sacerdotes, amen y promuevan. el diaconado, los diáconos deben amar y promover el presbiterado y resaltar ese verdadero regalo que es para la Iglesia el sacerdocio ministerial.

DIaconado y presbiterado
DIaconado y presbiterado

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