Bautizarse políticamente para hacer un mundo mejor
| Faustino Vilabrile
Nota.-Celebramos hoy la fiesta del Bautismo de Jesús. Seguramente el título de este Comentario nos suene un poco extraño. Al final de su lectura, estará más claro.
Bautizarse es decidirse por Jesucristo para seguirlo. Seguirlo, ¿para qué?
Para hacer en este mundo lo mismo que El hizo. ¿Qué hizo Jesús?
El mismo nos lo cuenta cuando en el Evangelio de Mateo, 4,14, cuando después de bautizarse, dice: “El Espíritu del Señor está sobre mi, porque El me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista, para dar libertad a los oprimidos”.
En tiempos de Jesús, la gran mayoría de la población eran gente muy pobre, esclava, sin derechos, enferma y oprimida. Con esta gente se comprometió Jesús a partir de su bautismo, para luchar contra todo lo que daña y hace sufrir al ser humano, la injusticia, la opresión, la esclavitud, la miseria, la emigración forzosa, los desplazamientos, el abuso de poder, la desigualdad, la explotación del hombre por el hombre, la violencia de género, los engaños, las falsedades, la violencia militar, las guerras, el hambre, la ambición, la idolatría del dinero y del poder, la corrupción política y social de alta y baja intensidad, el abuso de la naturaleza…
Bautizarse, o sea, decidirse por Jesucristo, significa optar por todo lo que El optó en su vida, desde la opción por la justicia, la fraternidad, el amor a todos y a todo, la solidaridad, la libertad, la igualdad, la dignidad de toda criatura, la vida, la esperanza…; y el rechazo de los ricos y sus riquezas, el rechazo de los poderosos y su poder, tanto político como religioso.
La Iglesia hoy, necesita bautizarse como Jesucristo para dar un giro radical y total a su vida para desprenderse de riquezas, de poder, de influencias, de privilegios, y optar por la justicia, la solidaridad, la igualdad, la fraternidad universal, con preferencia por los más empobrecidos.
Y la Iglesia de España en concreto: devolver las inmatriculaciones, renunciar a privilegios como la exención del pago del IBI y las recaudaciones millonarias a través de la X a su favor en el IRPF; alejarse de toda ostentación, huir de toda corrupción moral como el horror de la pederastia, (que algún obispo intenta como disculpar diciendo que fuera de la Iglesia aun hay más), gastando muchos millones en indemnizar a los abusados, en vez dedicarlos a los empobrecidos en África, la India, Suramérica, Bangladés, etc., que se están muriendo de hambre, de sed, de frío, de enfermedades curables; encarcelados, emigrando forzados, muriendo en el desierto abrasados por el sol de día y de frío bajo cero de noche, o ahogados en el Mediterráneo o navegando hacia Canarias: 10.457 muertos en 2024 y los que no se sabe, caminando, a veces descalzos, por el desierto de Arizona, incluso bebiendo la propia orina para no deshidratarse. En la frontera entre Estados Unidos y México, el desierto de Arizona se ha convertido en uno de los escenarios más peligrosos para los migrantes que intentan cruzar sin ser detectados. Cada año, cientos de personas se pierden en este inhóspito terreno: conocí a un guatemalteco que tenía una pantorrilla perforada, porque huyendo de noche de la policía, cayó sobre un enorme cactus que se la perforó.
Es totalmente inaceptable que la Iglesia Oficial tenga guardados muchos millones en vez de dedicarlos a la causa de los empobrecidos del mundo. No hacen caso ninguno a Jesús que dice: “anda, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y tu ven y sígueme”. La Iglesia oficial se alejó de tal manera del Evangelio, que su credibilidad está por los suelos en todo el mundo con gravísimo daño para la causa del Mensaje Liberador de Jesucristo, por tanto para el bien de la humanidad. Sin un compromiso liberador con los oprimidos, la Iglesia nunca será creíble. Por eso, los miembros más valorados de la Iglesia son aquellos que luchan por la causa de los empobrecidos sobre todo en el Tercer Mundo.
Bautismo de los cristianos y bautismo de los hombres: Ese mismo Bautismo lonecesitamos los cristianos, cada uno de nosotros, porque en este mundo de hoy hay una tarea inmensa que realizar, pues estamos plagados de problemas por todas partes: hambre de una gran parte de la humanidad, injusticias clamorosas, desigualdades exorbitantes y crecientes, emigrantes (llegaban a 281 millones en 2020) y desplazamientos forzados, campos de refugiados lamentables: Tenemos en el mundo unos 15 granes campos de refugiados, que albergan a más de 2.430,000 personas, procedentes principalmente de los países más empobrecidos de África y algunos de Asia Occidental. La vida en ellos alberga muchas limitaciones y sufrimientos.
En este mundo, aun sigue habiendo torturas entre personas, guerras, dictaduras, violación de los derechos humanos, violencia de género y vicaria, animales torturados y maltratados, incendios que matan millones de animales y plantas en la mayor selva tropical del mundo, la amazónica, (75.592 focos de incendios en septiembre de 2021 de donde nos llega el 20 % de del oxígeno que respiramos; en 2022 han ardido en la Unión Europea 786.049 hectáreas. Ahora mismo, en lo que va de 2025 ya se han registrado 387 incendios en los EE.UU. y 56.580 en 2024.
Sigue existiendo desigualdad y marginación de la mujer en muchas economías, culturas y religiones; niños secuestrados y adiestrados para matar o vendidos, engordados y desguazados para negociar con sus órganos, como en Benín y otros países de África y América; explotación, contaminación y adulteración de la tierra, el agua y las plantas; corrupción masiva e invasiva a nivel mundial… Gobernantes que parecen monstruos con ambición de dominarlo todo. En fin, que mirar para el mundo deprime al más optimista. Por eso: ¡Qué gran bautismo necesitamos los cristianos y los hombres de nuestro tiempo!
Todos tenemos que bautizarnos como Jesucristo, es decir, dar un cambio radical a nuestras vidas para pensar y luchar por la Humanidad, por toda la Naturaleza, por el futuro de todos y de todo. Esto hace que la proclamación del mensaje del Evangelio, con nuestros hechos y nuestras palabras sea más urgente que nunca y no hay nadie imprescindible en esta labor. Todos somos necesarios, porque necesario es su mensaje para todos los seres humanos y para toda la creación. Es un mensaje que por su contenido se hace creíble por si mismo para todo ser humano que valore la justicia, el amor, la igualdad, la fraternidad, la paz, la solidaridad, la vida, la dignidad de la persona humana y de la creación. Es un bautismo de compromiso de todos con el Ser Humano y la Creación, seamos creyentes, agnósticos, ateos, librepensadores…, porque todos somos absolutamente necesarios para garantizar y mejorar el futuro del Mundo, tanto desde nuestro compromiso personal como desde la presión que ejerzamos sobre los poderes económicos y políticos del mundo a fin de que haya verdadera voluntad y compromiso político en todos, desde la integridad más absoluta, para actuar siempre a favor de toda la Humanidad y toda la Creación. Es la dimensión política esencial al Mandamiento del Amor Fraterno que nos dejó Jesús.
Jesucristo no mandó bautizar para borrar el llamado pecado original, sino para hacer discípulos suyos que cumplan todo lo que El nos ha enseñado. Pensar que los niños ya nacen con un pecado heredado y toda la humanidad ha nacido empecatada desde siempre, eso es atribuir a Dios una monstruosidad. No hay tal pecado original. El mensaje cristiano, necesita ser reformulado y expresado desde la coherencia con Jesucristo y su mensaje para el bien de la Humanidad y la Creación.
Sabiendo algo lo que significa bautizarse, asumamos el compromiso de actuar en este mundo como lo hizo Jesús, ejerciendo nuestro bautismo en la lucha por un Mundo Mejor.